Jue 30 Abr 2020
A falta de pan buenas son tortas, y entre col y col, Bruselas. Eso es lo que debió pensar Barbara Peeters cuando alguien le animó a visitar el submundo más retorcido y grotesco de lo que podría entenderse a principios de los años 80 por una intromisión en el glorioso universo de H.P. Lovecraft. Tras no ofrecer nada potable con Summer School Teachers, Camareras sobre ruedas (Starhops) y Los diablos de la moto (Bury Me an Angel), madre mía, este ya su último film, tras Humanoides del abismo (Humanoids from the Deep) la Peeters cayó en desgracia (se le vio mucho el plumero), es un alucinado viaje que va de cabeza a por una de las ideas recurrentes dentro de la obra del genio de Providence: la existencia de seres submarinos, hombres-pez / profundos, que se cuelan en tierra para tener una familia y, why not, procrear. Lo más divertido del tema, ni se indica que esto sea un rip-off de relatos como "Dagón" o "La sombra sobre Innsmouth".
Menuda cara tienen los Humanoides del abismo…
El tema es que en Humanoides del abismo, historia de unos tal Martin B. Cohen y Frank Arnold, los hijos de Cthulhu se cuelan en las vidas de un grupo de habitantes de un pobre y secundario pueblo pesquero de la costa de los USA y, claro está, se arma el belén. Por el pueblo transcienden sin mayor importancia personajes con rostros clásicos como los de Doug McClure ("El virginiano" o la archimítica En el corazón de la tierra junto a Peter Cushing o Caroline Munro), Vic Morrow (uno de los protagonistas de En los límites de la realidad fallecido en el fatal accidente de helicóptero que tuvo lugar durante el rodaje de ese film y que amargó la vida de John Landis), o Ann Turkel, rostro reconocible de un montón de series de la década de los 80. Junto a ellos, muchas jóvenes, demasiadas, ligeras de ropa que ya sea por bien o por mal acaban sucumbiendo de forma obligada (violación) a los no encantos de las criaturas marinas, una serie de seres de los fondos marinos creados por, entre otros, míticos de los FX cumbre de los años 80 y 90 como Steve Johnson, Chris Walas y se supone que Rob Bottin.
Uno de los varios ataques de los seres de las profundidades
El tema es que Humanoides del abismo no tiene ni pies ni cabeza, ni debemos pretender que los tenga, y por eso desprende encanto además de hedor a pez podrido. Por lo pronto los seres subacuáticos podrían ser, aparentemente, fruto de la evolución y la mutación por vertidos y contaminación, cosa por completo absurda porque ¿a razón de qué tendrán ganas de paladear jóvenes humanas? Me decanto más por la idea lovecraftiana, mucho más lógica y por lo tanto adecuada. Por otro lado, lo que ocurre entre las jóvenes lozanas y los profundos viene a producirse… pues porque ellas en parte se lo han buscado (menudo argumento, digno de una serie B o serie Z… justo lo que Humanoides del abismo es). El tema es que salvo un par de ataque, el que a la Tiburón (Jaws) se acaba medio merendando al hijo del personaje de Doug McClure y a la Tiburón 2 (Jaws 2) termina con 3 marineros y el hijo de de uno de estos y en formato rewind, el resto de mujeres adolescentes se ven atacadas a raíz de estar en situación digamos ardiente. La primera en la playa junto a su mozo, el cual no para de meter mano bajo el agua mientras ella lo esquiva, la segunda en una tienda de campaña donde su también novio, esta vez ventrílocuo, pervierte a la joven (¿o ella le pervierte a él?) mientras su muñeco de madera observa la jugada (y no es broma, digno de Magic: el muñeco diabólico), la tercera (amén de otras cuantas en la hecatombe final) por ir ligera de ropa por ser Miss Salmón (que puesto más idóneo para un pueblo pesquero).
Metáforas grotescas y muy sexualizadas del momento
Todo en Humanoides del abismo merece ser visto y escuchado. Desde la música de James Horner, una de sus primeras incursiones en la composición cinematográfica de este maestro ganador de dos Oscar por Titanic pero también responsable de las superlativas bandas sonoras de Aliens: El regreso (Aliens), Braveheart, Una mente maravillosa (A Beautiful Mind), Avatar, o Enemigo a las puertas (Enemy at the Gates), y hasta el final… ese final digno de David Cronenberg y seguramente imitado por este en ese malsano sueño sufrido por Geena Davis en La mosca (The Fly). En fin, Humanoides del abismo, otra serie B / Z digan de recuperar por todos.
Un par de carteles de Humanoides del abismo aka Monsters (a secas)