Dom 7 Jun 2020
Ahora que llegan los fastos de junio en los que celebraremos la llegada del verano, y que coinciden con esa recomendable fiesta descubierta en la curiosa Midsommar de Ari Aster, toca recuperar una de las joyas percusoras del denominado folk horror. Hermana de esas otras dos obras simbólicas de este particular subgénero, La brujería a través de los tiempos (Häxan) y El hombre de mimbre (The Wicker Man), corría el año 1971 cuando Piers Haggard presentó La garra de Satán (The Blood on Satan’s Claw), historia escrita por Robert Wynne-Simmons con apuntes del propio Haggard, y que nos transporta a una época propicia para deleitarse con las dudas sobre tus vecinos merced a las impositivas creencias de aquellos tiempos. Para gloria de todos nosotros, en esta perversa y macabra historia, los ritos paganos, la brujería, y el mismísimo Satán campan a sus anchas y sirven de regocijo truculento de los alucinados espectadores.
Se ponen en marcha los acontecimientos de "La garra de Satán" y ya no hay vuelta atrás
La garra de Satán es un thriller de terror ambientado en la Inglaterra del siglo XVII, donde un inusitado hallazgo provoca que los niños y adolescentes del pueblo se transformen en los miembros más destacados de un aquelarre que adora al mismísimo diablo. El film de Piers Haggard nos introduce en una espiral de creciente perversidad desde su mismísimo inicio y que de forma descontrolada irá embaucándonos gracias también a la melódica composición musical de Marc Wilkinson, colaborador habitual del director. Sin lugar a dudas el elemento más destacado de la obra de Haggard no es otro que el uso de los niños como fuente del terror que se siembra en La garra de Satán. Si bien la perversidad de los infantes en la obra maestra de Narciso Ibáñez Serrador, ¿Quién puede matar a un niño?, se irradiaba hacia los adultos, en el film de Haggard los jóvenes descargan esta influencia sobre sus iguales además de los adultos, siendo los primeros los protagonistas de las partes más truculentas de la narración. Los niños y adolescentes se ven incitados a realizar tropelías que llegan a niveles de auténtica depravación.
Juegos de niños que acaban como el rosario de la Aurora
En el centro del meollo Haggard sitúa al personaje de Angela Blake, interpretada por una jovencísima Linda Hayden, 18 años tenía, hermosa y voluptuosa actriz rubia que causó grata impresión gracias a sus vaporosos retratos de lujuriosas ninfas y tentadoras seductoras en un puñado de películas realizadas a lo largo de las décadas de los 60 y 70 como por ejemplo El poder de la sangre de Drácula (Taste the Blood of Dracula), donde con un año menos ya era poseída de manera draculesca por el mismísimo Christopher Lee; La casa de la colina de paja (Exposé), acompañada por Udo Kier; Mansión sangrienta (Madhouse), donde ponía en relieve sus encantos junto al inconmensurable Vincent Price, o La redada, violencia en Barcelona de la mano de José Antonio de la Loma (Perros callejeros). La mencionada Blake comanda a una caterva de jóvenes de pueblo que sumisos a los designios de Satán se lanzan a celebrar actos a cada cual más depravado. En el film de Haggard tan pronto se asesina al hijo de unos granjeros, como se asiste a un lascivo y directo juego contra el cura del pueblo, como se desencadena la violación de otra adolescente (en este caso Wendy Padbury, curiosamente compañera de la segunda encarnación del Dr. Who encarnado por Patrick Troughton) mientras el resto de niños del pueblo observan, tocan tambores, bailan y ríen.
Angela Blake, la elegida por Satán para dirigir este lascivo aquelarre
En fin, La garra de Satán es un perverso viaje, inicialmente inocente pero que sin embargo va evolucionando hacia lo extremo y macabro. Hay ritos paganos, brujería, violencia, sensualidad, satanismo y por lo tanto es una pieza fundamental del folk horror como género intermedio y muy a destacar dentro del terror que podemos disfrutar.
Cartel de La garra de Satán