Virtuoso, siempre sorprendente y arriesgado. Así es Christopher Nolan. Habiendo pasado un par de días desde el estreno de Tenet, su nueva grandilocuente aportación al mundo del cine, es momento de buscar un pequeño hueco para hablar de este fabuloso film.
En esta ocasión el director británico ha puesto sobre la mesa una historia con base clásica, a bote pronto una película de espionaje, pero adornada con los intensos niveles de grandiosidad que dignifican todo lo que protagoniza el James Bond más pulp. En Tenet tenemos los factores propios de muchos de los films protagonizados por el archifamoso agente secreto británico: desde una misión más allá de lo imaginable, con un impacto que tendrá efecto a nivel mundial / global, y hasta un villano megalómano, genocida y con el ego más grande jamás imaginado, que ya de paso ejerce su vileza sobre todo lo que le rodea, además de martirizar a una también merecida "Chica Bond", que mira tú por donde es su mujer. Si es que en Tenet se ven sombras de Maximilian Largo (Klaus Maria Brandauer) en el papel de Kenneth Branagh, y de Domino Petachi (Kim Basinger) en el encarnado por Elizabeth Debicki… sólo queda pensar que su director es en realidad el mismísimo Blofeld para cuadrar el círculo. Maravilloso.
El tema aquí es que Nolan propone y mejora, aplicando su prodigiosa capacidad de imaginación científica, su poliédrica mente, para así crear un viaje único, una maraña impagable, un lío de narices y, sin dudarlo, el más difícil todavía. Christopher Nolan se saca la chorra y construye un guión plagado de trucos, repleto de matices, giros e inesperadas sorpresas, uno que sirve para dar sentido a ese palíndromo elegido como título… Tenet. Da igual como lo leas, y seguramente dará igual como la veas, Tenet es marca de la casa, historia laberíntica para disfrutar en estos tiempos de agobio que nos está tocando lidiar. Poco más se puede contar sin entrar en el siempre peligroso y no deseado territorio de los spoilers. Vale la pena comentar que Tenet es una propuesta inmensa de principio a fin, desde su abrumador comienzo, donde no dudaría en recordar otra escena escandalosamente acojonante de este director como es el arranque de El caballero oscuro: La leyenda renace (The Dark Knight Rises), ese golpe en la mesa que daba Bane (Tom Hardy) desmontando un avión en pleno vuelo, hasta su apoteósico final, nuevo reflejo del cine que Christopher Nolan nos está proponiendo realmente entre tanta teoría cuántica y entropía… en Tenet uno vuelve a ver Bond, joda a quien joda, y sin ir más lejos a Sólo se vive dos veces (You Only Live Twice).
Los ingredientes que completan esta gran propuesta de entretenimiento y disfrute son un reparto que encabezan John David Washington y Robert Pattinson. El primero creciente estrella, el segundo asentado ya con grandes papeles en Cosmopolis y Maps to the Stars de David Cronenberg, The Rover y The King de David Michôd, Life de Anton Corbijn, High Life de Claire Denis o la reciente The Lighthouse de Robert Eggers. Les acompaña el ya mencionado Brannagh encarnando a Andrei Sator, y la Debicki, amén de un irreconocible Aaron Taylor-Johnson o un muy mayor Michael Caine. En fin, Tenet es obligada, es otra que quedará para el eterno recuerdo de cómo hacer cine simple pero rizando el rizo, liándola parda y sacando músculo a lo más difícil todavía.
Uno de los póster de Tenet, gíralo y verás lo mismo
Ah, y esta vez no está Hans Zimmer haciendo la banda sonora. El reto ha caído sobre los hombros de Ludwig Göransson, ganador de un Oscar por Black Panther, y padre de lo que suena cuando disfrutamos de "The Mandalorian".