Opinión


Terminado junio y tratando de mantener el buen ritmo de publicación mensual descargo la batería de films del mes encabezados por 28 años después. Junto a esta gloria unos buenos últimos 30 días con recomendados visionados en cine como los de La trama fenicia, Ballerina o Sirât, y en plataforma como Warfare. Luego un repaso a otras cosas que me he visto y siempre vale la pena comentar para crear interés. Disfrutad.

28 años después (28 Years Later) de Danny Boyle. Alex Garland es el maestro de las distopias que pergeña Boyle. Y en 28 años después se inventa una distopia de su propia distopia. Film dividido en tres partes, un coming of age de rigor, una historia de ternura maternal con una Jodie Comer impresionante y un no menos inesperado Ralph Fiennes, y una genial sesión a toda velocidad de Tu madre se ha comido a mi perro… en definitiva, un film que va más allá de sus predecesores, plagada de personajes icónicos y secuencias que perdurarán en nuestro subconsciente a perpetuidad (maravilloso inicio, aún mejor final).

La trama fenicia (The Phoenician Scheme) de Wes Anderson. No es el mejor Anderson, pero es ideal para pasarte unos 85 minutos partiéndote de la risa con la perro flauticas ideas de ese bárbaro protagonista que es Benicio del Toro. Si bien el final flojea cosa fina (los 10 últimos minutos), el resto es una delicia donde podemos asistir a un nuevo imparable frenesí wesandersiano, donde los diálogos fluyen cual torrente embravecido, donde la angular escenografía es un personaje más en la perfecta distribución del plano y la secuencia, donde cada nuevo personaje que entra en escena otorga otro pico de ilusión gracias a una magnífica presentación y un mejor desarrollo. El teatrillo montado por Anderson es gloria bendita, como siempre ocurre en sus películas, y si te mola su cine te lo pasarás teta. Es una pena que no explote ciertos detalles (venenos) y personajes (el gag del piloto), pero como siempre todo se perdona ante una de cine entre colegas con un reparto que no tiene parangón. Una de las cosas más fllpantes, el impresionante parecido de Michael Cera con el Gene Wilder del Jovencito Frankenstein

Cartel de 28 años después
Cartel de 28 años después

Ballerina de Len Wiseman. ¡Si es que el universo John Wick aka Baba yaga no puede tener más sustancia! Poco tiene para sorprender esta Ballerina en otra historia de venganza al uso, donde la protagonista Ana de Armas, quién se lo iba a decir tras Knock Knock, muta en una suerte de asesina imparable. El film atesora lo que tiene que atesorar, muy buenas secuencias de acción, si bien lo de Keanu Reeves es harina de otro costal, y aunque Wiseman no es Chad Stahelski, el todo funciona. Dejando de lado posibles problemas durante la producción, la primera parte es un poco suplicio eterno, pero en cuanto Ana la arma, porque es de armas tomar, pues zasca… vuelco y disfrute. Hay detalles potentes como el mega lanzallamas, la batalla a lo Dragon Ball, y la siempre agradable presencia de Keanu para enderezar todo. El resto simpático, con ese villano con cara de Gabriel Byrne (que buen villano es cuando se lo propone), ese soso que en esta ocasión le toca ser a Norman Reedus, y la mayorcísima Angelica Huston. Para ver en cines porque te deja sordo cosa fina. Ah, la parte final en cierto pueblo es una delicia se mire como se mire.

Warfare: Tiempo de guerra (Warfare) de Ray Mendoza. El desastre en tiempo real. La visión de Mendoza (director, asesor cinematográfico y excombatiente de la guerra de Irak), acompañado por Alex Garland, del resultado de una misión (de la que fue partícipe) en un día indefinido de los tiempos de aquella guerra. Tensa y mundana, centrada en la camaradería, en la supervivencia y una hora y media de caos. No hace falta ser violenta o hiperbólica para cuajar, y Mendoza cumple con una película que no te deja sabor de boca… la guerra siempre ha sido y será jodida. Le acompañan unos cuantos rostros molones del cine de los últimos años. La tenéis en Prime Video.

Sirât de Oliver Laxe. La Carga maldita de Laxe… vaya atronadora propuesta, viaje a ninguna parte de un padre, su hijo y una troupe de saltimbanquis adictos a las rave y esa música que te teletransportar a otra dimensión. Un viaje por el desierto terrorífico, asfixiante y desgarrador. William Friedkin aplaudiría.

Cartel de La trama fenicia
Cartel de La trama fenicia

Toca ahora una mirada a otras cosas interesantes del mes…

Sting. Araña asesina (Sting) de Kiah Roache-Turner. Las horror movies de criaturas gigantes son siempre buenas para la salud. Si encima juegan con el terror arácnido y el asquito de que ello deriva, pues gracias extra. Sting. Araña asesina es la respuesta made in USA a Vermin: La plaga, la propuesta francesa donde en verdad el pueblo arácnido es la gran protagonista. En esta ocasión una araña es la que arma la mari morena, creciendo de forma descontrolada gracias a una adolescente que no tiene nada mejor que hacer. Sí, Sting es un poco Hatching, pero en lugar de un huevo, una extraña especie de araña… o araña galáctica. Tiene su gracia, el monstruo es generoso y no se escatima en aplicar ciertas dosis de gore y truculencia. Además, es perfecta para seguir explotándose a lo Critters por ejemplo. Vamos, su futuro es en forma de secuela directa a VOD.

Y2K de Kyle Mooney. A medio camino de The Faculty y Virus, pero sin la gracia y encanto de la primera, y sin la potencia de los FX de la segunda. La idea tiene su miga: una rebelión de las máquinas, una notable batería de referencias nostálgicas, y una mezcla de comedia teen, ciencia ficción y tonterías varias. Lo malo es que se queda en el limbo de lo más flojo entre lo flojo, por no decir que flojísimo. Jaeden Martell no tiene el encanto suficiente, Rachel Zegler ahí está pre-Blancanieves como una crack de la informática, y Julian Dennison, que es el que más mola de todos, pues explota su presencia hasta… hasta que deja de hacerlo. Hay de todo, pero insuficiente. Para ver una vez y adiós.

Antebellum de Christopher Renz y Gerard Bush. ¿Quieres ver Antebellum? Pues te pediría a gritos no leer nada para llegar cinematográficamente "virgen" a su visionado. Adiós. ¿Ya la has visto? Pues quiere el film jugar en la liga de los misterios que domina desde hace varios lustros el maestro Shyamalan, presentando una doble narración que bebe directamente de las ideas de este, y que, la verdad, funciona de forma muy correcta. Antebellum es bien, con Janelle Monáe sufriendo a tope, y con rudas secuencias que te ponen en la senda de la más profunda y seria 12 años de esclavitud. Pero ojo, que el truco del almendruco que se sacan de la manga, y si no sabes, te deja con el culo bien torcido… vaya paranoia. Salvaje, para verla y pasar un rato entretenido entre tanto movimiento cafre.

Cartel de Warfare
Cartel de Warfare

Time Trap de Mark Dennis y Ben Foster. Una indy de esas hecha por dos colegas donde surge una muy buena idea, curiosa y arriesgada, pero lo que podría molar mucho, y de verdad, acaba entrando en una espiral de pajas mentales que en parte desvirtúan la original propuesta. Hay que jugársela hombre, la ciencia ficción de este estilo tiene que dejarte más tocado y menos flipado.

El exorcista III (The Exorcist III) de William Peter Blatty. Otra que tenía ahí en el debe, ¡y menuda locura la gestada por Blatty! Secuela muy paranoide y rara de narices que nos sirve en bandeja un tardío viaje al infierno con asesino en serie de manicomio por parte de George C. Scott, encarnando aquí al teniente Kinderman, interpretado por Lee J. Cobb en El Exorcista. Blatty construye una cosa muy rara donde tienen cabida el gran Brad Douriff o el mismísimo Jason Miller (again), reimaginando como digo a Kinderman y también al padre Dyer (Ed Flanders vs. William O’Malley). Se salta la era Reagan (ni falta que haceI), y la película no escatima en asesinatos truculentos (todos fuera de cámara) o paranoias celestiales, y que si un día tuviéramos suerte se podrían llegar a ver (ese maldito y perdido montaje del director). Potente como pocas, con verdaderos jump scares que te tuercen la boca.

Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño (A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors) de Chuck Russell. Una de las películas más molonas de la saga Pesadilla en Elm Street. Además de contar con el regreso de Heather Langenkamp como Nancy Thompson, y de John Saxon como su padre, cuenta en su reparto con gente molona de la talla de Patricia Arquette (la prota junto a Heather) y un joven Larry Fishburne antes de mutar en lo que luego fue y es. Para colmo se propone un juego brutal que hoy en día sería polémico: los sueños de Freddy son en esta ocasión un nexo con las tendencias suicidas de unos adolescentes encerrados en el sanatorio donde todo ocurre. Riza el rizo un director como el bendito Chuck Russell, y una tropa de maestros de los FX como Greg Cannom, Kevin Yagher o Mark Shostrom, acompañados en sus tareas por, años más tarde, maestros de la talla de Mike Elizalde, Screaming Mad George, Everett Burrell, Robert Kurtzman o John Vulich… vamos, la crem de la crem en el mundo de los FX prácticos de la década de los 80 y 90. Una joya.

Asesino invisible (The Car) de Elliot Silverstein. Una de esas que tenía en la despensa de pendientes desde hacía eones… así que misión cumplida. The Car, titulada Asesino invisible por estas tierras, es una singular propuesta setentera donde se fusiona la serie B de autos / motos a toda velocidad – hermana tardía de Punto límite: Cero (Vanishing Point) -, con lo demoníaco y lo macabro. La idea en si copia pega la base de Tiburón (un policía en un pueblo de mierda, una familia a la que proteger, muertos por doquier por un ser que aniquila sin miramientos, y una caza suicida para acabar con la "criatura"). Detalles molones tiene unos cuantos como la muerte de la novia de James Brolin… una burrada de tres al cuarto, que te deja totalmente impactado y que no dejó indiferente a Quentin Tarantino (tal cual la coló en esa joya que es Death Proof), o ese final que, no me jodas, es clavado al de ¿Qué sucedió entonces? (Quatermass and the Pit), pero con la presencia diabólica dando la cara y dejando a todos anonadados. Pues eso, mola un huevo… si hubieran hecho en los 80 o 90 hubiera sido una cafrada de tomo y lomo.

Hasta agosto…

 

Un mes de mayo cargado de cine, donde me ha encantado Havoc de Gareth Evans, pero donde ha habido grandes titanes cinematográficos como Misión: Imposible – Sentencia final y Thunderbolts*, además de buenos terrores franquicia como la debutante Until Dawn o la que retorna… Destino final: Lazos de sangre. Un muy buen mes, no se hable más.

Estragos (Havoc) de Gareth Evans. Esta la quiero en mi top del año. Me la sopla si tiene dos persecuciones donde el CGI canta cosa fina, lo que flipa es el cine de gánsteres visto por Gareth Evans: extremo, violento, salvaje, imaginativo… sanguinario. Ya ocurrió y ocurre con la maravilla que es “Gangs of London”, ya ocurría con The Raid y su secuela BerandalEvans es dios en el cine de acción más brutal plagado de perversidad sangrienta. Es el puto amo y por ello encumbro Havoc para que salga en algún top este 2025. Tom Hardy no puede ser más duro, el resto es una barbaridad donde las balas son infinitas, y muchos que lo agradecemos.

Cartel de Havoc
Cartel de Havoc

Until Dawn de David F. Sandberg. De esas que resultan juguetonas. Cine de terror nueva era (scare jumps unos cuantos) que te deja el paladar con gusto Cabin in the Woods. Mola el non-stop mortal, siendo el body count corto pero elevado a una potencia indeterminada… gore generoso, momentos salvajes, y todo triturado para que la secuela (llegará) se estrene en 2026. Una al año no hará daño.

El contable 2 (The Accountant²) de Gavin O’Connor. Ya han pasado unos años (9) y probablemente nadie se la esperaba, pero se junta el mismo equipo y zasca… a falta de uno, dos contables y los niños prodigio de la escuela de Charles Xavier de regalo. Entretenida, que ya es algo, pero con menos espíritu que su predecesora. Ojo, se ve y se disfruta, pero el carrusel de ejemplos gran hermano que controla el personaje de Ben Affleck es tan grande, que El contable 2 roza ya la ciencia ficción pura. La miga Affleck con John Bernthal funciona.

Ash de Flying Lotus. Si lo que quieres es buscarle cierto encanto, pues piensa en que estás disfrutando de un homenaje a Terror en el espacio fusionado con el poder del horror de H.P. Lovecraft. Igual así le encuentras sentido a este despropósito espacial donde no se salva nada. Engaño tras engaño, así pasan los eternos minutos de Ash, pensando en una realidad que en verdad es otra cosa. No tiene ni pies ni cabeza, visualmente mantiene cierto encanto, pero todo el color, toda la potencia visual, acaban resultando asfixiantes y horribles, se mire por donde se mire. Un peñazo de tomo y lomo, de los que cuesta seguir y en el que el truco es de matraca.

Cartel de Destino final: Lazos de sangre
Cartel de Destino final: Lazos de sangre

Destino final: Lazos de sangre (Final Destination: Bloodlines) de Zach Lipovsky y Adam B. Stein. Se dice pronto… 25 años y la saga Destino Final resurge del fondo de armario de New Line (o su baúl de los recuerdos) para sacarse de la manga un nuevo pizpireto carrusel de sangrienta muerte y agonía juvenil. En esta ocasión la saga extiende su legado hasta lo impredecible, de varias formas redefiniendo ciertas reglas y creando nuevas para mantener la sorpresa. El resultado tiene su guasa, tiempo para varios guiños, y un emotivo, aunque triste homenaje al gran Tony Todd. Se deja ver, no es la quintaesencia de la saga, pero desde luego uno se lo pasará pipa.

A Working Man de David Ayer. “Mata y deja morir” será el epitafio de más de uno. El obrero Jason Statham, y el en otro tiempo potente David Ayer, se juntan otra vez tras la muy olvidable The Beekeper (infumable). Pese al total sinsentido de la historia, un porque sí de principio a fin, la cosa entretiene conforme el disparatado bodycount de rusos estrafalarios y moteros flipados comienza a crecer sin ton ni son. Se deja ver, que no es poco, y ofrece lo que pretende… los “kill them all” siempre cumplen.

Thunderbolts* de Jame Schreier. Que Marvel necesita reformularse es un hecho, y con Thunderbolts* más o menos lo consigue. De esta aventura vale la pena rescatar a Yelena (el mejor personaje amén de la naturalidad de Florence Pugh), la vuelta de Bucky Barnes (mola Sebastian Stan), Red Guardian (el habitual alivio cómico encarnado por David Harbour) y John Walker (me gusta por todas las oportunidades que tenga Wyatt Russell en cines) … pero Ghost no me interesa y lo de Taskmaster es de chiste absoluto. Con Sentry no conecto, no conozco al personaje, no sabía que quien lo encarna es el hijo de Bill Pullman, y no me interesa el drama permanente que supura. Me supera. Ojo, entretiene, es notablemente superior a la de Hulk Rojo y Falcon 2.0, y tiene una música muy molona compuesta por Son Lux (no los tenía controlados). A nivel narrativo se pasa 1 hora con varios de los personajes protagonistas en un zulo, y la otra hora envueltos en una metáfora de lo primero… no es mal, no es bien, es normal. Veremos el camino que sigue esto, pero Marvel cansa.

Cartel de Misión: Imposible - Sentencia final
Cartel de Misión: Imposible – Sentencia final

Misión: Imposible – Sentencia final (Mission: Impossible – The Final Reckoning ) de Christopher McQuarrie. Punto y final a 30 años de locura interminable y pericia cinematográfica. Tom Cruise y Christopher McQuarrie la lían parda una vez más en una no menos imposible aventura donde aúnan los momentos más emotivos de la franquicia con los dos set pieces más inconcebibles y chiflados de una saga para el perpetuo recuerdo. Esa mirada al pasado dando valor especial al primer film de Brian de Palma (que gustazo lo que se han currado) y al tercero de J.J. Abrahams (fue un punto de inflexión y la pata de conejo cobró una importancia brutal), se junta con un presente desolador, donde o se resuelve el entuerto cueste lo que cueste o no habrá salvación. Nunca estuvimos más cerca del final y la dupla Cruise / McQuarrie lo saben, de ahí que nos embarquen en una muy larga despedida, donde puedes sufrir con ese primer acto menos entretenido, pero donde agonizarás e infartarás con la tensión y paranoia de los dos siguientes. No deja de sorprender y se disfruta lo suyo, quedando muy claro que Cruise y McQuarrie nos dejan huérfanos de este proto-Bond, y que por encima de todo será difícil, si no imposible, volver a ver algo como esto… al menos con un circense de la talla de Cruise al frente.

La calle del terror: La reina del baile (Fear Street: Prom Queen) de Matt Palmer. Floja como el demonio. Exceso de nostalgia mal adobada, muertes que ni fu ni fa, y una evidente falta de mando… lo que hizo Leigh Janiak tenía estilo, frescura y buena mano. En este caso nada está presente y esta nueva Fear Street no llega a rondar el mínimo deseable. Ojo, se ve, pero se olvida.

Un cartel molón de Puppet Master: The Littlest Reich
Un cartel molón de Puppet Master: The Littlest Reich

Con todo lo de este año, miro ahora hacia atrás y comento unas cuantas de las que tenía unas ganas locas. Comienzo con Puppet Master: The Littlest Reich de Sonny Laguna, Tate Steinsiek y Tommy Wiklund. Pues la mejor de la saga, punto y palote. Charles Band inventó Puppet Master a finales de los 80 y ha sido el guionista S. Craig Zahler (el mago tras Bone Tomahawk, Brawl in Cell Block 99 y Dragged Across Concrete) y el sello Fangoria, los que han venido a ofrecernos el mayor de los disparates en modo de convención de coleccionistas pasada por la picadora de las marionetas de Andre Toulon, nazi mayor del reino aquí encarnado por Udo Kier… ¿quién si no? Las risas con todo aquel que sea judío pasado por el filo de los icónicos Blade, Pinhead y Tunneler, la versión avanzada de Torch en modo Kaiser, y otras variantes juguetiles como son Klinge, Money Lender o Grashüpfer. Festín gore, se nota ajustado, pero no exento de barbaridades varias como manos cercenadas, cuerpos humanos usados como marionetas, pechos siliconados, o tripas colgantes. Nada, no se corta un pelo, ni falta que hace. Charles Band aplaude.

Sigo con El hombre del norte (The Northman) de Robert Eggers. What if Conan en manos de Robert Eggers?… pues The Northman. Una barbaridad shakesperiana, no en vano todo viene de la misma fuente, donde la venganza se va labrando sin saber y luego sabiendo. Un Alexander Skarsgård desbocado que no escatima en picar en piedra cueste lo que cueste para caer bien al tiempo que te abre en canal, una Nicole Kidman post-botox mutágeno (vaya pena), y otros de la inmensa talla como Claes Bang, Ethan Hawke o la siempre maravillosa e inquietante Anya Taylor-Joy. Violenta como pocas, es de esas que denominarías como épica, con valkiria, el Valhalla y hasta un viaje al Helheim, el infierno nórdico y dar así sentido a un destino escrito en el minuto uno. Curiosa y entretenida.

Altitude de Kaare Andrews. Llevaba muchos años queriendo verla… y ha cumplido (muy muy complicada de encontrar). El tema está en que con cuatro duros y una idea simple y juguetona pues zasca, una serie B muy notable y disfrutona. La idea incluye criatura chuthuliana, cómic salido de "Tales from the Crypt" o "Weird Tales", y … juego de paradojas temporales que WTF. En definitiva, muy molona y percusora de cosas igualmente chulas como "Flight Risk".

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Un poquito de retraso en este abril, que me lo reclaman, pero llega el momento de hacer un repaso a un mes interesante, mucho por un par de films, pero irregular en otros aspectos. Destaca sobre todas las cosas Los pecadores de Ryan Coogler, directo al top del año. Luego salvo por Parthenope y algo Tierra de nadie, el resto ha sido nivel bajo. Al tema…

Los pecadores (Sinners) de Ryan Coogler. Otra que se va a la cumbre en este año. Coogler logra la mejor mezcla de géneros de los últimos lustros y nos deja paladear una fusión de la América donde gobiernan las leyes Jim Crow, donde el ansia por la libertad se atisba gracias a la música, y donde el terror vampírico viene a sazonar todo para hacer el Magnum opus del director. Una propuesta inaudita, inesperada y arriesgada, con números musicales donde se mezclan el soul con los orígenes tribales africanos y la excelsa propuesta de un compositor como Ludwig Göransson, y donde el reparto estás igualmente ahí on fire… desde el doble Michael B. Jordan, pasando por el molón y bailongo Jack O’Connell, hasta Hailee Steinfeld o el debutante Miles Caton. Es una película de sudor sureño, que se cocina a fuego lento y donde hay tiempo para la reflexión, pero también para el regocijo, ya que una de terror es ya obra descomunal de este 2025. Que buena es la jodida.

Uno de los carteles de Los pecadores
Uno de los carteles de Los pecadores

Parthenope de Paolo Sorrentino. Surrealista, triste y libertina. Así es Parthenope y así debe ser Nápoles (supongo). Amén Celeste Dalla Porta. El resto da igual.

La cita (Drop) de Christopher Landon. Chorrada absoluta, liada gorda y sinsentido de principio a fin. Tiene su gracia, pero más por los mil y un saltos de fe que te obliga a dar la historia que por la propia trama en si. Además, logra de alguna forma trasladar la sensación de que algo paranormal va a ocurrir, pero engaño absoluto… Christopher Landon sigue en su línea del "impossible is nothing" pero adentrándose en el thriller serio y abandonando el terror cómico. No es su mejor trabajo, y es un paso más en la demostración empírica de que a Blumhouse le vale todo con tal de estrenar en cines. La ves y la olvidas, como tantas otras de esta compañía.

Tierra de nadie de Albert Pintó. Pues un thriller patrio bien que cuenta con un muy buen trabajo de Luis Zahera y Karra Elejalde. El mundo de los invasores capos de la droga en tierras andaluzas donde se juntan un gallego, un vasco y un gaditano. Súmale colombianos o mexicanos de métodos cafres, y el combinado es explosivo… cuesta entenderlos a todos. El giro final no hay quien se lo crea, pero no por ello deja de ser un thiller correcto y digno de disfrute.

Otro de los carteles de Los pecadores
Otro de los carteles de Los pecadores

The Crow de Rupert Sanders. Pues no sé, ni fu ni fa. Un agradecido rato de violencia extrema y gore (media película) que sin embargo no es pago suficiente para justificarlo todo (otra media dedicada al amor inmortal de la pareja). No me vale un villano sobrenatural, aunque Danny Huston mole (que se arrodille ante Michael Wincott como Top Dollar), sí cumple un Eric encarnado por Bill Skarsgård que, reconozcámoslo, crea y adopta una válida versión del personaje, no compensan sin embargo la banda del malo, que están pero no se les espera para nada (ese cero carisma que si tenían personajes como Myca, Tin Tin o Grange). En el fondo la historia de James O’Barr está ahí: amor, venganza, volver de entre los muertos, modernizada claro está y pasada por el tamiz de lo pizpireto y alocado de hoy en día. Se deja ver, pero no pasará a la historia.

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Dejo ya la etapa Oscars de Hollywood (o casi), y me centro en producciones propias de este año donde destaca Mickey 17, que estará fijo en Navidad como parte de los destacado del 2025. También hay espacio para películas del año pasado estrenadas este, y de años anteriores que tenía pendientes de ver. Vamos, un totum revolutum. En cine hay unas cuantas, pero otras son de plataformas… os las voy anotando por si queréis verlas. Al tema.

Mickey 17 de Bong Joon Ho. Gloria bendita esta Mickey 17. Una sobresaliente dosis de surrealismo llevada al espacio, una cómica paranoia inundada de referencias al "hoy". Con Mark Ruffalo supurando trumpismo barato merced a esos discursos plagados de charlatanería fascista (hasta el puñetero baile), con un asesor personal que no deja duda a que recordemos a cierto mogul tecnológico con semblanzas nazi, con ese constante prueba y error cómico-científico a lo AstraZeneca o Pfizer, que si la simpleza del tipo inocente avasallado por amigos y enemigos ya que no tiene dos dedos de frente… en el fondo, una sátira contra la explotación (a muchos y diferentes niveles)… ni más, ni menos. Al frente un fabuloso Robert Pattinson, el ya mencionado sobresaliente Ruffalo o una genial Naomi Ackie. Nada en Mickey 17 desentona, ni ese cambio de tercio donde tienen espacio otros aspectos como la unión social (aunque sea gracias a unos furbys). Que me da igual, que ojalá tengamos más Mickey 17 en este 2025. ¡Bravo Bong Joon Ho!

Uno de los muchos carteles de Mickey 17
Uno de los muchos carteles de Mickey 17

Amenaza en el aire (Flight Risk) de Mel Gibson. Pues Gibson se saca de la manga un cortito thriller con aroma a cine de los 90 pero en pleno 2025. Ahí radica su gracia, y por ello es totalmente inesperada, entretenida y sobre todo bien rodada. Mantiene la tensión, no escatima el violencia de altos vuelos, y si bien no es que sea la repanocha lo que acontece y cómo acontece, Gibson demuestra su maestría durante hora y media, dejando claro que hay que ser muy ducho para en poco más de 10 metros cuadrados meter a 3 personajes y que entre ellos se guisen y se coman este apretado viaje. Mark Wahlberg está muy macarra y se pasa tres vueltas con su personaje, a la Michelle Dockery no la tenía controlada, y lo de Topher Grace… qué actor más curioso, tan pronto se pasa por Spiderman 3 o Predators, como tiene un micropapel en Hereje. En fin, Flight Risk se deja ver.

Revelación (Gyesirok) de Yeon Sang-ho. Alfonso Cuarón apadrina esta cosa rara en donde navegas entre la locura del protagonista, la verdad, la mentira y los giros (algunos un poco guarretes y mentirosos por jugar al desvío de la atención y el ahora sí, ahora no). ¿Se puede ver? Bueno, pues si, ¿es uno de esos grandes thrillers llegados de Corea? Pues no, un film normal, sin mucha sorpresa. Se ve y se olvida. Ojo, Yeon Sang-ho es el director de Train to Busan (fabulosa y en el top 10 de 2016) y su secuela Península (no tan fabulosa). Esta está por Netflix.

Novocaine de Dan Berk y Robert Olsen. Con la última década sobrecargados de cine acción sobre tipos/as con habilidades excepcionales, llega Jack Quaid rizando el rizo en Novocaine. Eso sí, nada como dar un salto mortal y meter en la coctelera una barbaridad gore, de esas que da grima, pero que también sirve para echarte unas buenas risas a costa del salvajismo más violento y desmedido. El prota no siente dolor, y por ello puede llegar al extremo más salvaje… pero a ritmo de una narrativa previsible y repleta de tópicos de aquí a Cuenca. Todo se ve a leguas, y quizás esa sea la intención, pero da igual, el truco está en dejarse llevar y atender a las diversas barbaridades que acontecen en la vida de Nate. Abstenerse todos aquellos/as que sufráis viendo como te rompe una uña.

Las desapariciones (Le mangeur d’âmes) de Alexander Bustillo y Julien Maury. Hay algo en el Le Mangeur d’âmes que me evoca a El hombre de las sombras del también francés Pascal Laugier, y por alguna razón esto no es del todo bueno. El thriller de Alexandre Bustillo y Julien Maury, porque ahí se emplaza y se queda, parece no conocer el camino por el que avanza, o lo hace de forma desbaratada. Hay por otro lado cierta dosis del film que también evoca a Los ríos de color purpura, del no menos francés Mathieu Kassovitz, y ahí es donde el film crece positivamente. Dentro del thriller hay un misterio, ese misterio es truculento, y debemos estar preparados para lo que viene a contar. No es la repanocha, pero cumple y se deja ver. Tenéis Las desapariciones en Filmin.

Cartel de Stopmotion
Cartel de Stopmotion

Stopmotion de Robert Morgan. La quería ver mucho desde su pase en Sitges hace un par de años… y vaya WTF. Extraño terror paranoico sobre la crisis de identidad y la pérdida absoluta de la cordura. Los demonios de la protagonista toman forma de personajes stopmotion, provocando el viaje infernal de una mujer desequilibrada y acoquinada por su difunta madre… posesiva, opresora y de las que te minan la moral cual pelele. El film lo riegan homúnculos salidos de la perversa mente de Robert Morgan, un animador que se pasa al cine de acción real con esta Stopmotion. Cine (fotograma a fotograma) dentro de cine, gore, surrealismo y descontrol. Vaya cosa enfermiza y jodida.

El baño del diablo (Des Teufels Bad) de Severin Fiala y Veronika Franz. Lo que nos cuenta El baño del diablo es el funesto y oscuro viaje por las expectativas de una religiosa mujer en el entorno rural de la Austria del siglo XVIII… vaya mundo aquel. Dos horas de desdicha, de malos augurios, de no sentirse parte del entorno social, de querer y no poder, de deseos incumplidos… etc. De regalo paranoia folklórica / religiosa, brujería y acciones que no tienen remedio. Los problemas de la depresión en los tiempos donde no había tratamiento más que padecerlo y sufrirlo hasta donde uno pudiera aguantar. Y un poco de terror claro está, de ese que actúa como condimento. El momento Fontana di Trevi con el populacho festejando es de locura festivalera. Tenéis El baño del diablo en Filmin.

El final de nuestros días (Die Alone) de Lowell Dean. Pese al batiburrillo de la historia, el montaje que te lía cosa fina, y el me pillo ideas de todas partes (que si Memento, que si Last of Us …), la idea de El final de nuestros días es potente, muy desoladora pero francamente potente, y ya de regalo emotiva. Las cosas no son lo que parecen y de vez en cuanto una serie B como esta pues bien vale para pasar un rato entretenido.

El juicio del perro (Le procès du chien) de Laetitia Dosch. De esas que no cuentas con ver y ves. Una peli rara que te hará adorar más a tu perro (si es que lo tienes). Divertida, entrañable y triste. Las cosas son como deben ser por mucho que te joda. Tenéis El juicio del perro en Filmin.

Kraven the Hunter de J.C. Chandor. Madre mía, en que momento alguien pensó que hacer esto era buena idea. No tiene ni pies ni cabeza. Uno no sabe cómo asumir todo lo que ocurre y por qué ocurre. Nada en Kraven se salva, vaya sinsentido lo parido por J.C. Chandor, mira que me gustaron Margin Call y Triple Frontier. Pero esto es un cagarro de muy señor mío… hasta para el surrealista universo arácnido sin Spiderman de Sony. Se han labrado una buena matraca de caspa… Morbius, Kraven y Venom (por triplicado).

Emilia Pérez de Jacques Audiard. Vista Emilia Pérez me quedo pensando en el ataque global sufrido por el film, y no tengo muy claro a qué achacarlo. Es Emilia Pérez un musical atípico, con una historia original de fuga y retorno, de querer adoptar un cambio, y convencido de haberlo logrado, redención dios mediante, acabar volviendo al origen y pagando un curioso peaje. No es una mala película, bien rodada, con una interpretación portentosa de Zoe Saldaña, con algunos números musicales realmente buenos, otros puede que no tanto, y con una Karla Sofía Gascón bien en su dualidad (se la puede odiar por lo dicho, pero no por este papel). El film habla del egoísmo y el egocentrismo, de la manipulación, etcétera. Y si, me parece curioso como han machacado el film, la presencia de Selena Gomez, etc. En fin, Emilia Pérez es una película extraña, sí, pero de esas que te atrapan. Podéis ver Emilia Pérez en Filmin.

La ira de Becky (The Wrath of Becky) de Matt Angel y Suzanne Coote. Regresa Becky, pretende expandir su propio universo y se le va de las manos. Bastante pobretona y más parca en cuanto al marciano macarrismo de su predecesora. Esta tiene su gracia, alguna muerte molona, pero no alcanza el efecto novedad de las peripecias de la niña protagonista. Kevin James fue mejor que Seann William Scott como villano. No tiene muy claro hacia donde quiere ir… y de hecho pierde el rumbo en su tramo final. Curiosa, la tenéis en Prime Video.

Noche de caza (Night of the Hunted) de Franck Khalfoun. Curiosa, Alexander Aja y su amigo Franck Khalfoun vuelven a hacer manitas tras Parking 2 y la bárbara Maniac. Esta vez una historia ya vista (Downrange de Kitamura o Tower Block) que no por ello no deja de entretener. No hay razón para lo que ocurre pero ocurre. Como propuesta es un poco alma libre, pero tiene un detalle que la hace diferente. No es para echar cohetes, pero se deja ver y disfrutar. Correcta y corta. Tenéis Noche de caza en Prime video.

Cartel de In Fabric
Cartel de In Fabric

Y ahora ya me echo más atrás si cabe… 2021 con In the Earth y 2018 la In Fabric. Ambas de directores extraños, muy festrivaleros y por lo general no del agrado de todo el mundo por sus desvaríos y extrañezas.

In the Earth de Ben Wheatley. Me cuesta mucho entender el cine lisérgico de Ben Weathley. Paranoias por doquier, el bosque vengándose del ser humano, folk horror, y lo habitualmente loco del director. Rodada en plena pandemia no logra enganchar, es excesiva, como lo fuera cuando la vi en Sitges A Field in England. Demasiado para mi. Esta está en Netflix también.

In Fabric de Peter Strickland. Llevaba unos años queriendo verla, y es ahora gracias a Filmin que tengo la oportunidad. Tras sudar cosa fina con Berberian Sound Studio (otra de mi etapa Sitges), Peter Strickland vuelve a llevarme donde otros no lo logran, al mayor de los desconciertos. Batalla contra el consumismo, el clasismo social, el querer aparentar, el ansia por comprar en rebajas, etc. Cuando fue el sonido de Berberian Sound Studio lo que te volvía loco, en este caso es el color y la imagen, la paranoia brujeril de la tienda de rebajas, y el gancho que a todos ata… y mata. De alguna forma podría pasar por giallo, si no fuera porque el asesino es de gasa y tul. Que cosa más rara.

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Arranco este 2025 a buen ritmo y, un día después del 31 de enero, os dejo con la merecida entrada de revisión del mes. Por lo general cine de altas esferas, genialidades como The Brutalist, Parpadea dos veces o Kind of Kindness, espacio para el recuerdo con Martyrs, y no recomendaciones como el golpe bajo que ha sido Hombre Lobo. Os invito a la lectura.

The Brutalist de Brady Corbet. Es The Brutalist una película desafiante, triste y dramática, pero igualmente atractiva. Es The Brutalist dura, moralmente depravada, pero igualmente reveladora. Es The Brutalist como el trabajo de su protagonista, robusta, asfixiante y fría. Es el film Brady Corbet una demostración de cine clásico a lo bruto, obra eterna con su obertura, una vida de principio a fin, y su epílogo. Es tan particular su de punto de vista (narrativa, personajes, fotografía, sensibilidad…) que la convierte en un film de autor como ya hicieran otros de la talla de David Lean o Stanley Kubrick. Es The Brutalist una película que debe verse en cines, porque es donde realmente se disfruta de la verdadera esencia de este cine.


Uno de los carteles de The Brutalist

Parpadea dos veces (Blink Twice) de Zoë Kravitz. Pues una de las buenas, cine de crudeza, salvajismo y venganza. Parpadea dos veces es un rape and revenge inteligente, no oculta nada y con sus saltos de fe te deja con el culo torcido dada la aberrante peripecia de su protagonista. Recuerda de alguna forma a los desenfrenos de films como Very Bad Things, donde la espiral de caos (en este caso depravación) crece sin control hasta la explosión final. Menudo debut el de Zoë Kravitz, frescura con mucho poso reivindicativo, pero que aquí no atraganta ni aturulla, sencillamente funciona a la perfección de principio a casi fin… Parpadea dos veces tenéis en Prime Video.

Kind of Kindness de Yorgos Lanthimos. Pendiente del año pasado me paso por le grotesco universo de Kind of Kindness, un compendio de rareza superlativa. Abonado a su reparto más fetiche (Emma Stone, Jesse Plemons y Willem Dafoe), Lanthimos nos cuenta a lo largo de cerca de tres horas otras tantas historias protagonizadas siempre por el mismo reparto, y donde hay tiempo para el canibalismo, diversas parafilias, el intercambio de parejas, los universos alternativos y otras variopintas locuras. La verdad, no veo a nadie más capaz de realizar esto. Kind of Kindness un nuevo viaje lisérgico producido por la farmacéutica Lanthimos, una rara mezcla de terror, comedia negra, y otras mierdas. Kind of Kindness puede ver se en Disney +.

Heretic de Scott Beck y Bryan Woods. El primer film de terror del año es una de terror psicológico, y lo que es una montaña rusa que a cada giro te deja el culo más torcido, acaba metiendo el freno de mano para resolverse de forma anodina, genérica y apoyada en deus ex machina de tres pares. No es decepcionante, Hugh Grant está maravilloso, la opresiva atmósfera es incómoda, el juego que se trae entre manos es perverso, las coprotagonistas están igualmente geniales. Vamos, todo funciona como un reloj suizo pero al final le falta un punto… puede que más esperado por los locos del género, y que obviamente difiere de la visión de los directores / guionistas.

Kill de Nikhil Nagesh Bhat. En la india también hacen cine de acción a lo bruto. El film de Nikhil Nagesh Bhat es un producto infrecuente que bebe del noble arte y estilo de cineastas como Gareth Evans o Timo Tjahjanto. 45 minutos de sufrimiento y un posterior desparrame hiperviolento donde el despiporre no tiene descanso. Este tren del terror se convierte en un escaparate para un body count que no deja de crecer y donde las más variopintas muertes se suceden. No imaginaba este nivel en el cine indio… muy top.

Hombre Lobo (Wolf Man) de Leigh Whannell. Soporífera como pocas. Nunca el mito del hombre lobo se ha quedado en tan poco. Me sorprende la oportunidad perdida por Whannell tras llenarnos el pecho con las dos muy notables (o casi sobresalientes) Upgrade y El hombre invisible. Esta vez salvo la idea narrativa temporal Jo, ¡qué noche! o Todo en un día, que aporta un dinamismo que al menos otorga originalidad al film, la cosa se queda en el triste devenir de un taciturno y frustrado escritor, que decide convencer a su mujer para teletrabajar desde el culo del mundo al tiempo que se apena por no haber hablado con su fallecido padre durante casi 20 años… ¡a pastar! Los FX muy bien, pero deslucen en el conjunto.

Os dejo ahora con un par de recomendaciones de diferente grado. Uno de los debuts en el conocido como nuevo extremismo francés, y otra que pegó fuerte en su día a la sobra de medio ciento de clásicos de los que todos nos acordamos.

Martyrs de Pascal Laugier. Primera vez que me adentro en el grotesco viaje de Laugier, uno de los miembros del definido como nuevo extremismo francés. Laugier moldea toda la brutal violencia que supura el film en base a la variopinta y metafísica búsqueda del más allá. Muy macabra toda ella, me generan dudas ciertos pasajes oníricos, donde cuesta discernir si puedes tocar la carne o simplemente imaginártela. Es extrañamente interesante, y todo gracias a que lo que propone interesa. Martyrs tenéis disponible en Filmin.

Leviathan de George Pan Cosmatos. Si la hubiera visto en 1989 como otras, seguramente la hubiera valorado de forma diferente. Con un reparto francamente molón donde figuran rostros conocidos como los de Peter Weller, Richard Crenna, Daniel Stern, Ernie Hudson, Hector Elizondo y Meg Foster, George Pan Cosmatos se saca de la manga un rip off en toda regla de Alien, La Cosa, Abyss y tantas otras. Efectos pobres o muy pobres, una monstruosidad copia y pega de La Cosa, y unas situaciones de risa. Uno piensa en Juan Piquer Simón y su La Grieta, y… señores, se come los huevos Cosmatos con nuestro genial director. Tiene su gracia.

Nos vemos.

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Fin de año y entrada dedicada al mes de la Navidad. El mes ha ido de poco a sobrecarga en los últimos días, pudiendo ver Nosferatu o Strange Darling en la recta final, y dado que ha habido poco que ver en cines, o poco tiempo más bien, incluyo cosas a recomendar que se pueden ver en plataformas, cosas a advertir de que ni se os ocurra ver, y cosas de hace un par de años que son bastante curiosas de visitar. De lo mejor, el terror español La espera… Al lío.

La espera de F. Javier Gutiérrez. Desesperante, macabra y terrorífica a partes iguales. El director de 3 días y Rings elabora una historia de horror costumbrista, eso que tanto gusta llamar folk horror, ambientada en la España de la chicharra, la desesperación, las desigualdades y los terratenientes. Curiosa e infinita es la espiral de agonía que sufre el protagonista, vaya calvario el de Víctor Clavijo, dando sentido absoluto al título de la película, esa asfixiante larga y tensa espera que acaba derivando en algo frecuente dentro del género, pero no tan explorado como podría serlo. Lo mejor es verla (en Filmin), porque bien vale la pena disfrutar de este tipo de terror. Ojo, desde luego la mejor película de su director, a leguas de las anteriores.

Cartel de La espera
Cartel de La espera

La probabilidad estadística del amor a primera vista (Love at First Sight) de Vanessa Caswill. ¿Una comedia romántica con la juguetona intervención del destino? Probablemente no es lo que esperáis ver aquí, pero la incluyo porque recuerda en estilo a la maravillosa y necesaria Una cuestión de tiempo (en esta ocasión fraguada merced a un igualmente fortuito encuentro en un aeropuerto). Tiene su encanto, y estas películas que juegan con las emociones de forma que te toquen la patata siempre son entrañables. Reparto con rostros que suena, a Haley Lu Richardson la recordaréis más por la segunda temporada de "The White Lotus" que por su pequeño papel en Múltiple, Ben Hardy, Rob Delaney o Dexter Fletcher (muy conocido por su presencia en films de Guy Ritchie y Matthew Vaughn). Cuando Netflix hace las cosas medianamente bien.

Equipaje de mano (Carry-On) de Jaume Collet-Serra. El director de origen barcelonés, pero afincado en el mercado USA hace ya unos cuantos años y promediando una muy correcta media dentro de diversos géneros con films La huérfana, La casa de cera, Sin identidad, Non-stop o Infierno azul (dejo ahí en la esquina las superproducciones Jungle Cruise y Black Adam), vuelve a sacarse de la manga un buen thriller que a pesar de sus obligados saltos de fe (hay muchos, pero somos igualmente felices) sigue siendo entretenido e hiperactivo. El plan del villano es surrealista como pocos, pero su locura, nada que envidiar a otros flipados, es fantasía pura. Ojo, que de reparto no anda manca la película con protagonistas para Taron Egerton y Jason Bateman. Ya de paso tiene una secuencia dentro de un coche que circula a toda velocidad por una autopista que está dando mucho que hablar. En definitiva, otra de esas que hace Netflix, de las que nadie espera nada, pero que acaban resultando bastante simpáticas

Nosferatu de Robert Eggers. Atmosférica como pocas, con una iluminación natural que aporta a la fotografía una presencia que ahonda más en el terror de la propia historia, con una escenografía digna de hace un par de siglos, con un plano final que merece de ser esculpido en mármol, y con una música que te hace estar más dentro… por lo tanto, una dirección artística de 10 que sin embargo se rodea de un reparto que flojea y no logra seguir el ritmo de los aspectos más técnicos y de estilo (para eso El faro). Al final el film vibra más por lo visual que por lo interpretativo. Por otro lado, la obsesión de Robert Eggers por plasmar en 2024 el estilo de F. W. Murnau parido en 1922 es digna de mención, si no fuera por lo alargados que resultan algunos de los hilos narrativos que dan forma a la historia, y donde esa obsesión nos traslada al tedio.

Uno de los vistosos carteles de Strange Darling
Uno de los vistosos carteles de Strange Darling

Strange Darling de JT Mollner. Curiosa como pocas, una de esas películas que, contadas en desorden, no dejan de sorprenderte con un nuevo WTF con cada bloque narrativo/episodio. Fabulosa y mutante Willa Fitzgerald, no menos genial Kyle Gallner. No hay nada como sentarse a ver una historia que recoge con gracia detalles de muchos otros lugares, pero que al mismo tiempo renueva con frescura, u ofrece una versión "diferente", el subgénero de rape & revenge, dando una vuelta de tuerca tras otra hasta dejarte totalmente descolocado. Muy pero que muy recomendable también por el uso del color y su fotografía… que leyendo y confirmando es del actor / productor Giovanni Ribisi. Flipante.

Werewolves de Steven C. Miller. Visualmente tiene su aquel y se agradecen los efectos prácticos, pero si no los acompañas con un mínimo de ansia, de aplomo en el guión, de ser consecuente con lo que quieres contar… pues te sale Werewolves. Frank Grillo está atrapado en un vórtice de historias clonadas, resultonas, pero cortadas siempre por el mismo patrón. Werewolves es otra La noche de las bestias, pero esta vez con bestias de verdad. Por lo demás serie B que roza con riesgo la Z (hay meandros menos evidentes), con transformaciones donde lo digital se apoya en lo físico (bien), pero donde la historia hace lo que le viene en gana, sin atender a criterios y donde el todo vale, no vale. Para olvidar.

Cientos de castores (Hundreds of Beavers) de Mike Cheslik. Me despido con esta rareza de festival, imposible de ver en salas, pero que podéis recuperar en Filmin. Cine de antaño pero modernizado y aprovechando las técnicas digitales de forma majestuosa. Un viaje en el tiempo a los albores de la comedia física cinematográfica moldeada a golpes y excelencia en su timing por genios como Buster Keaton y Charles Chaplin. Entrañablemente violenta, ácida y alocada. Lo que consigue Mike Cheslik es francamente asombroso, parece una tontería, pero hay que jugársela para lograr este resultado.

El único cartel de Cientos de castores... no hace falta más
El único cartel de Cientos de castores… no hace falta más

Ahora una opinión flash para Atrapados en el abismo (No Way Up) de Claudio Fäh, Strangers. Capítulo 1 (The Strangers: Chapter 1) de Renny Harlin, e Imaginary de Jeff Wadlow. La primera es simplemente infecta, la segunda no es tan mala… pero sí lo suficiente como para no recomendarla (quién te ha visto y quién te ve Renny Harlin), la tercera es otro paso más hacia la mediocridad de un director que apuntaba maneras. Horribles las tres.

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En esas que estaba preparando el Top de 2024 y descubro con asombro que no puse la entrada de mayo. Vaya despiste… Una entrada donde deben figurar los romances Fallen Leaves y Vidas pasadas (ambas necesarias), Challengers, Immaculate, El reino del planeta de los simios y Furiosa: De la saga Mad Max. Ah, y la controvertida La mesita de comedor. Así que, ¡entrada retroactiva!

Challengers de Luca Guadagnino. Cuando la vida es un partido de tenis y las relaciones son todos los puntos que se juegan. Luca Guadagnino nos hace disfrutar de una relación a tres bandas, donde la tensión sexual se siente como un puñetero tie break. Zendaya está majestuosa en la piel de una manipuladora de tomo y lomo, y sus dos coprotagonistas son lo suficientemente perfectos como para asegurar que la historia funcione como se pretende. Sin lugar a duda entre lo mejor del año, altamente recomendable. Ah, La música de Trent Reznor y Atticus Ross acompañan como un guante a toda la película, sonando cuando debe y añadiendo más frenesí si cabe.

Immaculate de Michael Mohan. De esas películas que si hubiera escrito esto cuando debí habría preferido no decir demasiado… Immaculate es la trama más retorcida jamás vista. Una rape and revenge nunsploitation en toda regla aderezada con otro subgénero de terror y por lo tanto digna de verse en conjunto con La semilla del diablo, que hace que el global llegue a un nivel de locura muy inesperado y loco. Tiene un par de jump scares molones, y un tercer acto totalmente desbocado y sangriento, con una secuencia final de puro infarto. Sydney Sweeney ha venido para enamorar, acompañada por Álvaro Morte y Simona Tabasco (otra de infarto en "The White Lotus").

Cartel de Challengers
Cartel de Challengers

El reino del planeta de los simios (Kingdom of the Planet of the Apes) de Wes Ball. Por desgracia muy aburrida. Ojo, muy pero que muy aburrida. Con todo lo que construyó Matt Reeves en dos portentosas propuestas tirado por la borda. Porque… ¿por qué construir una historia totalmente aleatoria en torno a nada relevante o sorprendente cuando puedes jugar con potentes homenajes a la clásica película de El Planeta de los Simios? Todo lo que necesitaban estaba ahí, pero el camino que tomaron fue lo más estándar posible y repleto de errores. Oportunidad perdida y demostración de que Ball no es Reeves ni puede pretenderlo. Para olvidar.

La mesita de comedor de Caye Casas. Una muy macabra, demencial, agónica y trágica historia. Nada más, pero nada menos. Es cierto que el hype que recibió la película fue mucho más allá de lo esperado, el factor Stephen King es inmedible, pero también es cierto que la propuesta es muy original y tremendamente valiente… aunque sea así de perturbadora y enfermiza. Da cosa verla y el cuerpo se te queda bastante jodido.

Fallen Leaves de Aki Kaurismäki. Cuando el romance se viste de cotidianidad, cuando el universo obrero y sencillo de Kaurismäki te cuenta una historia conmovedora, pero a la vez agridulce, cuando lo más simple, lo meramente necesario es suficiente para llenar la pantalla con una historia que transmite autenticidad. Fallen Leaves es sencillamente bonita, nada más. Y además descubre un tema musical maravilloso: Syntynyt suruun ja puettu pettymyksin de Maustetytöt.

Cartel de Furiosa: De la saga Mad Max
Cartel de Furiosa: De la saga Mad Max

Furiosa: De la saga Mad Max (Furiosa: A Mad Max Saga) de George Miller. Y lo vuelve a hacer, esta vez alejándose del icono Mad Max, para contarnos la historia que todos esperábamos conocer. Furiosa es otra epopeya escandalosa, otro frenesí hiperbólico donde hay tiempo para las más disparatadas secuencias de acción en años. Es sorprendente como Miller sigue aportando color a su universo, cargándose de galones porque hace lo que ni el tato puede si quiera imaginar. En definitiva, otro broche más para su dilatada carrera, esa donde no hay límite… le acompañan esta vez Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth, disparatados ambos. El otro que anda por ahí es Tom Burke, un trampantojo de Stacy Keach que mola un rato largo. Una joya de esas que ha molado disfrutar en sala grande.

Vidas pasadas (Past Lives) de Celine Song. Romance contenido pero que a la vez rebosa de sensibilidad pese a la obligatoriedad por mantener ocultos esos sentimientos que los protagonistas padecen, y que no pueden abordar de forma directa. Greta Lee (The Morning Show) y Teo Yoo (Decision to leave) están de fábula en el debut como directora de una sorprendente Celine Song, en esta historia que trasciende el tiempo, y donde se nos permite recordar esos primeros amores, o aquellos reencuentros que, pese a todo, no pudieron significar nada.

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Octubre, probablemente el mes más completo del año. Hay 15 recomendaciones, así que rapidito. Desde la inesperada Joker: Folie à Deux, pasando por la nueva adaptación de Salem’s Lot de Stephen King, el viaje lovecraftiano Oscuridad total, la intrigante Caddo Lake y, como no, el magnum opus que es La Sustancia. Al tema…

La sustancia (The Substance) de Coralie Fargeat. La directora francesa nos traslada a la cruda realidad del olvido artístico, el paso del tiempo, el machismo más superlativo, la superficialidad, el culto al cuerpo y el miedo a envejecer (además de la ciencia ficción más cronenbergiana modo nueva carne). Todo esto salpicado con grotescas dosis de sangriento y salvaje gore y una vivacidad extrema. Una joya de principio a fin, con momentos para el asco más desmedido, así como para el deleite más corporal. La Sustancia es una versión ciclada de Eva al desnudo, El hombre elefante y El ocaso de los dioses adornada con una natural Demi Moore, fabulosa, y Margaret Qualley, igualmente fabulosa pero falsificada. Obra maestra del 2024.

Joker: Folie à Deux de Todd Phillips. Extraña como pocas, desafiante como ninguna. El regreso de Todd Phillips y Joaquin Phoenix para contar el oscuro, triste y agotador destino del sufrido Arthur Peck aka Joker. Hay que reconocer que algunos números musicales son superlativos, otros no tanto, y frente a la abrumadora presencia de un Phoenix que lleva a su Joker a lo grotesco, inquietante y desagradable, una Lady Gaga que va y viene, sin acabar de aterrizar nunca. Una muy sombría aproximación a la soledad, el desapego a la vida y el colapso mental. Funesta.

Cartel de La sustancia
Cartel de La sustancia

Salem’s Lot de Gary Dauberman. ¿Qué se puede decir? Pues que me ha gustado más de lo que los revisores de la obra de Stephen King hacían presagiar, no sé hasta qué punto es fiel a la obra original, pero este lavado de cara cinematográfico del Salem’s Lot de Tobe Hooper es muy entretenido, hiperbólico, sangriento y, por ende, terrorífico. Una película rápida, sin tiempo para recuperar el aliento y donde el vampiro Barlow llega para apoderarse de un pueblo al borde de la extinción (en otros muchos sentidos). Notable.

La casa de los susurros (House of Spoils) de Bridget Savage Cole y Danielle Krudy. Blumhouse ha cogido la receta de "The Bear", y ha intentado plasmar su esencia, que para nada su tono, a la postre un telefilm menor pero con un reparto de caras medianamente conocidas como son las Ariana DeBose, Arian Moayed o Barbie Ferreira. El resultado es decepcionante, no logra abrazar del todo el terror y confía más en lo esotérico a medias. Se han olvidado de la sal, el aceite y la innovación, dejando el conjunto como una ‘churrascada’ entre amigos.

Lluvia ácida (Acid) de Just Philippot. Curioso ecoterror sobre la lluvia ácida y la aniquilación humana. Llaman la atención muchas cosas, como que un río sea ácido y derrita a la gente, pero los árboles no están igual de consumidos o chamuscados. Como película familiar de supervivencia está bien, sobre todo teniendo en cuenta el desastre que provocan las tormentas de lluvia ácida, pero por lo demás no impacta demasiado salvo en un par de momentos. Vista en Sitges el año pasado.

Megalopolis de Francis Ford Coppola. El ya jubilado Coppola mezcla con maestría (porque hay que saber hacerlo) Tiempos Modernos, la Roma de Julio César, la comedia irreverente, mucha ciencia ficción, algo de tragedia griega, teatro shakesperiano, un anuncio de Freixenet, buena dosis de crítica a la sociedad americana, y como colofón obtiene un océano de pretenciosidades y el producto más soporífero de su carrera. Por ahí haciendo el canelo Adam Driver, Giancarlo Esposito, Nathalie Emmanuel, Aubrey Plaza, Shia LaBeouf, Jon Voight, Dustin Hoffman, Laurence Fishburne, Talia Shire… Qué pena que no se retirara cuando debía, nos habría ahorrado este infecto montón de…

Póster de Oscuridad total (Gueules noires) de Mathieu Turi
Póster de Oscuridad total (Gueules noires) de Mathieu Turi

Oscuridad total (Gueules noires) de Mathieu Turi. De vez en cuando nuestros vecinos franceses nos dan sorpresas como esta, un horror lovecraftiano con un dios primordial haciéndoselo pasar mal a un grupo de curtidos mineros en mitad del siglo pasado. Lo tiene todo: un científico loco, profecías ancestrales, generoso gore y una de esas criaturas creadas con efectos prácticos que molan por lo elaborados que están y lo fieles que resultan a una de las invenciones de H.P. Lovecraft. Bastante notable.

Aguanta la respiración (Hold Your Breath) de Karrie Crouse y William Joines. Cuando no entras en la historia, excesivamente aburrida y falsa, o cuando te cuentan una cosa y, sorpresa, acabas justificando todo de la forma que más te conviene, pues te quedas fuera. Aburrida a niveles de Megalopolis.

Caddo Lake de Logan George y Celine Held. Vista Caddo Lake no pude más que pensar en Predestination. El film de HBO es un ingenioso juego de paradojas temporales que es mejor no contar. Inteligente, bien elaborada y francamente entretenida. Otra nueva delicia de ciencia ficción que te hará pensar dos veces para encajar las piezas. Si es que con poco se logra mucho.

El hoyo 2 de Galder Gaztelu-Urrutia. Aburridísima, puro tedio de principio a fin, y un despropósito total donde la protagonista es la violencia más gratuita que uno pueda imaginar (y que no me digan ahora lo de las clases, la rebelión, extensión de la original El hoyo, etc. Mentira). El reparto es sencillamente malo, la presencia de Hovik Keuchkerian, un buen actor, queda eclipsada en un mar de nada y sopor, lo de Milena Smit es de traca de maraca. Si El Hoyo fue una agradable sorpresa en la ciencia ficción española, El Hoyo 2 es, nunca mejor dicho, el agujero más profundo en el que podían meter una secuela. A ver si pasan página.

Lo que hay dentro (It’s What’s Inside) de Greg Jardin. Echadle un ojo a esta maravilla oculta en Netflix, que en general no cumple las expectativas. Al final, las cosas pequeñas y juguetonas se cuelan en tu casa y las disfrutas sin problemas. Ciencia ficción paranoica en la que una extraña máquina hace que las diferencias y odios secretos de un grupo de buenos amigos salgan a la superficie para liarla parda. Tiene truco, y nada mejor que giros y sorpresas para hacerlo más ameno. Necesitarás un cuaderno y un bolígrafo para seguirlo mejor… Inteligente.

Love Lies Bleeding de Rose Glass. Cuando el amor verdadero se empapa de drogas, violencia machista, sexo, corrupción, armas y esteroides anabolizantes. La siempre brillante Kristen Stewart está aquí acompañada por una no menos sorprendente Katy O’Brian, actriz surgida del mundo del culturismo, y por el no menos maravilloso Ed Harris, interpretando otro de esos papeles repugnantes. Un thriller francamente potente que no escatima en momentos de turbia y desagradable violencia, amén de fantasía psicotrópica.

Son tres los pósters de Love Lies Bleeding
Son tres los pósters de Love Lies Bleeding

Smile 2 de Parker Finn. Bastante entretenida y con probablemente los mejores números musicales cinematográficos del año (alucinante Naomi Scott), pero que de alguna manera se queda corta con su propia mitología, saltándosela al principio y luego liándola completamente sin tener ni idea de qué es sueño y qué es realidad (cuesta centrarse en lo que estás viendo). Mi recuerdo de la primera parte no era ese, todo más centrado en la maldición y los vívidos insertos que hacía esta en la mente del maldito. Quizás me equivoque, pero Smile 2 se embarca en el mundo imaginativo pero sin saber en qué momento lo abandona… si es que lo abandona. El final es perfecto para un tercer episodio… y hasta ahí puedo escribir.

The Shadow Strays de Timo Tjahjanto. Si se tiene que decir se dice y se graba a fuego: el cine de acción de Timo Tjahjanto nunca falla. Sin embargo, en esta su última propuesta hay cierta irregularidad en el ritmo, como ya ocurrio en uno de sus anteriores trabajos (Headshot). The Shadow Strays No está al nivel de The Night Comes for Us, que es una barbaridad, pero cumple holgadamente su cometido ofreciendo secuencias hiperviolentas y salvajes, y un alto grado de bodycount. Muy recomendable.

No te muevas (Don’t Move) de Brian Netto y Adam Schindler. Curiosa propuesta de gama media que, sin embargo, cumple con creces a partir de una historia original, a ratos violenta, a ratos asfixiante. No es que te vayas a volver loco con la desesperación que sufre la protagonista, y de hecho hay momentos en los que es necesario un pequeño salto de fe para dar continuidad a esta historia producida por el mismísimo Sam Raimi. Por lo demás, es potable, se deja ver y entretiene con la tensión opresiva que propone.

Este cartel es fan art... pero me flipa
Este cartel es fan art… pero me flipa

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Aviso a navegantes… un mes de septiembre ligero, muy ligero, con poco que contar. Destacable poco, dentro de género fantástico, que no terror, Bitelchús Bitelchús, y en otros márgenes la notable Rebel Ridge. Recuperada de hace años y que tenía ganas de ver Pig. El resto lo comento para rellenar, tristemente.

Rebel Ridge de Jeremy Saulnier. El tristemente poco prolífico director de obras muy destacadas como son Blue Ruin o Green Room (esta última en el top de favoritas del año 2015 acompañando a cosas como Mad Max: Furia en la carretera, Ex Machina, Bone Tomahawk, Sicario o Nightcrawler) se saca de la manga una película muy pero que muy notable. Con reminiscencias de grandes del cine como En el calor de la noche, Saulnier pone sobre los hombros del muy paciente Aaron Pierre la injusticia, la corrupción y el racismo. Delante de él, el siempre molón Don Johnson, personaje nuevamente de moralidad dispersa y que vuelve a demostrar que en esta edad tardía mola mucho (para el recuerdo sus papeles en Frío en julio, Brawl in Cell Block 99 o Django desencadenado). Film pausado y con cero pretensiones. Probablemente la mejor película de Netflix en años.

Póster de Rebel Ridge
Uno de los pocos carteles de Rebel Ridge

La liberación (The Deliverance) de Lee Daniels. Historia de terror WTF sobre una casa encantada donde sus habitantes sufren de posesiones como suele ocurrir en las cintas de este subgénero. Pero el truco es que en realidad La liberación no es más que un pesado drama familiar donde el alcoholismo y la mentira son las herramientas que el diablo utiliza para acabar con los miembros de una deprimida familia (el brazo ejecutor es la madre). El 90% de la película es para echarse a llorar, el último 10% se podría convertir en una película interesante, pero se queda en el intento. Podría definirse como Glenn Close meets Demons… horrible como pocas. Vaya personaje flipado es Lee Daniels.

Bitelchús Bitelchús (Beetlejuice Beetlejuice) de Tim Burton. La gran sorpresa weird timburtoniana de la última década, con algunas sensaciones realmente positivas respecto a cómo era su cine, pero también otras largamente negativas. Contiene el par de momentos musicales más demenciales del año, donde uno vislumbra al Burton de antaño, además de geniales pinceladas a lo Mario Bava, tramas descabelladas, destellos de George A. Romero y un puñado de actores que se vuelven a disfrutar (los viejos rockeros nunca mueren y así lo demuestran Michael Keaton, Winona Ryder y Catherine O’Hara… o ese trampantojo de Jeffrey Jones). Una buena forma de echar la vista atrás y recordar lo grande que era Tim Burton en sus primeros años.

Horizon: An American Saga – Capítulo 1 (Horizon: An American Saga – Chapter 1) de Kevin Costner. Western de tres horas repleto de personajes, historias de 15 minutos y bastante más tedio del que esperaba. Hay detalles que delatan una película potencialmente genial, Costner es Costner, pero hay más momentos no tan geniales que los que elevan la calidad final del film. Quizás el segundo episodio, del que podemos ver un atisbo en los últimos minutos de esta larga propuesta del mítico y multipremiado actor / guionista / director, pueda traer más esperanzas para la saga. Por ahora interesante, nada más.

También uno de los pocos carteles de Pig
También uno de los pocos carteles de Pig

Pig de Michael Sarnoski. Una de esas películas de las que, antes de nada, hay que saber la sinopsis: Un cazador de trufas que vive sólo en el interior de Oregón debe volver a su pasado en Portland en busca de su querida cerda forrajera que ha sido secuestrada. Vale, antes de dirigir Un lugar tranquilo: Día 1, Sarnoski se juntó con Nicolas Cage y Alex Wolff en una propuesta totalmente diferente y francamente inesperada. Pig es sorprendente, inexplicable, memorable y triste. Un compendio de soledad, fracaso y venganza, todo en el mismo bote de esencias. Cage de nuevo sobresaliente. La verdad, la tuve ahí mucho tiempo, demasiado creo yo.

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Venga que estamos ya en diciembre y yo atascado en agosto. Un verano bastante molón donde destacaron Longless, La trampa, MaXXXine y, sobre todo, Alien: Romulus. De regalo Monolith, una de 2022 que pasó por festivales hasta caer en una plataforma de streaming. Al tema…

Longlegs de Osgood Perkins. El thriller de terror de la temporada. Propuesta extraña, desafiante, incómoda de ver y muy pero que muy retorcida. No esperas lo que finalmente ves, el macabro personaje encarnado por un irreconocible Nicolas Cage, los extraños crímenes entre lo paranoico y lo infernal, esa detective poco comunicativa y bastante distante que siente y padece (maravillosa Maika Monroe). Esto es Longless, una propuesta diferente con un creciente y a la postre dominante fondo diabólico pagano.

Uno de los pósters de Longlegs
Uno de los pósters de Longlegs

La trampa (Trap) de M. Night Shyamalan. Nuestro idolatrado director se marca un deus ex machina como ningún otro hasta la fecha. Ya al principio no hay quien se lo crea, eso de aparcar el coche cerca de un estadio donde se celebra un gran concierto con tan poca antelación no cuela, pero la cosa va in crescendo y la propuesta de Shyamalan llega a ser un "todo vale" tan absurdo que tiene su encanto. Lo excesivo del personaje de Josh Hartnett, que está magnífico, juega muy a favor de una historia muy poco creíble, y lo que maquina y ejecuta son constantes saltos de fe… puede que ahí esté el truco de Shyamalan. Mal para muchos, no es su mejor producto ni pretende que lo sea, así que en la media actual del maestro M. Night Shyamalan.

Alien: Romulus de Fede Álvarez. Mola sentarse en un cine a disfrutar de clásico ADN Alien de principio a fin. Alien: Romulus es una película fantástica con todos los elementos que se esperaban en ella, y más que nadie preveía. Es terrorífica, llena de referencias y repleta de fabulosos efectos prácticos que la hacen aún más disfrutable. De principio a fin estás viviendo una nueva odisea en el universo gestado por Dan O’Bannon y Ronald Shusett, construida con un detalle exquisito, y que no huye de la idea de unir un universo cinematográfico que para muchos estaba yendo por libre en sus dos últimos magníficos episodios. Todo lo contrario, aquí tenemos ese anillo único que todo lo gobierna, y que nos hace pensar que la salud de la franquicia sigue perfecta… y con un futuro que esperamos gratificante ("Alien: Earth" está ahí a la vuelta de la esquina).

Póster de Alien: Romulus
También uno de los pósters de Alien: Romulus

MaXXXine de Ti West. En esta ocasión estamos ante la película rara del año, no tanto por lo que muestra, sino por cómo lo muestra. Un giallo, un thriller a lo De Palma, una película sobre Satán en Hollywood, un viaje que en muchos momentos no tiene sentido, pero donde la lógica no tiene cabida viendo de dónde viene. MaXXXine es libertad absoluta, como lo eran muchas películas de la época que representa, donde los giros argumentales que te dejaban flipando eran perfectamente válidos. Me ha encantado de principio a fin. ¿Es MaXXXine el final de la relación entre West y la maravillosa Mia Goth? Pues vaya usted a saber.

Monolith de Matt Veseley. Termino esta entrada con una propuesta totalmente inesperada, una película compleja con una sola actriz enfrentada a una historia oculta en misteriosos archivos de audio y extrañas simbologías. Lily Sullivan, ahora conocida gracias a Evil Dead: Rise, lleva todo el peso de la historia y sorprende en este elaborado relato de ciencia ficción.

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