Dom 24 Abr 2016
Hace dos fines de semana llegó a los cines patrios y de forma limitadísima La invitación (The Invitation), un maravilloso thriller salido de las hábiles aunque inesperadas manos de Karyn Kusama. Triunfadora en el pasado Festival de Sitges, la película reúne nuevamente a Kusama con sus colaboradores Matt Manfredi y Phil Hay, con los que trabajó como directora ella y guionistas ellos en ese gran fiasco comiquero que fue Æon Flux. Pero claro, La invitación es a Æon Flux lo que el día a la noche o lo que el vino Don Simón a un Chateau Lafite 1787. Kusama y su equipo nos encierran en un terrorífico juego demencial protagonizado por un grupo de amigos que se reúnen a cenar varios años después de lo que provocó la separación de dos de ellos… la muerte del hijo que tenían en común. ¿Qué lleva a los anfitriones Eden (Tammy Blanchard) y David (Michiel Huisman) a llamar a la puerta de su pasado y reabrir heridas mal cerradas? Esa es la gran intriga, el juego que se traen con sus invitados y del que poco a poco va generándose una gran sospecha siempre bajo la mirada del descreído Will (Logan Marshall-Green), el ex-padre. Este trío calavera, Kusama y compañía, se enfundan en piel hitckcockiana haciendo que La invitación juegue muy pero que muy bien todas sus cartas, de vueltas cual peonza provocando que nada sea lo que parece y, aunque las cosas pinten claras desde un principio (aquí el trabajo de Manfredi y Hay no pretende engañar a nadie), nunca sabrás el momento en el que se destapará la caja de las esencias. Personajes tan desconcertantes como inesperados, el de Pruitt (un siempre agradecido John Carroll Lynch) y Sadie (Lindsay Burdge), hacen que la película te atrape, te tensione y te desespere. En todo momento sabes lo que va a pasar, de hecho a los pocos minutos de comenzar te dejan claro el destino de los comensales, pero tampoco encontraréis la forma de colaros en la fiesta para advertir a los asistentes porque no tienes lo que hay que tener… La invitación.
Fabuloso cartel de La invitación