Marvel Studios ha terminado de presentar a los ases con los que jugará de primera mano en junio del año que viene cuando estrene The Avengers (2012) de Joss Whedon. Ayer llegó a España, y con dos letales semana de retraso con respecto a su estreno en el mercado USA, Capitán América: el primer vengador (Captain America: The First Avenger, 2011) de Joe Johnston, la puesta en largo de uno de los personaje más icónicos de la factoría Marvel que junto con Namor y la Antorcha Humana versión androide, es el personaje más veterano de la casa de las ideas si tenemos en cuenta que nació en un muy lejano 1941 y hoy en día todavía sigue protagonizando historias que son seguidas por auténticas innumerables legiones de fans. De este salto al cine del héroe americano vestido de barras y estrellas, el mejor aunque no el primero, se puede decir que cumple con lo esperado si bien sufre de un triste devenir, alocado y abrupto, que provoca que aquello que durante en una primera fase es realmente interesante y sorprendente acabe perdiendo fuelle hasta completar su periplo con un climax no tan llamativo como esperaba. La verdad, el resultado final me ha dejado un poco indiferente. El arranque de la película creo que es inmejorable, contando la historia de lucha personal contra el sistema de un joven y debilucho Steve Rogers que toma el completo protagonismo dejando generosos espacios para conocer a otros personajes fundamentales en su historia como el doctor Abraham Erskine, Peggy Carter, "Bucky" Barnes o el mismísimo Johann Schimdt. El proceso de demostración de que no hace falta ser un hombretón para ir al frente y si una persona con principios y valor, o la fase de transformación de Rogers en el supersoldado, están genialmente narradas y son entretenidísimas. Incluso la intrahistoria de héroe publicitario y la primera intervención en el frente del que en adelante se conocerá como el Capitán América te mantienen pegado a la butaca ensimismado con el buen guión de Christopher Markus y Stephen McFeely. Pero llegados a ese momento algo pasa. ¿Prisas, ansias de frenetismo, descontrol por temor a que los fans protesten? No se lo que es, pero el aturullamiento hace acto de presencia y el ritmo acelera sin control siendo vertiginosas las diferentes breves secuencias de acción que no dejan que uno se centre en lo que está viendo.
Cartel de Capitán América: el primer vengador por Tyler Stout
Estamos en el año 1942. La Segunda Guerra Mundial golpea Europa. Steve Rogers (Chris Evans) es un joven que pese a la determinación que le define y el valor que atesora, nunca se rinde, lo único que logra es que todas sus ansias por ir al frente acaben con un sello de no aprobación para su incorporación al servicio militar. Rogers es débil, enfermizo y no da la talla, tiene todos los ingredientes para no acompañar a su buen amigo "Bucky" Barnes (Sebastian Stan) a Europa. Inesperadamente y gracias al Dr. Abraham Erskine (Stanley Tucci), Rogers entra en un experimento conocido Operación: renacimiento y acaba transformado en un supersoldado, el primero y único ya que el Erskine es asesinado y con ello la fuente de conocimiento sobre la fórmula del suero. Tras dar carpetazo al proyecto Rogers es nuevamente desechado porque "con un único supersoldado no se puede ganar la guerra" y acaba transformado en objeto publicitario para campañas de recaudación de fondos que financie la intervención de los Estados Unidos de America en la guerra contra Adolf Hitler y los nazis. Nuevamente la determinación de Rogers será la que le llevará a tomar el toro por los cuernos y en un acto heroico demostrará que con el si se puede decantar el resultado de la guerra a favor de los aliados. En ese momento nacerá el icono del Capitán América y con ello su primera gran misión, acabar con Johann Schimdt (Hugo Weaving), el Cráneo Rojo, un viejo colaborador de Erskine que en otro tiempo también probó el suero y que ahora dirige HYDRA, una díscola sección científica nazi con un objetivo más terrible que el propio de Hitler… arrasar el mundo.
Y eso tenemos, un reparto donde Evans da perfectamente la talla acompañado de grandes nombres como los de Weaving, Tucci, Tommy Lee Jones como el Coronel Chester Phillips o Toby Jones como el Dr. Armin Zola. De regalo muy interesantes aportaciones de Hayley Atwell como Peggy Carter, buena química la que comparte con Evans, o Dominc Cooper como un simpático Howard Stark que demuestra que de tal palo tal astilla. Y claro, cuando todos estos nombres los pones sobre uno de los puntos fuertes del film, un diseño de producción magnífico con incursiones en la Europa de la Gran Guerra pero donde destaca sobremanera los trabajos de escenografía, vestuario y los efectos especiales, ya sean digitales como de atrezzo, pues te quedas encantado. Otra cosa es luego el ritmo, las prisas o el dar un giro tan grande a una historia que estaba quedando de maravilla por querer contar todo sin lograr contar nada, o al menos de forma convincente y correcta. Algo pasa en Marvel que salvo Iron Man (2008) y, para mi, El increíble Hulk (The Incredible Hulk, 2008), no logran mantener el ritmo, la frescura con la que empiezan sus nuevas películas. Tanto Iron Man 2 (2010) como Thor (2011) y esta se muestran irregulares por alguna razón, ya sea una mala elección del villano, o el no saber explotarlo, – que para nada es el caso de Capitán América – o una diferenciación casi abismal entre las narraciones iniciales y las finales. Aun así vuelven a lograr una buena producción perfectamente enlazada en el universo que están definiendo dejando claro que Thor, salvo sorpresa, será la piedra sobre la que pivotará The Avengers en el 2012.
Un detalle, supongo que será cosa mía, pero ¿no hay un par de guiños al pasado de Joe Johnston? Para mi que El retorno del Jedi (Star Wars: Episode VI – Return of the Jedi, 1983) y En busca del arca perdida (Raiders of the Lost Ark, 1981) tienen cierta presencia con mensajes hacia ellas.
Vale la pena.