Si lo que buscas es una análisis pormenorizado de teorías acerca del final de "Perdidos" ("Lost", 2004-2010) pues probablemente este no sea la entrada más interesante para leer. La verdad es que no elucubro, no pretendo justificar y más bien ofrezco lo que he querido entender con esta serie y hacia donde se nos quiso llevar siempre desde un principio.
The End of Lost
La verdad, nunca me he planteado hablar de series, ni salvo esta ocasión creo que lo vuelva a hacer, pero han sido algunos los que me lo han pedido y, tras 5 largos años – por lo menos en mi caso -, el final de una de las series que he seguido con más entusiasmo ha llegado a su fin. Fue en verano del 2005 cuando gracias a TVE descubrí esta sorprendente creación de J.J. Abrams, Jeffrey Lieber y Damon Lindelof. En este tiempo, y tras ponerme al ritmo USA desde el inicio de la segunda temporada, he asistido con extrema dedicación y devoción a la evolución de la historia de un grupo de personas en una isla misteriosa donde los poderes místicos, las guerras tribales, las investigaciones científicas setenteras y los viajes en el tiempo, o a través de universos paralelos, se conjugaban perfectamente para ofrecernos una historia fantástica, llamativa y brutalmente embelesante. ¿Era eso lo que de verdad se pretendía?
Un millón de macguffins
Pues no, lo realmente bueno de Perdidos / Lost es el arte con el que Abrams, Lieber y Lindelof han vestido un serial de 6 temporadas donde lo que verdaderamente importaban eran los personajes, sus temores, las decisiones que tomaban, sus relaciones personales y la vitalidad con la que se enfrentaban a nuevos y extraños retos. La asimilación de su destino y misión, o los cambios a los que se vieron abocados, era lo realmente importante y sobre lo que todos deberían haber entendido que iba la serie. El resto de cosas que han acontecido a lo largo de 121 episodios son simple y llanamente la base de como conciben el cine sus creadores. Ya lo adelantó en su día J.J. Abrams en una notable charla titulada "Mistery Box" concedida al programa TED, y que recomiendo ojear una y otra vez. Abrams dejó claro ese día que su punto de partida para toda creación cinematográfica era el uso del macguffin, ese concepto narrativo ideado por el genio Alfred Hitchcock y que juega con que toda la narración debe girar entorno a un elemento que el espectador considerará importante pero que para el narrador no lo es en absoluto. Más aún, si bien el término implica la motivación de los personajes y de la narración de la historia que protagoniza, Abrams, Lieber y Lindelof han incitado al público a investigar, a montarse paranoias, a darle vueltas a ideas que, en realidad, carecen por completo de relevancia para el fin que se pretende. ¿A quién le importa el aspecto de Harry en Pero… ¿quién mató a Harry? (The Trouble with Harry, 1955) o cómo es y si está verdaderamente el cadáver en el baúl de La soga (Rope, 1948)? Pues a nadie. Lo más grotesco, por excesivo y sobrecargado – pero léase en sentido positivo -, es que Abrams, Lieber y Lindelof han parido un gran macguffin, o más bien una unión de miles de macguffins. ¿Y todas las preguntas que se dejan en el aire?
Personas y relación
¿Quién es Jacob?, ¿y el hombre de negro?, ¿y la madre de estos?, ¿para que está ahí la isla?, ¿qué es Dharma y como llegó a está?, ¿desde cuando están ahí los Otros?, ¿por qué rayos Widmore quiere regresar a cualquier precio?, ¿y el oso polar o el caballo?, ¿y la secuencia numérica que tanto nos ha gustado recitar?, ¿y los símbolos egipcios?, ¿y la casa de madera de Christian, el primer templo derruido, la gran estatua, el barco en el que llegó Richard o los poderes de regeneración de las aguas de la morada de los otros Otros?, ¿y los viajes en el tiempo? Pues todo esto no debía interesarte lo más mínimo. Sí para conjeturar, para imaginar, para sacar conclusiones personales y trabajadas, para discutir con los amigos o para alucinar un rato largo. Pero para nada más. Teorías hay decenas, centenas o incluso millares. Muerte, purgatorio, fantasía, destino. Estudios enrevesados, fabulosos en toda su amplitud y que te dejarán con la boca abierta como los que se trabaja con brutal esmero Pedro Jorge Romero son piezas clave para comprender un poco más de los infinitos secretos de la serie. Pero para mi esa no es la intención de Perdidos / Lost, el verdadero leitmotiv no son más que las personas, sus relaciones, sus importantísimos vínculos y el sorprendente destino de redención que les acaba alcanzando a todos ellos. ¿Qué nos queda de este gran grupo?
Personajes
No lo voy a negar, hacía tiempo que una serie no me emocionaba tanto. Será por el apego hacia los protagonistas, por el tono triste y melancólico de toda la serie o su conflictivo final. Será por llevar tanto tiempo al pie del cañón pendiente de si Jack tendrá el valor suficiente para tomar esa decisión, de si Sawyer acabaría mostrando que no todo es indiferencia y socarronería, de si Kate sería capaz de enfrentarse a sus miedos, de si Desmond seguiría marcando la mayor de las diferencias pese a ser presentado como un personaje secundario, de si Hugo valdría realmente su peso en oro o si Locke acabaría ocupando el puesto que siempre deseó. Pues con el cierre de Perdidos / Lost uno ya comienza a echar de menos a todos sus protagonistas y las tensas o emotivas situaciones que protagonizaron. La realidad es que algunos permanecen en nuevas series, otros darán el salto al cine y muchos desaparecerán tristemente, pero lo que está claro es que la intensidad que les han otorgado a sus papeles los guionistas será difícilmente alcanzable hagan lo que hagan. Todo actor debería tener en su carrera esa oportunidad de destacar. El reparto completo de esta serie ha tenido la ocasión, la ha sabido aprovechar y ha ofrecido lo mejor de si en ella. Porque, para más INRI, esta vez no ha ocurrido como con otras series donde todo se centra en dos, tres o cuatro personajes. No, Perdidos / Lost ha sido una obra coral, donde esos pocos minutos de cualquier personaje se tornaban en vitales para el destino de nuestros protagonistas finales. ¿De verdad se ha terminado la serie?
¿Y ahora qué?
Pues solo nos queda mirar hacia adelante, darnos cuenta que hemos visto una gran producción, de un nivel singular, y que tenemos la ventaja de poder volver al verla porque un segundo, o tercer, visionado nos hará entender cosas que al principio no comprendimos, teorizar complejos argumentos científicos o leer entre líneas para descubrir secretos ocultos. Perdidos / Lost ya es un mito, una obra de culto con cientos de miles de fans, por no decir millones, que será recordada y que podrá ser recuperada para entender mejor lo que se nos ha querido mostrar. La verdad, creo que no vale la pena romperse la cabeza y cabrearse porque no me ha mostrado eso o aquello. El final es el mejor que se le podía poner, de hecho no caben muhcas otras posibilidades que, sin dudarlo, resultarían más disparatadas. Ha sido perfecto, como debe ser un final, suficientemente clarificador y sobresaliente en su adiós.