marzo 2025
Sáb 8 Mar 2025
Bienvenidos a un mes sobrecargado de cosas vistas, que está muy bien todo sea dicho. Hay espacio para el thriller, el terror cómico, el terror cultista, el cine de criaturas monstruosas, el mundillo del cómic, la serie B que roza la Z o las comedias muy negras. Destacan muchas, otras no tanto, y descubro 70 minutos para huir, cine pre-apocalíptico.
Cónclave (Conclave) de Edward Berger. Todos lo teníamos claro, pero bien vale recordar que la curia romana se las trae cosa fina. A modo thriller, puede que como la vida misma, en Cónclave se nos cuenta el camino de espinas, zancadillas, y dimes y diretes, que desde la Santa Sede se profesan los candidatos al gran premio… ser el nuevo Papa. Es Cónclave una de esas donde todos están conchabados contra todos, dispuestos a hacerse la puñeta y que si se pueden joder, se joden (me sacrifico yo si con eso tu caes). A modo film carcelario te lo pasas teta viendo cómo se pisan unos a otros hasta el totalmente inesperado giro final. Si bien la elección se huele a leguas, no pretenden ocultarla, el zasca a la iglesia es canela fina. Maravillosa la banda sonora de Volker Bertelmann.
Casa en Flames de Dani de la Orden. Casa en Flames es la quintaesencia del hijoputismo a todos los posibles niveles. Comedia negra de 10, donde todos los miembros de una familia, sin excepción, prefieren pensar con el ombligo y si te la pueden clavar, pues te la clavan. Desde el minuto uno ya te quedas anonadado con lo que cada uno se trae entre manos. Casa en Flames es una oda al desapego emocional y familiar, donde nadie importante más que el que lo piensa, y donde el engaño es la marca de la casa. Vaya guión de Eduard Sola, vaya interpretación de Emma Vilarasau, vaya todos en general. Ejemplo de cómo no debes ser con los tuyos.
Cartel de La acompañante
La acompañante (Companion) de Drew Hancock. Hancock no era nadie, hasta ahora. Director debutante y guionista de esta juguetona propuesta cómico-terrorífica que te deja con el culo torcido a golpe de liártela parda a cada minuto que pasa. Al frente de La Acompañante tenemos a Sophie Thatcher, no la ubicaba pero muy top tras esta, Heretic, Maxxxine y Prospect, y Jack Quaid, el de "The Boys". Con cierta estética artificiosa a la Barbie (bravo), el film te adentra en laberinto de recovecos, donde cada giro que das complica más la divertida y caótica trama, y donde las reglas del juego no hacen más que cambiar (salvo la obviedad no me jodas, porque no te puedes esperar nada y te pilla siempre a pie cambiado). Se agradece mucho en estos tiempos este tipo de pelis, poco más de 90 minutos, y que bien que se haya podido disfrutar en cines.
La hermandad silenciosa (The Order) de Justin Kurzel. Es La hermandad silenciosa cine vieja escuela, con una estética sin florituras, paciente, documental, pero con muchas mayúsculas. Justin Kurzel es un buen director, y le gusta contar historias de mentes perturbadas como ya hizo en Nitram, Macbeth o Snowtown. En esta cuestión visita a la Nación Aria y en concreto en una escisión en este grupo de supremacistas de la américa de los 70 que acabó derivando en muchas de las locuras que fueron ocurriendo en décadas posteriores. Por ahí andan Jude Law y Tye Sheridan plantando cara a Nicholas Hoult, que encarna al Robert Jay Mathews, terrorista neonazi americano y centro sobre el que gira la película. En estilo recuerda al cine de John Sayles o Taylor Sheridan. Top.
Póster de El abismo secreto
El abismo secreto (The Gorge) de Scott Derrickson. Derrickson suele hacer bien las cosas. Tú dale una historia de ciencia ficción que se empape de conceptos e ideas ya vistos en Cabin in the Woods, Annihilation o The Last of Us… añádele dos rostros sobradamente conocidos como los de Miles Teller y Anya Taylor-Joy (yum), sazónalo con un romance entre estos dos guaperas, y una muy generosa dosis de testosterona, pólvora y monstruosidades… me la soplan los agujeros en la trama, lo que importa es entretenerse y esta The Gorge lo logra de principio a fin. La música de Trent Reznor y Atticus Ross otorga al resultado final un plus. ¿Cine hecho a base de talonario? Bienvenido sea. Ah, y para rizar el rizo, ahí anda Sigourney Weaver repitiendo papel (o casi) tras Cabin in the Woods.
Capitán América: Brave New World (Captain America: Brave New World) de Julius Onah. Desconcertante. Un episodio de televisión sin la pegada de Sebastian Stan… y extendido a cine. Lo más interesante de la propuesta es el totalmente desaprovechado Giancarlo Esposito (Crótalo) que, de erigirse como un villano terrenal, del estilo de Crossbones o Batroc, queda olvidado, él y la Sociedad Serpiente que lidera. En su lugar una pamplina del tamaño de un piano, con el Líder en las sombras, apareciendo cuándo le interese donde le interesa (vaya saltos de fe) y el nuevo Capitán América plantando cara a Hulk rojo. Muy prescindible y un capítulo más del salto al vacío sin paracaídas de Marvel Studios.
Colmillos de Bayou (The Bayou) de Taneli Mustonen y Brad Watson. Madre del amor hermoso. Todo lo bueno que tiene El territorio de la bestia con sus ya casi 20 años (film de Greg McLean) no lo tiene la virtual Colmillos del Bayou. La loca idea de casi mutación es una completa majadería, simpática por momentos, pero repleta de tópicos de aquí a Oklahoma… el resto de chiste. Que si el sacrificio de una, la otra plantando cara a un cocodrilo del tamaño de un camión con un huevo en las manos, etc. etc. No es factoría The Asylum, tiene una terminación mejor, pero si le quitas un poco de procesado digital ahí se te queda.
Nunca te sueltes (Never Let Go) de Alexander Aja. Aja propone una historia insuficiente. La película nos invita a seguir un camino, pero extrañamente va desviándose hacia otro. La locura y el aislamiento son la base de un film donde predomina la paranoia y la locura, ni más ni menos. Ese giro que se saca de la manga cerca del final, un giro que tan pronto vale como deja totalmente de valer, te deja medio loco, y si bien la desesperación funciona, la transferencia de la locura no tanto… y menos el extraño final. Olvidable.
Uno de los pósters de The Monkey
The Monkey de Osgood Perkins. ¿Echábamos de menos las franquicias o potenciales franquicias donde todo bicho viviente muere? Pues The Monkey se pone en marcha para, a lo Destino Final, surgir como saga gore cómica que poblará nuestras pantallas en los próximos años. Osgood Perkins se anima con el terror macabro y surreal, pero por absurdo, y con la comedia slapstick deudora de ese programa de Spike TV titulado "1000 maneras de morir". The Monkey es divertida, tontorrona, salpica y suficientemente cargada de humor negro y hemoglobina roja como para soltar una carcajada por lo bárbaro de alguna muerte… o todas. Más de esta guisa, que me lo paso como un enano.
Azrael de E. L. Katz. A lomos de Mad Max, de una de terror de cultos paganos, y de otra plagada de criaturas ávidas de sangre, surge la post-apocalíptica y medio religiosa barbarité Azrael. No se puede hablar, sólo correr y cruzar los dedos porque los fanáticos no te pillen y te expongan a las criaturas entre soplidos y resoplidos. Gozosamente violenta, da gusto ver una peli que no escatime en sangre a grifo abierto y algún que otro desmembramiento. Curiosa y arriesgada como Samara Weaving, mola, con ella dándolo todo como heroína creciente, que pasa de pelele a diosa killer entre los cultistas. Es rara, pero sin embargo tiene un algo que la hace atrayente y gratificante. Bien se merece verla.
Póster de Azrael
El descubrimiento del mes ha sido 70 minutos para huir (Miracle Mile) de Steve De Jarnatt. Hasta el otro día desconocía su existencia y ahora me pregunto cómo no se comenta más de ella (otra de esas que se quedaban ahí hasta que un día te la descubren… vamos, una a lo The Birthday de Eugenio Mira). Miracle Mile, o 70 minutos para huir en esta parte del planeta, es una extraña y desesperante bajada al infierno en pos de un totalmente inconcebible fin del mundo. Probablemente sea la película pre-apocalíptica más desesperante jamás realizada, donde no logras saber si todo lo que acontece es real o una cadena de catástrofes personales debidas a una desafortunada interpretación de una no menos extraña llamada que casualmente recibe el protagonista (Anthony Edwards). Muy de los 80, tristemente romántica y alocada, con constantes e inesperados golpes, decisiones controvertidas, momentos fatales, lugares extraños y personajes más extraños si cabe… amén de mucho pero que mucho caos. A todo trapo (70 minutos de desesperación), no dejas de padecer el agónico final que está por llegar. Muy top esta 70 minutos para huir, ¡y con música de Tangerine Dream! Curioso inicio / fin de Steve De Jarnatt (perdido en el olvido).
Hasta el mes que viene.