noviembre 2021


Edgar Wrigth es diferente, su cine es especial, siempre imbuido por una fuerza particular, una donde transcienden infinitos rasgos de otros grandes cineastas pero una total y absoluta personalidad. Última noche en el Soho (Last Night in Soho) es el último viaje fílmico del director británico y en este thriller con tintes giallo, uno puede extender sus sensaciones esta vez hacia aspectos sociales oscuros y siniestros, donde la primera fila del sufrimiento más absoluto recae sobre la cosificada figura femenina.

Thomasin McKenzie obsesionada de principio a fin
Thomasin McKenzie obsesionada de principio a fin

Última noche en el Soho nos cuenta la historia de una joven aprendiz de modista llamada Eloise (genial Thomasin McKenzie), que en su primer curso de formación se ve oníricamente transportada al Londres de los años 60. Obsesionada con su madre fallecida, por la música de esa época, y con ciertas capacidades místicas, la joven se mimetiza en la rubia Sandy (diosa Anya Taylor-Joy), una joven que en esos años buscó triunfar en los clubs nocturnos del barrio londinense. El tema es que estos viajes de ensueño se tornan en cruel, nauseabunda y cruda realidad, tanto para Eloise como para Sandy. Wright se apoya en el estilismo visual del mejor giallo -colores saturados gracias a luces de neón que todo lo inundan (viva Nicolas Winding Refn), juegos y más juegos con espejos que muestran diferentes realidades (viva Dario Argento), y constantes engaños que seguramente serán interpretados como escusas para el despiste (viva Brian de Palma)-, con lo sobrenatural o lo casi zombiesco. Wright plaga el film de falsa finura. Tan pronto nos presenta a una Anya Taylor-Joy que enamora al más pintado y protagonista de un par de momentos de ensueño: primera esa interpretación del "Downtown" de Petula Clark / Tony Hatch; segundo ese baile a tres compartido con la moneda de dos caras encarnada por Matt Smith y la misma McKenzie, como nos tira a los pies de los desagradables acontecimientos que tienen lugar tras bambalinas en ese universo musical de estrellas recién nacidas.

Todos deberíamos vivir obsesionados por Anya Taylor-Joy
Todos deberíamos vivir obsesionados por Anya Taylor-Joy

Última noche en el Soho viene a modelar un poco más la filmografía de un cineasta sin par, que tras fraguar esa su Trilogía del Cornetto, nos ha ido visitando con ideas a las que ya estábamos habituados pero desde prismas innovadores y únicos… y donde lo musical predomina siempre pervirtiendo otros géneros para incrementarlos en calidad. El mejor cine comiquero con Scott Pilgrim contra el mundo (Scott Pilgrim vs. the World), el cine de atracos con Baby Driver, el documental puro y duro gracias a "The Sparks Brothers", y ahora este thriller de terror con tono sobrenatural que es esta Última noche en el Soho. Al final Edgar Wright lo que se dedica es a parir cine con una gran importancia musical, y donde la música es parte de su narrativa, pero enfatizando de forma contundente otros géneros a los que estamos muy habituados. En fin, sumemos a dos veteranos como Diana Rigg (fallecida en septiembre del año pasado) y Terence Stamp para dar cierre a esta opinión sobre una de las mejores películas del año, que no es poco.

Póster de Última noche en el Soho
Póster de Última noche en el Soho

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Todavía, y hasta el 21 de noviembre, uno puede ver en Filmin Tales of the Uncanny como parte de la serie de películas y documentales del Festival de Cine de Terror de Molins De Rei aka TerrorMolins. David Gregory, el director del también genial documental Lost Soul: El viaje maldito de Richard Stanley a la isla del Dr. Moreau (Lost Soul: The Doomed Journey of Richard Stanley’s Island of Dr. Moreau), se rodea de un buen puñado de rostros conocidos del mundillo del horror, ya sea realizadores, genios de los FX, críticos, y otros insignes nombres, para hacer un generoso recorrido por la historia del modelo cinematográfico del terror como antología. Desde sus orígenes en los albores del cine alemán con Historias tenebrosas (Unheimliche Geschichten), donde Conrad Veidt daba miedo de verdad, hasta el más cercanos de los ahora, donde productos como V/H/S siguen explotando a mayor gloria los relatos breves que dan canguelo.

Peter Cushing en una de sus apariciones más míticas... como muerto viviente en un relato de Condenados a ultratumba
Peter Cushing en una de sus apariciones más míticas… como muerto viviente en un relato de Condenados a ultratumba

Durante un poco más de hora y media gente como Roger Corman, Kevin Connor, Joe Dante, Luigi Cozzi, Mick Garris, Kevin Kölsch, Greg Nicotero, Eli Roth, Tom Savini, Gary Sherman, Richard Stanley, Peter Strickland, Jovanka Vuckovic, Brian Yuzna, David DeCoteau o el madrileño Adrián Garcia Bogliano, bucean en un buen puñado de películas que, quien más quien menos, habremos visto a lo largo de nuestras vidas. Desde las icónicas y míticas obras casi maestras del terror británico más autóctono pergeñadas en la productora Amicus fundada por Subotsky y Rosenberg, pasando por obras de culto del cine japonés como Kwaidan de Masaki Kobayashi, sin olvidar las franquicias que bebieron directo de los mejores cómics de la EC. El análisis profundiza en interesantes detalles como el valor más personal y de estilo ofrecido por directores como Francis, Ward Baker, Curtis, Bava o Corman, autores de principio a fin de aquellos films de relatos de terror, y de cómo el futuro ha acabado derivando en fichar a diversos directores para que cuenten sus historias para luego ser pegadas estas de la mejor forma posible.

Póster de Tales of the Uncanny
Póster de Tales of the Uncanny

En fin, viva el terror en formato antología. En Tales of the Uncanny el listado de películas recuperadas para el documental es una maravilla y nada mejor que rebuscar y darse uno cuenta que, si se quiere, se puede: Doctor Terror (Dr. Terror’s House of Horrors) de Freddie Francis, Historias de terror (Tales of Terror) de Rorger Corman, Las tres caras del miedo (I tre volti della paura) de Mario Bava, La mansión de los crímenes (The House That Dripped Blood) de Peter Duffel, Refugio macabro (Asylum) de Roy Ward Baker, Condenados a ultratumba (Tales from the Crypt) de Freddie Francis, Cuentos de ultratumba (From Beyond the Grave) de Kevin Connor, El club de los monstruos (The Monster Club) de Roy Ward Baker, Historias extraordinarias (Histoires extraordinaires) de Federico Fellini, Louis Malle y Roger Vadim, Creepshow de George A. Romero, Creepshow 2 de Michael Gornick, Al morir la noche (Dead of Night), Los ojos del gato (Cat’s Eye) de Lewis Teague , Gritos y susurros (From a Whisper to a Scream) de Jeff Burr, Los ojos del diablo (Due occhi diabolici) de George A. Romero y Dario Argento, V/H/S de Adam Wingard, Ti West, Radio Silence, etc., Southbound de Roxanne Benjamin, Matt Bettinelli-Olpin, David Bruckner, Tyler Gillett, etc., o The ABCs of Death. La pena, que otras muchas no estén a alcance directo como En los límites de la realidad (Twilight Zone: The Movie) de John Landis, Joe Dante, George Miller y Steven Spielberg, Trilogía del terror (Trilogy of Terror) de Dan Curtis, Necronomicon de Brian Yuzna o Truco o trato: Terror en Halloween (Trick ‘r Treat) de Michael Dougherty o El gato infernal (Tales from the Darkside: The Movie) de John Harrison.

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Injustamente ha llegado a Prime Video, que también es un menos mal, la adaptación del mítico relato artúrico "Sir Gawain y el Caballero Verde". Y digo injustamente porque el mundo del cine sigue en modo tristón, y lo que antes era obligado ver en cine, ahora no queda otra que ser disfrutado en casa. Sí, esta película debería haber sido estrenada en cines… en fin.

Dev Patel reivindicando que es un pedazo de actor
Dev Patel reivindicando que es un pedazo de actor

Cuando uno piensa en leyendas artúricas llevadas al cine no puede más que pensar en la vigorosidad caballeríl de John Boorman y su magistral Excalibur, la deliciosa fantasía de La espada y la piedra (The Sword in the Stone), o la tremebunda gloria sarcástica adornada con cocos, golondrinas y adivinanzas de Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores (Monty Python and the Holy Grail). Pero también uno debe fijarse en rocambolescas ensoñaciones de la talla de la románica El rey Arturo (King Arthur) de Antoine Fuqua, u otras ponzoñas nivel El primer caballero (First Knight) con Richard Gere. Todo vale. Sin embargo, llega ahora El caballero verde (The Green Knight), un sorprendente viaje por una de las adaptaciones artúricas más únicas, oníricas y virtuosas jamás imaginadas.

David Lowery (A Ghost Story o En un lugar sin ley) se cubre de gloria, y transforma o concibe todo aquello que en otro tiempo vimos de forma más lineal (espada y brujería, acción, comedia, fantasía infantil o drama de alcoba), en una mezcla de carácter episódico donde coinciden diversos estilos como la épica medieval, la picaresca, el terror fantasmal gótico o el erotismo (madre mía con Alicia Vikander). Dev Patel, primoroso protagonista, encarna a ese Gawain que, sin pensarlo, y sin valorarlo tampoco, afronta un reto donde chocan la arrogancia que ejemplifica su personaje, con el acto de honor a la postre trágico que supone la decisión tomada. Lowery, tras un imaginativo tránsito donde en modo titiritero asistimos a la representación del acto de nuestro héroe y su fatal destino, nos lleva entonces por varios capítulos que a modo de lienzo pintado darán forma al viaje de Gawain: desde el encuentro inicial con un pizpireto pícaro (Barry Keoghan), pasando por una historia digna del mejor horror fantasmagórico nipón (parece un relato más de El más allá – Kaidan con al pecosa Erin Kellyman), o el roce con un par de aristócratas que no por su parte no se rozan lo suficiente entre ellos (la Vikander vs. el entregado Joel Edgerton). Hilvanados al tránsito de la edad de la irresponsabilidad a la del darse cuenta que los juegos de niños han tocado a su fin, Lowery modela un relato entretenido y de cómico apego a la vida con momentos curiosos donde el tiempo, o su paso, juegan un papel fundamental. Magníficos ese par de what if que dan reflejo del destino de Gawain, al tiempo que retroceden para ver el camino tomando en realidad por nuestro protagonista.

¿Cuál de los caballeros plantarán cara al Caballero Verde? Pues el aventurado Gawain
¿Cuál de los caballeros plantarán cara al Caballero Verde? Pues el aventurado Gawain

A los ya mencionados Patel, Vikander, Edgerton o Keoghan, vale la pena mencionar el enfermizo y apagado aspecto de un Rey encarnando por Sean Harris, y su ojerosa y plagada de caries Reina, Kate Dickie. Papel también a disfrutar el de la manipuladora Sarita Choudhury, madre de Gawain y que no duda en jugar la baza de su hijo para medrar sea como fuere. En fin, El caballero verde hay que verla, con paciencia y dedicando el tiempo a esos mil matices que atesora durante su extenso metraje.

Precioso póster de El caballero verde
Precioso póster de El caballero verde

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