Mar 9 Jul 2019
No lo voy a negar, tras unas cuantas semanas sin dedicar tiempo a opiniones (espero poder recuperar los films perdidos), regresar con Spider-Man: lejos de casa (Spider-Man: Far From Home) de Jon Watts no deja de ser un reto por dos razones. La primera porque es la forma de quitarme el óxido que tengo ahora mismo en este tipo de entradas, y segundo porque el regreso de Spider-Man en solitario me deja desubicado y en un mar de dudas por lo que propone y, sobre todo, cómo lo propone. ¿Dudas? Os preguntaréis. Pues sí, dudas sobre lo que he visto, lo que funciona y lo que no, y porque estamos ante el primer film post-era Vengadores. El lastre no es baladí.
Veamos, Spider-Man: lejos de casa sigue con fidelidad el modelo propuesto en su predecesora, Spider-Man: Homecoming, y añade nuevas ideas que según se valoren puede gustar más o menos, o incluso no gustar. Como se hiciera en su predecesora, Spider-Man: lejos de casa toma como referente la exploración del modelo comedia teenager de John Hughes, pero añadiendo masivamente un factor romántico muy pero que muy teen, más un eurotrip estudiantil que bien podría haber supuesto que el film se hubiera titulado Las accidentadas vacaciones europeas de Spider-Man. Por un lado no se puede negar que Sony / Marvel son fieles a su plan, y Peter Parker es lo que es, un adolescente en la edad del pavo que está loco por una inconcebible MJ (Zendaya), que se quiere ir de viaje por Europa para ver si logra decirle lo que siente por ella, al tiempo que aguanta a su amigo Ned (Jacob Batalon), a su fan número uno Flash Thompson (Tony Revolori) y a otros cuantos compañeros de clase con mayor o menor protagonismo… los personajes y situaciones protagonizas por el par Ned / Betty y Brad son señales evidentes de que la comedia romántica teen es el esqueleto de Spider-Man: lejos de casa, los profesores son el alivio cómico adulto clásico de este tipo de comedias. Más evidente todo no se puede hacer.
Este enfoque puede gustar más o menos, pero no deja de servir un poco de sosiego / relleno, que se agradece, tras la hecatombe emocional que supuso Vengadores: Endgame. Debe dejarse claro que Spider-Man: lejos de casa no olvida, y Peter Parker (Tom Holland nuevamente sobresaliente en su versión más teenager del personaje) sucumbe de principio a fin a las presiones impuestas por el omnipresente Tony Stark (Robert Downey Jr.) y la responsabilidad que dejó este sobre el chaval… por alguna razón se insiste en querer hacerle un nuevo Tony, y aquí se desvirtúa en gran parte la esencia de Parker y el hecho de que es un adolescente que actúa como un adolescente… se les va un poco la pinza a Watts y los guionistas con según que cosas. Por otro lado Chris McKenna y Erik Sommers, lo arriba mencionados como guionistas, no se complican demasiado en esta aventura monoestructural de visita a capital europea, oportunidad perdida con MJ y batalla contra una criatura elemental. En medio, eso sí, un villano fabuloso, no totalmente fiel al Quentin Beck comiquero, pero tan bien elaborado que este Mysterio no se puede negar que mola… y más con Jake Gyllenhaal encarnándolo. Pena no habe podido ver como se dijo a Bruce Campbell como este villano en el Spiderman 4 de Sam Raimi… hubiera sido diametralmente opuesto, pero igualmente molón.
En definitiva, muy entretenida, muy teen, repleta de chascarrillos, de situaciones repetidas y de, sin lugar a dudas, millones de efectos visuales justificados… Mysterio así lo requiere. Tiene sus defectos, pero funciona y siembra el inicio de la era post-Tony Stark. Ah, como todo el mundo comenta el giro de la primera escena post-créditos te deja un poco con el culo torcido, el segundo ya aporta menos, si bien sigue expandiendo lo que veremos en el futuro… que será mucho y en muchas partes.
Ala, Spider-Man: lejos de casa