Sáb 17 Oct 2020
Hace un rato se ha podido ver en el Festival de Sitges 2020 la rusa Superdeep (Kolskaya sverhglubokaya) de Arseny Sukhin, una de ciencia ficción / terror escrita por Sergey Torchilin, protagonizada por Milena Radulovic, Nikita Dyuvbanov y Vadim Demchog, y basada en aparentes hechos reales ocurridos en el círculo ártico, y más concretamente a 12.000 metros bajo tierra, en el conocido como Pozo Superprofundo de Kola (KSDB) o SG-3, nombre que recibe un proyecto de prospección científica de la URSS para profundizar en la corteza terrestre… una barbaridad que sólo se le puede ocurrir a la tierra madre Rusia.
Milena Radulovic plantando cara a los terrores de Superdeep
En fin, el embargo para hablar de ella ya ha terminado… al tema. En la historia contada en Superdeep nos situamos en 1984, pocos meses después de la apertura del pozo Kola, los científicos que allí trabajan registran voces y gritos de origen desconocido… estos sonidos de ultratumba llegan desde lo más profundo del pozo. El laboratorio se cierra, como es menester, y un equipo de investigación de emergencia, dirigido por una científica llamada Anna (Radulovic), y un jefazo militar calvo, es enviado para averiguar lo que esconde el pozo más profundo del mundo. Sacando provecho de una escenografía real muy sobresaliente, Sukhin hace una curiosa mezcolanza, fusionando la habitual paranoia presente en el terror psicológico, paladeando también el terreno de Alien, el octavo pasajero (Alien), aunque siendo en realidad una película de virus que a golpe de truculencia física, deformación y transformación, nos recuerda en parte a la reciente Aniquilación (Annihilation). En tiempos del COVID-19 que algo más viejo que los hongos o el mismísimo moho haga estos estragos no levanta mucho el ánimo.
Miles de referencias plagan Superdeep
Superdeep es indudablemente curiosa, pero también arrítmica, lenta, por momentos digna de teatrillo y, supongo que por el propio estilo de narrar ruso, especialista en sacarte todo el rato de la historia. Hay momentos que no pegan ni con cola… ¿en serio ese final es necesario? Pero sí, se puede ver, pero sobre todo para disfrutar de su tercer acto, altamente grotesco y plagado de barbaridades corpóreas dignas de ser vistas en La Cosa (The Thing) de Carpenter, y para valorar que estos rusos tienen buenos medios e ideas molonas que con otra sensibilidad cinematográfica podrían hasta dar como resultado un producto notable. Aunque es pesadita de narices, ni tan mal Superdeep.
Cartel ruso de Superdeep