Mar 12 Ago 2014
Es tarde, muy tarde, pero hay veces que el trabajo te consume y salvo momentos puntuales no hay tiempo para nada. Esta pasada madrugada el mundo del cine se quedaba estupefacto y huérfano ante la noticia del inesperado fallecimiento de Robin Williams. Con 63 años a sus espaldas, el siempre alegre actor, rey de las mil voces, capaz de sacarnos una sonrisa gracias a su amable y entrañable rostro, decía basta poniendo fin a una vida donde no todo era lo que parecía. Hollywood es muy perro, y el alcohol, las depresiones, las drogas y otras lindezas marca de ese imparable ritmo de vida y constante éxito pueden ser bastante definitivas. Aun así sorprende que Williams haya decidido dar este cruel paso con 63 años y con una vida plena en lo profesional.
Eso si, antes de decir sus últimas palabras el bueno de Williams nos ha dejado papeles casi históricos como el Parry de El rey pescador (The Fisher King, 1991), el profesor John Keating de El club de los poetas muertos (Dead Poet Society, 1989), el periodista y animador Adrian Cronauer de Good Morning, Vietnam (1987), la voz del genio de Aladdin (1992), la increíble evolución de Daniel Hillard en la Señora Doubtfire (Mrs. Doubtfire, 1993) o el psicólogo casi padre Sean Maguire de El indomable Will Hunting (Good Will Hunting, 1997). Un actor dotado como pocos para la comedia que sin embargo jugó muchas otras cartas y del que también uno se tiene que quedar con el glorioso papel de padre homosexual de Una jaula de grillos (The Birdcage, 1996), el psicokiller de Insomnio (Insomnia, 2002) y el no menos enfermizo de Retratos de una obsesión (One Hour Photo, 2002), por no recordar su acomodación al género más fantasioso e inconcebible con El hombre bicentenario (Bicentennial Man, 1999), menuda sesión de maquillaje, Jumanji (1995), Hook: el capitán Garfio (Hook, 1991), Más allá de los sueños (What Dreams May Come, 1998) o la insuperablemente imposible Las aventuras del barón Munchausen (The Adventures of Baron Munchausen, 1988). Hasta se atrevió con el cine comiquero cuando no era la época… Popeye (1980).
En fin, una gran pena. Las cosas nunca son lo que parecen…
You’re only given one little spark of madness. You mustn’t lose it
Un aplauso de pie, y un gran agradecimiento por el trabajo realizado. Saludos.
Pues sí, difícil de creer que alguien con una carrera tan prolífica, con muchos papeles magistrales llegue a tan lamentable situación y termine por tomar esta decisión, una patada al estómago leer la noticia ayer, y sólo me queda por decir Que en paz descanse.
Oh capitán, mi capitán. See you later, Mr. Williams.
carpe diem
Que tristeza tan grande me embarga, era de mis actores favoritos, hasta me vi las de la noche en el museo solo porque sale el. Me toma por sorpresa el hecho de que estuviera deprimido. Pero en fin, que descance en paz.
«Pero doctor, ¡¡yo soy Pagliacci!!»
Se me espinó la piel al ver semejante noticia. Un tristísimo adiós… Uno cree que esta gente tiene todo perfecto en su vida con fama y dinero, sin embargo aquello no lo es todo y en gran mayoría desconocemos (casi) siempre lo que llevan dentro. Han salido algunos a criticarlo, y tendrán razón en ciertas cosas, pero hay que estar en el cuero de quien pasa por momentos como ese para entender, si es que se puede aún siendo tan duro, la decisión de decir basta. Flubber te extrañará, gran genio. Gracias por las risas y las tardes en familia que nos regalaste… T_T
Robin Williams era una verdadera estrella que iluminó con su talento la mayoría de las producciones en las que participó. Humildemente, pienso que The Fisher King fue su mejor trabajo, ya que fue un retrato perfecto y muy respetuoso de la vida de un homeless, una obra sumamente emotiva, digna del mejor Terry Gilliam. Por otra parte, algo que no se ha mencionado mucho por estas horas es que él era el mejor amigo de sus amigos. A pesar de sus problemas personales, ayudó al prójimo como ninguno. Imposible olvidar cuando el ídolo de generaciones Christopher Reeve quedó cuadripléjico y siendo un actor de Hollywood no pudo pagar su costoso tratamiento, fue Robin Williams quien lo hizo. Ese contexto impulsó a Reeve a crear su propia fundación para las víctimas del mismo mal, logrando recaudar más de 20 millones de dólares a lo largo de los años. Nada de eso habría sido posible sin la ayuda primordial del Sr. Williams, un actor que a mi juicio fue bastante subestimado, aún a pesar de haber ganado un Oscar. Quedará para siempre su trabajo como protagonista de algunos de los mejores films del siglo XX, como Patch Adams, The Birdcage, Awakenings, Good Morning, Vietnam y la citada The Fisher King. Un gran artista y una buena persona. Descanse en paz, maestro. Nunca será olvidado.
Despertares…