Dom 31 Dic 2023
Cierre de año, al menos en lo tocante a visionados, y abriendo camino a lo mejor del año y esperanzas del 2024… Este mes ha tenido de todo, desde la musical Wonka, pasando por las fantasías Aquaman 2 y Rebel Moon, la joya Anatomía de una caída, y la terrible Five Nights at Freddy’s. Al tema…
Rebel Moon – Parte 1: La niña del fuego (Rebel Moon – Part One: A Child of Fire) de Zack Snyder. Lo último del visionario y creativo director, que no le quepa a nadie duda de que lo es, es con tristeza un quiero y no puedo. En el desierto Rebel Moon existen espejismos de grandeza, un prometedor western del espacio, una versión pulp / serie B / rip-off de episodios diversos de la saga Star Wars (el reflejo Rogue One con ese equipo de inadaptados enfrentándose a un villano global)… pero en el fondo el visionado Rebel Moon se sufre por tener un guión aburrido, una trama aburrida, personajes variados pero aburridos y poco más. Lo peor, que Snyder nos venda a posteriori un director’s cut de 3 horas (que Netflix no ha estrenado). Y pese a todo, hay que ver la segunda parte, a ver si la cosa mejora y el universo Rebel Moon no se convierte en el epitafio de su carrera.
Uno de los carteles de Rebel Moon – Parte 1: La niña del fuego
Wonka de Paul King. Se sienta uno a ver Wonka y disfruta de una sesión de pura fantasía, de puro Chalamet haciendo lo que mejor sabe hacer (de los mejores de su generación desde Call me by your name, pasando por Bones and all, y llegando a Dune…) La propuesta de King, responsable de esas joyitas tituladas Paddington, es divertida, emotiva, entretenida, hipnotizante, y por supuesto sobrecargada de chocolate y con suficientes momentos disparatados dignos del Willy Wonka más loco. Sin embargo no todo va a ser perfección, la película es bastante naíf a la hora de pensar en las locuras que haría un Wonka más adulto, si bien hay algunos elementos soterrados en la propia historia que si profundizas en ellos puedes empezar a ver la otra cara del personaje creado por Roald Dahl.
Anatomía de una caída (Anatomie d’une chute) de Justine Triet. Menudo suplicio pasas mientras ves Anatomía de una caída. Estamos ante la Santa Inquisición contra la vida en pareja. Un análisis ajeno de lo que haces en tu vida privada. Pura intrusión en lo personal para disfrute del espectador, y como bonus un juicio digno de los clásicos del género. Una joya de principio a fin, con una fabulosa Sandra Hüller que sufre lo indecible ante todo el mundo, pero sobre todo ante ese fiscal encarnado por un despótico Antoine Reinartz. Espeluznante y magistral al mismo tiempo.
Five Nights at Freddy’s de Emma Tammi. Lo queramos o no demasiado aburrida, e incluso peor que Willy’s Wonderland (que ya es decir). En este caso nada es rescatable, nada es interesante y con un Josh Hutcherson en horas muy bajas (y tan bajas). Nada es interesante pero si olvidable.
Aquaman y el reino perdido (Aquaman and the Lost Kingdom) de James Wan. Le decimos definitivamente adiós al DCU de la era Zack Snyder. Ha sido un placer ver su último episodio, aún considerándolo una película de una simpleza arrolladora. Visualmente es impresionante, no se puede negar, pero el guión es tan piloto automático que resulta aún más graciosa si la piensas con cierta profundidad. Jason Momoa se encumbra en la versión menos Aquaman de todas sus encarnaciones en el DCU, y demasiado más Momoa de lo que se debería esperar… por otro lado vale la pena aplaudir a Patrick Wilson como Orm, es increíble el gran rendimiento que le saca Wan a su actor fetiche, y de nuevo gracias al estudio por poner de nuevo a Black Manta (Yahya Abdul-Mateen II) como el gran villano. Por favor, vayamos a por la próxima.
Como recuerdo de otro tiempo, y cierro ya diciembre, me volví a ver Necronomicon de Christophe Gans, Shusuke Kaneno y Brian Yuzna. Una de esas olvidadas reliquias del género Lovecraftiano, con un par de segmentos (el de Gans y el de enlace de Yuzna) que ayudan a sacar pecho y tener toda la esperanza posible a la adaptación de "La llamada de Cthulhu" en manos de James Wan.