Opinión


Hace tiempo que no me paso por aquí, y qué mejor razón que hacerlo para dedicarle un rato a ¡Nop! (Nope), lo nuevo del siempre intrigante y sorprendente Jordan Peele. El tercer superlativo trabajo como director y guionista del responsable de Déjame salir (Get Out) y Nosotros (Us), navega en un mar que rememora eternos iconos de años atrás, con reflejos evidentes de los inmortales Spielberg o Shyamalan, pero otorgando personalidad al trabajo final, explorando el horror, la comedia, la grandiosidad de las grandes aventuras… y el western salido de las piezas musicales, obras maestras, compuestas por el virtuoso Michael Abels.

OJ Haywood y Emerald Haywood, foto de familia
OJ Haywood y Emerald Haywood, foto de familia

No lo voy a negar, soy de esos que de forma irracional adoran el cine que hace Jordan Peele. Su enfoque del error moderno, ese que muchos gustan denominar como terror elevado, es singular y diferente, siempre complejo de asimilar a primera vista, repleto de secretos, imposibles, giros y más giros, de esos que seguramente pueden acabar volviéndote tarumba o dejarte el culo roto. De ¡Nop!, extraño título el elegido pese a ser una especie de traducción directa de la expresión americana, pero en realidad un acrónimo de No Of Planet Earth, poco se puede y se debe decir.

Si no lo ves, no lo crees
Si no lo ves, no lo crees

En modo breve comentar que la familia Haywood tiene un rancho. Sus caballos, famosos en otro tiempo, caen en desdicha el día que el viejo Otis Haywood Sr. (ese mítico Keith David), fallece en extrañas / rocambolescas circunstancias atravesado por una moneda . Su hijo OJ, Daniel Kaluuya es el amo, dirige un negocio en caída libre, mientras que su hermana Emerald (Keke Palmer), hace de su capa un sayo. Un día algo pasa y ante OJ y Emerald se abre la puerta de lo imposible, lo inconcebible y lo irracional. Del deseo por ser el centro de atención de todos, y de hacerse de oro en cero coma, se nos traslada a un aventura repleta de momentos escalofriantes, donde la tensión no deja de presionarte. Ahí es donde ¡Nop! visita y enarbola una bandera que tributa a lo bestia evocando mitos de la aventura fantástica como son Tiburón (Jaws), La guerra de los mundos (War of the Worlds), Señales (Signs), Encuentros en la tercera fase (Close Encounters if the Third Kind) o Jurassic Park / King Kong.

Obsesionados por el misterio de ¡Nop! los hay en todas partes
Obsesionados por el misterio de ¡Nop! los hay en todas partes

Entre medias hay espacio para un desconcertante pasado en forma de serie de televisión, tan de moda ahora, donde de vemos en modo espejo miniaturizado un reflejo de lo que ocurre a lo largo de la historia principal… ¡Nop! es además obsesión por el cine, por llevar al límite de lo imposible, sobrepasándolo, las ideas mas arriesgadas. Está claro, en ¡Nop! tenemos evidentes equivalentes a Brody, Hooper o Quint… ese Michael Wincott deseoso de llevar todo más allá como hiciera un desquiciado Robert Shaw en el clásico del verano, o el tecno adicto Brandon Perea, también tenemos una especie de Roy Neary en la piel de Steven Yeun… vamos, que hay de todo en el maravilloso film de Jordan Peele.

Lo dicho, en lo más alto de este año, cine de terror, pero cine de aventuras, comedia, fantasía… gloria bendita.

Un cartel diferente de ¡Nop!
Un cartel diferente de ¡Nop!

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Hace ya unos días llegó a la pequeña pantalla, servicio de streaming Disney+, Prey de Dan Trachtenberg, una nueva visita de la famosa criatura Depredador, pero desde un punto de vista bastante diferente. Tras casi 40 años de historia a sus espaldas, la creación de Jim y John Thomas se reinventa trasladando la acción a un momento impropio y para nada esperado, amén de cambiar las reglas hasta ahora establecidas. La costumbre siempre ha sido ver a los protagonistas de los diferentes films de la saga armados hasta los dientes, con potencia de fuego como para arrasar un edificio completo, y, por qué no, relativamente ciclados y muertos de calor… Prey da un giro de 180 grados y nos propone enfrentar al humano contra el monstruo unos cuantos siglos atrás en el tiempo y, para rizar el rizo, con una joven india con ansias de demostrar como centro de la aventura.

Amber Midthunder, presa y cazadora en Prey
Amber Midthunder, presa y cazadora en Prey

Prey transita en dos terrenos muy diferentes. Dentro de la evidente incredulidad de la saga Predator tras su gloriosa y musculosa primera parte, Prey no cae en las rocambolescas y pizpiretas aventuras de Depredador 2, con ese increíble Danny Glover brincando por los tejados de esa calurosa Los Ángeles mientras que Gary Busey ponía caras, pero tampoco se pasa de vueltas visitando descarriados sectores estelares como en Predators, ni pergeñando gamberras batallas épicas cargadas de locos momentos como las vividas en Predator, la de Shane Black y Fred Dekker de 2018. Prey digamos que es más costumbrista, fiel a la idea original de un Depredador cazando, pero libre como la tribu de indios que se enfrentan a invasores diversos… depredadores todos ellos venidos al caso. Trachtenberg, director de la muy molona Calle Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane), se embarca en una historia complicada, con una historia donde prima lo tribal / invasor sobre lo sobrenatural llegado del espacio hasta, claro está, que la criatura decide dar el primer paso… (en ese momento gloria bendita).

El nuevo Depredador que vemos en Prey... un modelo atípico
El nuevo Depredador que vemos en Prey… un modelo atípico

Dentro ya de ese lo admito / no lo admito, Prey funciona bastante al límite, sobre todo por los antecedentes que nos han contado desde hace ya casi 40 años y donde primaba el músculo siempre. Se toma su tiempo, largo todo sea dicho, para presentar lo que podría ser un primer encuentro entre un humano y un Depredador. Empodera a una mujer, en tiempos donde dudo que este concepto si quiera se planteara, y propone el film como un reto para alcanzar el grado de madurez de la protagonista, al tiempo que establece unos convincentes nexos entre este film y sus futuros antepasados. Ese trabuco de Raphael Adolini de 1715 que vimos en Depredador 2 y del cual ya se pretendió dar sentido en el cómic "Predator: 1718", creado por Henry Gilroy y Igor Kordey, y publicado en julio de 1996, ese "si sangra, podemos matarlo" de Dutch (Arnold Schwarzenegger) repetido por Taabe (Dakota Beavers), etc. Además, todo apunta a primer encuentro por la actitud de la criatura, cazando una cobra, un lobo, un oso y acto seguido, un ser humano. El Depredador además va un poco en modo berserker, no parece estar tan preparado como en futuros encuentros, por lo que da más sensación de que sí, esta podría ser la primera vez que humano y criatura se ven las caras.

En definitiva, Prey mola, funciona mejor en sus descontrolados últimos 30 minutos donde el cruce entre Depredador y ser humano se establece, pero por otro lado palidece en la construcción de la historia durante unos largos 60 minutos… aunque sea para probablemente establecer el origen. Se puede ver y desde luego disfrutar.

Uno de los pósters de Prey
Uno de los pósters de Prey

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Al fin he podido ver otra de mis añoradas esperanzas de este año, y que para hacerla más desesperante ha caído en medio de un extremadamente caluroso verano de 2022. Resulta que Alex Garland, director de la maravillosa Ex-Machina y Aniquilación (Annihilation), y guionista de la no menos brutal Dredd, La playa (The Beach), 28 días después (28 Days Later…) o Sunshine, y responsable de esa curiosa rareza metafísica que es "Devs", se nos embarca en Men, una propuesta prioritariamente rara, o muy rara, que fusiona el terror más bendito, adornado con un fondo folk horror, aspectos de pura ciencia ficción y esencias personales amén de vivencias dolorosas y catárticas.

Harper en uno de sus momentos de crisis existencial
Harper en uno de sus momentos de crisis existencial

Men nos cuenta el viaje de redención de Harper (Jessie Buckley) tras haber perdido, ¿suicidio o paso en falso?, a su marido James (Paapa Essiedu). No sabemos exactamente en qué momento del duelo Harper se va a la campiña inglesa con idea de pasar unos días en un caserón comandado por Geoffrey, la primera encarnación de un superlativo Rory Kinnear, actor que veremos adoptar diversas formas / entidades en Men. El film de Garland, o una posible percepción del mismo, plantea una historia donde la violenta relación padecida por Harper se ve reflejada, merced a una simbiosis de su subconsciente, en algún tipo de grotesca entidad que rodea el bosque donde se encuentra la casa. De alguna forma James está presente, ya sea como niño, casero, ser planta, cura, policía o gamberro de bar. Los papeles de Rory Kinnear son en el fondo James, o al menos lo es ese ser que encarna el icónico actor y que vive debajo de un puente, y por ende son la representación de la misoginia como tema crítico a tratar.

Rory Kinnear como el hombre planta que refleja la actitud de James
Rory Kinnear como el hombre planta que refleja la actitud de James

Garland narra una historia plagada de metáforas que reflexionan sobre la tóxica figura masculina de la relación que ha terminado, ya de paso, y para liarla parda se saca la chorra y nos adentra en una locura multiforme, donde el trabajo de efectos visuales parece sacado de la perversa y extrema mente del genio de los FX grotescos Screaming Mad George (el visionario tras las tortuosas suculencias de Society por ejemplo). A otro nivel está también el uso del color en la fotografía, con tonos naranjas rojizos quemados que transmiten el peor de los terrores en la pareja, frente al aprovechamiento del verde como paleta para una campiña donde lo que sea que vive en el bosque tiene más que decir. Rob Hardy, habitual de Garland hace un trabajo maravilloso, ala. La música, como siempre, cosa de Ben Salisbury y Geoff Barrow, acompaña.

Uno de los momentos de castigo... fruto prohibido, en los tiempos que corren
Uno de los momentos de castigo… fruto prohibido, en los tiempos que corren

En fin, Men mola, es un film muy raro y francamente no dejará conforme a todos los que lo vean. Tiene su chicha, toca un tema espinoso y desagradable, y los envuelve de terror y folklore, fondo religioso, etc. De regalo, los últimos 20 minutos más desconcertantes de lo que van de año.

Póster de Men de Alex Garland
Póster de Men de Alex Garland

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Hoy era el día para participar en una charla en el Fancine de Lemos 2022 con motivo de la exposición permanente del MUVI y centrada en la relación entre el cine y los videojuegos, pero el COVID no atiende a compromisos, no te preguntar si ahora te viene bien… te toca, te machaca y te deja enclaustrado cual monja de clausura. En fin, pese a la tristeza y frustración, toca regresar al blog… que hace ya casi dos meses que no lo visito. La última grata sorpresa que me echado a los ojos ha sido The Black Phone, el regreso de Scott Derrickson tras su breve periplo por el universo Marvel, ahora convertido en multiverso de locura (intentaré dedicarle un rato a Sam Raimi también).

Finny... el prota
Finny… el prota

The Black Phone es una nueva pequeña joya, delicia que cabalga a lomos del terror y el thriller, de los sobrenatural y la aventura teenager que el padre del hijo solía explorar con bastante frecuencia. The Black Phone es una adaptación del homónimo relato de Joe Hill, hijo de su ilustrísima eminencia Stephen King… y se nota, vaya que si se nota. Desconozco la obra, pero si Derrickson, acompañado por su inseparable co-guionista C. Robert Cargill (inseparables desde la magnífica Sinister), han plasmado el tratamiento de personajes de la obra de Hill, no queda más que quitarse el sombrero… negro. The Black Phone es un film muy sencillo repleto de esos tantos clichés que hemos visto en un buen ciento de películas: que si los abusones de turno; que si el colega malote que en el fondo es mejor amigo del prota y que de paso le enseña mates; que si ese momento de la pre adolescencia donde te gusta esa compañera de clase con la que no te atreves pero que sin embargo se interesa por ti; que si el padre que pega a sus hijos… en fin, todos y más. Sin embargo, Derrickson y Cargill nos envuelven con estos clichés para decorar una historia tétrica, perversa pero fabulosa, entretenida, muy bien filmada y, por qué no decirlo, resulta casi perfecta.

El villano... una de sus caras
El villano… una de sus caras

The Black Phone cuenta la historia de Finny (Mason Thames), el típico chaval que no tiene media hostia, con una hermana (Madeleine McGraw) que habla por los codos y que va al colegio porque le mandan, ya que las tortas y los abusones le esperan a partes iguales. Un misterioso personaje que rapta niños, y un secreto que no voy a desvelar, dan forma a una absorbente historia que ya de paso cuenta con uno de esos repartos teen que molan. Todavía recuerdo cuando vi Super 8 de J.J. Abrams y allí estaban Joel Courtney o la flipante Elle Fanning, aun ahora si lo piensas, ese reparto de la gloriosa "Stranger Things" (en su primera temporada) era pura química, y ahí están algunos de ellos… y en The Black Phone pues ojo sobre todo con Thames. Añadidle a un muy perturbador Ethan Hawke, una máscara diseñada por el icónico y ya jubilado Tom Savini, y ya está. Una historia que funciona como un tiro pese a que muchas cosas pensarás que ya las has visto.

En fin, eso, The Black Phone ahí se coloca, en la parte superior en cuanto a mejor terror de este 2022, si bien navegue en un mar donde el miedo, los sobrenatural y la aventura más teenager, se mezclan para dar como resultado un caldo primordial de los buenos.

Cartel de The Black Phone
Cartel de The Black Phone

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Vale, sé que llego tarde y que ahora debería estar hablando de Doctor Strange en el multiverso de la locura… pero no, admito que voy con forzado retraso y hoy me dedico a escribir sobre X de Ti West, la última gran propuesta del cine de terror y, por lo pronto, la primera joya de género de este 2022 (esperada eso si).

Mia Goth, rutilante estrella en X... aquí encarnando a Maxine
Mia Goth, rutilante estrella en X… aquí encarnando a Maxine

Valga decir que Ti West es un director bastante irregular, responsable de obras referentes dentro del terror moderno como pueden ser La casa del diablo (The House of the Devil) o el found footage The Sacrament, pero también padre de cosas más flojeras como Los huéspedes (The Innkeepers), aunque es de esos pocos que decidió abandonar el género y abrirse a otras propuestas diferentes como el notable western El valle de la venganza (In a Valley of Violence), curiosamente su última incursión en cine antes de dedicarse a peregrinar por el mundo de la televisión con episodios en series como "Wayward Pines", "Tales from the Loop" o "Them". Seis años de sequía después West regresa, y lo hace por la puerta grande, la de mayor tamaño que podáis imaginar, con A24 confiando ciegamente en este su periplo, y no… X no es terror elevado, el gloria bendita.

Brittany Snow como Bobby-Lynne, y Kid Cudi como Jackson, pareja con sofocante química
Brittany Snow como Bobby-Lynne, y Kid Cudi como Jackson, pareja de sofocante química

X es un viaje al pasado, merced a un excelso trabajo de adaptación en su estética, un regreso a aquel cine que poblaba pantallas hace muchos años en las salas de cine más de pueblo a lo largo y ancho de los USA (las sesiones grindhouse) con esa estética caduca pero singular, sin prejuicios, regada con generoso gore, mucha mala baba, bastante humor negro y referencias a iconos cinematográficos de aquellos días (el lago de Viernes 13 de Sean S. Cunningham, la mansión de La matanza de Texas de Tobe Hopper, o hasta un guiño a La noche de Halloween de John Carpenter al hacer uso de "Don’t Fear the Reaper" de Blue Öyster Cult). X es una de horror redneck con un equipo de rodaje de cine porno setentero haciendo frente a un matrimonio de ancianos en medio de la nada. Una casa, su granero, un lago cercano… suficiente para construir una historia malsana, por momentos muy enfermiza, pero donde West logra algo sumamente complicado, hacer que el corto reparto que riega su mejor film hasta la fecha sea sencillamente maravilloso, lo que hace que disfrutes si cabe más con cada minuto de metraje.

La espalda de Mia Goth en X... y en ese referencia lago
La espalda de Mia Goth en X… y en ese referencia lago

La historia de X transcurre en un breve plazo de 24 horas. Un día con su noche: un día donde se rueda una porno setentera; y una noche donde pasa lo que todos sabemos que va a pasar… asesinatos. West hace algo muy inteligente y nos adelanta el desenlace final, ocultando eso sí quiénes se encuentras debajo de las sábanas que han posado los marshall de rigor sobre los cadáveres. Tampoco hay mucho secreto en la autoría de los crímenes, tenemos por un lado al personal de la futura peli porno con director, actor principal, un par de actrices, el cámara (Owen Campbell) y la técnica de sonido (Jenna Ortega), y por el otro a un matrimonio de ancianos. Ojito a la jugada maestra de West, otra más, la magnífica Mia Goth es Maxine, actriz no de método, adicta a las drogas y musa de Wayne (Martin Henderson), pero al tiempo es Pearl, la anciana esposa de Howard (Stephen Ure)… y que junto a su marido y el efecto causado por los telepredicadores tienen un particular sentimiento hacia los desviados, pervertidos, y demás cochambre surgida en esas décadas de inicios de gustosa depravación en formato vídeo.

No hace falta mucho para saber que de estos más de uno acabará como el rosario de la aurora
No hace falta mucho para saber que de estos más de uno acabará como el rosario de la aurora

Lo mejor que tiene X es además que Ti West no se oculta, no promete y luego no muestra. A cada minuto sabes qué va a pasar, cuando West posa su cámara sobre ese clavo en esa tabla de granero sabes qué te espera. Por lo tanto, hay sustos muy buen elaborados, pero a la vez no hay secretos, y el body count cae por su propio peso adornando una de terror gore no exenta de comedia y mucho humor negro. X es gloria.

Cartel molón de X
Cartel molón de la igualmente molona X

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¿Cómo reinventas a un héroe eterno y casi omnipresente a lo largo de los últimos 30 años? ¿Como te haces con un hueco por derecho cuando te rodean propuestas paridas por genios a su manera como son Christopher Nolan, Tim Burton o Zack Snyder? Pues sencillo, o no tanto… gestando The Batman, la rutilante nueva magnum opus de un director de clase como Matt Reeves.

Robert Pattinson, protagonista en The Batman
Robert Pattinson, protagonista en The Batman

El ansiado regreso en solitario del cruzado encapuchado a la gran pantalla llevaba ya unos años gestándose. Cerca de siete años desde que Ben Affleck firmó para hacerse cargo del film (director, protagonista y guionista junto a Geoff Johns), al que ya tituló The Batman, y un lustro ni más ni menos desde que él mismo abandonó la silla de director del proyecto al considerarlo imposible de rodar (la presión era mucha y el tiempo poco… amén de otras razones), y dejarlo en manos de Reeves. De aquello que el otrora Bruce Wayne planificó quedan detalles como un mayor enfoque detectivesco, alejado por completo de propuestas previas, y ese aspecto noir clásico que tanto reluce en las mejores historias de Batman. No obstante Reeves, junto a Peter Craig, han creado una historia única que no se esconde al recoger detalles de tiempos pretéritos para acabar siendo única de principio a fin.

Selina Kyle y Batman, tenemos el antes, falta el después
Selina Kyle y Batman, tenemos el antes, falta el después

Es The Batman una obra oscura, violenta y brutal. Catártica en tanto en cuanto recupera la esencia más detectivesca del icónico personaje creado por Bob Kane y Bill Finger, bañada de corrupción en las altas esferas, de obligados mafiosos como los que se ocultan en por ejemplo tras "El largo Halloween" de Jeph Loeb y Tim Sale, y de icónicos villanos reimaginados en una Gotham de perpetua noche, lluvia interminable, seres taciturnos y mucho vicio. Es The Batman perturbadora, escabrosa, espeluznante, y muy pero que muy negativa, acomodada en esa vertiente malsana del serial killer sobre el que profundizaron en la fabulosa Zodiac, y no menos en el terreno de lo espeluznante y grotesco que resultaba ser John Doe en la enfermiza Seven. Si, Matt Reeves sabe muy bien qué aprovechar, y nada mejor que transformar a The Riddler, superlativo "no he roto un plato" Paul Dano, en una disparatada versión extrema de los asesinos comentados anteriormente. Y ojo, que nada tiene que escatimar este del mismísimo Joker de Phoenix o al Bane de Hardy, la anarquía como arma poderosa, el uso de las redes sociales y los medios como nueva voz… The Batman es clásica pero al tiempo moderna.

Paul Dano como The Riddler, perturbador y perturbado
Paul Dano como The Riddler, perturbador y perturbado

Pero The Batman es más. Ronda de lleno el terror más referencial con ese inagotable batmóvil que, como salido del infierno, muta en una especie de Plymouth Fury de 1958 (oda a John Carpenter), y que sin pararse ante nada protagoniza una de las persecuciones más cercanas al infarto que se hayan visto en mucho tiempo. Es también truculenta, en tanto en cuanto su gran villano parece haberse formado con los juegos que conocimos en esos inicios de la saga Saw. Es The Batman devota de los cómics que adapta, y donde cómo ellos ofrece un relato en forma de voz en off que recuerda a todas esa viñetas donde el señor de la noche bombardeaba con sus pensamientos al ávido lector que se encontraba al otro lado. También es una propuesta arriesgada donde surge el lado más podrido y oscuro de la familia Wayne, y donde Bruce, mola un rato largo ese pedazo de actor que es Robert Pattinson, no duda en apoyarse en ese Jim Gordon (Jeffrey Wright) casi tan omnipresente como él… menuda dupla de detectives están hechos.

Un irreconocible Colin Farrel como Oz... futuro Pingüino
Un irreconocible Colin Farrel como Oz… futuro Pingüino

Y todo sigue asentándose en The Batman. La sensualidad de Zoë Kravitz como la ladrona Selina Kyle, rodeada cómo no de gatos, la presencia de Colin Farrel como el muy cínico Oz, o John Turturro como Carmine Falcone, capo. Falla, eso si, estrepitosamente Andy Serkis como un infumable Alfred, desbocado y nada asentado en lo que el personaje necesita. Decora una superlativa banda sonora creada por Michael Giacchino, a mil millas de piezas previas, pero que no duda en suscitar ese "esto me suena a aquellos otros compositores"…

Gordon y Batman, detectives
Gordon y Batman, detectives

En definitiva, un peliculón que agradece sus tres horas, donde entretiene, te mantiene tenso, te atormenta y te sume en la versión más gótica del personaje desde la visión de Tim Burton, pero que al tiempo propone el enfoque más detectivesco del personaje hasta la fecha. Joya que debe tener una prometedora secuela…

The Batman
The Batman

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A ritmo de Bullet Shields uno se pone a escribir sobre Texas Chainsaw Massacre, el retorno de otra de las sagas slasher terror más longevas… ya quedan menos sin su ansiada vuelta a la palestra. Esta secuela directa del ya archiclásico de Tobe Hopper, y que por lo tanto reescribe el pasado de la misma forma que hicieron David Gordon Green y Danny McBride con la carpenteriana La noche de Halloween (Halloween), es una fresca oda al "hago lo que me da la gana y defino un nuevo punto a seguir que si alguien quiere continuar bienvenido sea". Ya de paso se apuntan al efecto regreso al pasado y nos saluda Sally Hardesty (Olwen Fouéré), la nueva y ajada cara de la única verdadera superviviente (la original actriz Marilyn Burns falleció en 2014).

No saben dónde se meten estos influencers
No saben dónde se meten estos influencers

Está claro que La matanza de Texas, como saga, siempre ha ido un pelín por libre, como otras tantas en el sector horror. Tenemos secuelas variopintas y excesivas (ese combate de motosierras con Dennis Hopper en modo loco vengador o el transleatherface de La nueva generación de 1994), precuelas que se pasaron por el forro el supuesto canon (la del dúo francés Bustillo / Maury), y/o reboots que vinieron a contar lo mismo, pero de otra forma (el raro mejunje formado por los films de 2003 y 2006). Estamos ahora en 2022 y los incombustibles Fede Álvarez y Rodo Sayagues (los responsables de esa maravilla del gore más macabro y al alcance de todos que es la Posesión infernal del 2013), ponen en manos del debutante David Blue Garcia una aventura sin igual. ¿Cuál es el común denominador de esta saga de matarifes y motosierras? Pues el villano Leatherface, ¿cómo haces entonces para hacer una secuela al film del maestro Tobe de 1974? Pues te plantas 46 años después y descubres que el loco Caracuero tuvo una vida de recogimiento tras la matanza aquella del asfixiante calor y la chicharra cojonera.

Influencers convertidos en carne picada, despiporre sin control
Influencers convertidos en carne picada, despiporre sin control

Por otro lado, ¿qué puedes hacer para que la historia tenga otra vez sentido y no cuente de nuevo lo mismo de siempre? Pues llega con dar una vuelta de tuerca bastante jocosa y divertida en la que Leatherface (Mark Burnham, un curioso casi fijo en la filmografía de Quentin Dupieux) se libere de su monacal represión y plante violenta venganza contra un grupo de mamelucos influencers. El chef mediático Dante (Jacob Latimore), su prometida Ruth (Nell Hudson), su socia Melody (Sarah Yarkin) y la hermana de esta, Lila (Elsie Fisher), han comprado el pueblo abandonado de Harlow y plantean montar una especie de comuna influencer. Una mala decisión que provoca el desahucio de la señora Mc provocará un nuevo despertar en Leatherface. Instragramers, Twitteros verificados, TikTokers… todos descansarán en piezas tras la hora y media de película. Espero que salga algún día una versión más R que esta estrenada en Netflix, porque hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en cuanto a escenas gore como con las secuencias de la parte de atrás de la furgoneta del sheriff, o la sesión de liposucción a las bravas del autobús de famosetes.

Un viejo conocido dispuesto a vestir su máscara otra vez
Un viejo conocido dispuesto a vestir su máscara otra vez

¿Merece la pena entonces Texas Chainsaw Massacre? Pues si, entretenida es desde luego, se toma a si misma muy poco en serio sobrepasando los límites de obras previas de la saga, y sirve para ampliar el bodycount de la franquicia con modos dignos de aplauso a la originalidad. Es simpática y la corta hora y media que dura bien lo merece. Ojo, hay que quedarse hasta el final de los créditos.

Cartel de Texas Chainsaw Massacre
Cartel de Texas Chainsaw Massacre

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Hacía tiempo que Guillermo del Toro no se prodigaba tras las cámaras en una sala de cine. Desde 2017 con la premiada La forma del agua (Shape of Water), del Toro ha dedicado su tiempo a la producción de films como la olvidable Pacific Rim: Insurrección, la muy correcta Historias de miedo para contar en la oscuridad, esa nueva versión de Las brujas de Roald Dahl o la vapuleada largo tiempo Antlers: Criatura oscura. Al tiempo, su foco ha estado puesto en la animación con episodios en sus creaciones "Trollhunters" y "Los 3 de abajo: Cuentos de Arcadia", o la esperada obra stop motion Pinocchio… pronto la podremos ver.

Pero durante estos años de cambios personales, el director mexicano también ha puesto sus ojos sobre la obra literaria "Nightmare Alley" de William Lindsay Gresham, y la primera adaptación de esta, El callejón de las almas perdidas de Edmund Goulding con Tyrone Power como protagonista.

La doctora Lilith Ritter (Cate Blanchett) vs. el Stanton Carlisle (Bradley Cooper)
La doctora Lilith Ritter (Cate Blanchett) vs. el Stanton Carlisle (Bradley Cooper)

Junto a Kim Morgan, su actual pareja, Guillermo del Toro nos presenta una Nightmare Alley pizpireta, vívida en sus matices y colores, pero a la vez sórdida y francamente violenta. Estamos ante una espiral protagonizada por la decadencia del ser humano, de cómo un hombre aparca sus demonios cuando acaba trabajando en un circo de los horrores, deudor del mejor Todd Browning y que ya de paso se homenajea en algún que otro pasaje muy Freak, y de como este paso por un entorno donde el engaño es el auténtico protagonista, define y decide el destino de esta persona, a la postre convertido en títere de su propia mentira. El callejón de las almas perdidas derrocha esa sensibilidad narrativa del viejo Hollywood, ya presente en La forma del agua, pero lo junta con el inconfundible estilo tras las cámaras del director mexicano. Habituados a los monstruos salidos de la mente de Del Toro, Nightmare Alley se aparta del terror al uso, visita el cine negro, neo-noir en este caso, y nos enfrenta a un monstruo tan perturbador como cualquiera de las criaturas vistas en sus trabajos previos… Stanton Carlisle.

Cartel de El callejón de las almas perdidas
De paseo por el circo de los horrores que dirige Clem Hoatley (Willem Dafoe)

Es El callejón de las almas perdidas una película hipnótica, plagada de personajes atormentados por su pasado, y donde hay espacio para que poco a poco nos cuenten qué ha marcado la vida de Stan, o qué desea escuchar esa alta sociedad, manipulable, podrida por dentro, a la que este atormentando personaje engaña vilmente. Además, ese embaucador no puede contar con mejor actor. Bradley Cooper se gana cada minuto que está delante de la cámara, mostrando un rostro carismático por el que no puedes más que sentir deleite, pero que ya en su superficie deja entrever a ese ser falso y taciturno de pasado incierto y futuro claro.

Dos de los "monstruos" del circo
Dos de los "monstruos" del circo

Junto a Cooper tenemos esa parada de los monstruos donde los secretos más oscuros, y las decisiones más reprobables son mostradas. Stan se cruza en la vida de Zeena la Vidente (Toni Collette), una clarividente que junto a su marido alcohólico Pete (David Strathairn), llenan de falsa esperanza a paletos y pueblerinos. También hay espacio para el gigantón Bruno (Ron Perlman), la deseosa de oportunidades y perla de la casa Molly (Rooney Mara), otra marioneta más en manos de Stan, o Clem Hoatley (Willem Dafoe), el único y verdadero visionario en realidad. Pero no por ello menos monstruoso es lo que uno puede encontrarse fuera del propio circo de los horrores del principio, ese New York de glamour cuenta con una alta sociedad con seres de la talla de Ezra Grindle (Richard Jenkins), no hay bicho bueno, o la mismísima doctora Lilith Ritter (Cate Blanchett)…

En definitiva, pese a sus dos horas y media, y cuando mucha gente la ponía verde (que me lo expliquen), El callejón de las almas perdidas de Guillermo del Toro es otra de esas obras con personalidad, que recuperan un estilo olvidado, una narrativa al alcance de muy pocos, y donde no hace falta una criatura para pasarlo mal… llega con ver de qué es capaz el más vil de los seres humanos (aquí hay unos cuantos). Ah, y música de Nathan Johnson, bien.

Cartel de El callejón de las almas perdidas
Cartel de El callejón de las almas perdidas

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Número raro este 17 para el cierre del 2021, ¿no? Decir que este año he seguido sacando jugo a mi perfil de LetterBoxd como base del seguimiento de las películas que he ido viendo, clasificando y sobre las que he escrito mini reviews (las haya disfrutado o no). Recopilo por lo tanto ese top que no se queda en 10, porque sería injusto, y cansado, decidir qué quitar de las recomendaciones donde más películas se acumulan… es lo que tiene valorar films con estrellitas.

Fabuloso cartel de La autopsia de Jane Doe
Fabuloso cartel de La autopsia de Jane Doe

Annette de Leos Carax, vista en Filmin. La increíble propuesta del director de la inclasificable Holy Motors o Los amantes del Pont-Neuf (Les amants du Pont-Neuf) es sorprendente. Un encanto cinematográfico que no para de sacar jugo a un genial Adam Driver (este tipo está a otro nivel), y que cuenta ya de paso con un asombroso conjunto de piezas musicales salidas de la mente de Sparks, desconocidos para la gran mayoría, pero responsables de temas presentes en bandas sonoras como las de Kick-Ass, "This Town Ain’t Bug Enough for Both of Us", Noche de miedo (Fright Night), "Armies of the Night", o Black Rain, "Singing in the Shower". Se debe ver si o si, luego ya la valoraréis.

Dune de Denis Villeneuve, vista en el cine. La primera parte de una nueva y muy esperada adaptación de la icónica obra. Villeneuve vuelve a dejar claro que maneja el tempo como nadie, creando una propuesta cinematográfica visualmente abrumadora, fantásticas de principio a fin, y con un reparto de escándalo. Los cortes en la trama, algunos de ellos un pelín anticlimáticos, siguen haciendo pensar que habrá algo por ahí oculto. En fin, de las obligadas de este año, aunque estaba prevista para finales del 2020.

Bo Burnham: Inside de Bo Burnham, vista en Netflix. Otro musical más. De esas que te enteras por Twitter que debes verla, la ves, y descubres oro. Comedia musical ideada por Bo Burnham, dirigida por Bo Burnham, protagonizada en solitario por Bo Burnham, canciones originales de Bo Burnham. Otra sorprendente delicia.

Spider-Man: No Way Home de Jon Watts, vista en el cine. Esto del multiverso puede dar para mucho, pero cuando explotas cerca de 20 años de cine del Hombre Araña pues éxito asegurado. Te ganas el corazoncito de los más veteranos, recuperas grandes villanos de ayer y de hoy, aportas emotividad y completas una película de superhéroes casi perfecta. Nada que ver con las anodinas previas propuestas del año en el MCU, ninguna de ellas será muy recordada… pero Spider-Man: No Way Home, ahí queda como cierre y partida de algo que todos esperábamos.

Última noche en el Soho (Last Night in Soho) de Edgar Wright, vista en el cine. Otra de las delicias de este 2021. Entretenidísimo thriller con tintes de terror, fondo social de muy mal rollo, elaborado reflejo del mejor giallo y neo-giallo (Argento, De Palma o Winding Refn), trama molona plagada de giros interminables, un misterio de esos que te dejan con el culo torcido, y un reparto genial encabezado por la siempre flipante Anna Taylor-Joy. Elaborado juego visual donde cabe de todo, múltiples realidades, temas sobrenaturales y mucha luz de neón.

Sin tiempo para morir (No Time to Die) de Cary Joji Fukunaga, vista en el cine. Punto y final al periplo Daniel Craig por el siempre hipersónico universo de James Bond. Cierre de una era y golpe emocional absoluto para todo fan de las andanzas de 007 que se precie. Si en su día sufrió George Lazenby, ahora el que sufre es el espectador. La espera, eterna, valió la pena.

Tigre blanco (The White Tiger) de Ramin Bahrani, vista en Netflix. Algo similar a lo ocurrido con Bo Burnham: Inside, un día lees sobre ella, la ponen y lo disfrutas. Estas siempre me acaban gustando. Cine de la India a lo Scorsese (con muchos matices claro está), paso de la nada al todo de un pelele dedicado al pastoreo que, por avatares de la vida, acaba siendo chófer de un ricachón, y de ahí a la cumbre porque tiene lo que otros no… cabeza, mala baba y poca dignidad.

Zack Snyder’s Justice League de Zack Snyder, vista en HBO (ahora HBO Max). Pues la necesaria corrección al fiasco pergeñado por Joss Whedon. Completa, violenta, atormentada, oscura y conectada, fiel a todos sus personajes, clara y directa. Excesiva como siempre en manos de Snyder, que no se corta a la hora de hacer lo que le viene en gana… y gracias a dios que le dejaron al final. Primer episodio de lo que habría de ser la gran epopeya de DC en cines, pero que se quedará en esta muestra, sobresaliente, de lo grande que se pueden hacer las cosas.

Titane de Julia Ducournau, vista en el cine. El body horror del año, rara como un perro verde, grotesca de principio a fin, cuanto más la piensas más se te queda grabada. Obsesiones sexuales muy grotescas, transformación corporal, asesinos en serie… un mundo raro el construido por la Ducournau, que ya nos dejó medio atónitos hace unos años con Crudo (Raw).

Mad God de Phil Tippet, vista en SitgesOnline. Gloria del stop motion con varias décadas a sus espaldas. Peculiar de principio a fin, historia rara en un mundo repleto de criaturas gargantuescas, mad doctors ansiosos por hacer autopsias, tormenta de ideas sin sentido. Visualmente única, diferente a todo lo que uno pueda haber disfrutado en pantalla grande, un hito de este arte del efecto especial. Un clásico.

Silent Night de Camille Griffin, vista en SitgesOnline. Estrenada en cines recientemente, la directora británica nos presenta una comedia negra navideña que oculta sin embargo el más siniestro y oscuro de los posibles dramas familiares. Un terror diferente, de esos que ves con una sonrisa hasta que te pegan el zarpazo y te quedas con mal cuerpo. En el reparto rostros conocidos de la Gran Bretaña como Keira Knightley o Matthew Goode, y Roman Griffin Davis, el fabuloso chaval de la triste pero divertida Jojo Rabbit.

El caballero verde (The Green Knight) en David Lowery, vista en Amazon Prime. Una mezcla de carácter episódico donde coinciden diversos estilos como la épica medieval, la picaresca, el terror fantasmal gótico o el erotismo. Pausada, diferente, cómica pero terrorífica, onírica y repleta de imaginación. Otra de las curiosidades de este 2021 que pronto llega a su fin.

Maligno (Malignant) de James Wan, vista en el cine. Gloria pura en esta serie B de terror con uno de los giros más locos jamás imaginados. Inconcebible de principio a fin, con varias set pieces gore dignas de aplauso, loquísima toda ella. Wan volviendo a sus orígenes, creando paranoia a cada momento, pariendo una historia macarra que parece sacada de otra era y donde ocurre todo aquello que no tiene sentido que pase. Lo dicho, disfrute sin complejos.

Candyman de Nia DaCosta, vista en el cine. Inteligente extensión del universo llevado a cine por Bernard Rose hace ya unos cuantos lustros. Candyman es más que una leyenda urbana, tiene un fondo social que merced a Jordan Peele crece, pero no dejando de lado lo siniestro, violento y salvaje del personaje. Notable, entretenida y con un juego de encuadres y espejos bastante molón. La DaCosta sabe lo que se trae entre manos y es de suponer que seguirá creciendo… ahora en Marvel.

El Escuadrón Suicida (The Suicide Squad) de James Gunn, vista en el cine. El blockbuster gamberro del año. Gunn despliega todo lo que su predecesora no supo hacer, se ríe de si misma poniendo sobre la mesa antihéroes mediocres, pero los acompaña por algunos de los rostros más valiosos del film de David Ayer. Film irreverente, extremo y excesivo, gestado en torno a una muy divertida aventura suicida donde la locura se mezcla curiosamente con lo entrañable. Sin dudarlo la mejor forma de contar con personajes que no tenían futuro a bote pronto: King Shark, Peacemaker, Polka-Dot Man, etc… y ese Starro como villano, para morirse.

Despierta la furia (Wrath of Man) de Guy Ritchie, vista en el cine. De lo mejorcito de Ritchie en los últimos años. Jason Statham en estado puro y transformado en un personaje que busca venganza con la particularidad de que dispone de los medios para llevarla a buen puerto. Remake de un film francés titulado Le convoyeur. Cine de acción del bueno, o muy bueno.

Boss Level de Joe Carnahan, vista en Amazon Prime. Otra de las gamberradas del año. Carne de Hulu a principios de año, filtrada en 2020 y por lo tanto mucho antes de verse en streaming, relegada a ser carne de plataforma en España… pero con todo esto, otra serie B de alto nivel con un Frank Grillo enredado en un bucle hiperactivo donde muere todo bicho viviente. La idea no sorprende, pero es tal el nivel de perplejidad que supura que mola. Ah, y Mel Gibson como villano.

Otras muchas hay, se quedan ahí pero igualmente recomendables No mires arriba (Don’t Look Up), el documental Fulci Talks, Polizón (Stowaway), No respires 2 (Don’t Breathe 2), Tiempo (Old), etc.

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La magia del multiverso funciona, y bien que lo saben en Marvel Studios. Las posibilidades son infinitas y cuando tienes casi 20 años de historia a tus espaldas puedes hacer lo que te venga en gana. Spider-Man: No Way Home es un nuevo ejemplo (no el primero) y una descarada delicia, sea ya en lo visual como en el emotivo juego que practica, plagada de villanos icónicos, y de buenos y malos momentos. Es ya de paso un film destinado a un público todavía más extenso si cabe del que podría estar siguiendo las aventuras de Tom Holland como tu amigo y vecino Spider-Man, ya que aquellos que en 2002 flipamos con el film de Sam Raimi estamos hoy de enhorabuena.

Spider-Man: No Way Home, un salto al vacío con tintes de éxito asegurado
Spider-Man: No Way Home, un salto al vacío con pilares de éxito asegurado

A estas alturas de la vida creo que uno ya sabrá todo lo que pasa en Spider-Man: No Way Home, o casi (no seré yo el que os lo cuente). Los trailers han sido generosos mostrando a Alfred Molina de nuevo como el mejor villano visto en cines en el universo Spider-Man, el mítico Doctor Octopus de la inmejorable Spider-Man 2, a Willem Dafoe como el pelele Norman Osborn en manos del manipulador Duende Verde de Spider-Man, a Jamie Foxx como un más normal y menos azul Max Dillon / Electro de The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro, y, aunque menos presentes claramente visibles, a Rhys Ifans como el Dr. Curt Connors / Lagarto de The Amazing Spider-Man, o a Thomas Haden Church como Flint Marko / El hombre de Arena de Spider-Man 3. Todos ellos llegan aderezados con ese J.K. Simmons en el impagable papel de J. Jonah Jameson, presente en los films de Sam Raimi, pero no en los de Marc Webb, y del que nos llevamos una sorpresa al verle al final del anterior film de esta saga en el MCU. Vamos, un multiverso de acción real, el no va más… menos mal que nos lo cuelan con magia.

Todos a una Fuente Ovejuna en Spider-Man: No Way Home
Todos a una Fuente Ovejuna en Spider-Man: No Way Home

Una de las cosas más curiosas que ocurren con este nuevo film es que si bien lo habitual es que el pastiche de personajes que pululan por los films del MCU acaben liando al más pintado, Spider-Man: No Way Home es un claro ejemplo de cuanto más mejor, siempre y cuando ocurra como aquí pasa… todos nos conocemos. La saturación bien llevada, sacando provecho de muchos años de pico y pala, eleva a un film donde hay espacio para buenas dosis de acción, comedia clásica modo Marvel, y donde todo queda bien contrastado con no escasos momentos de reflexión sobre las decisiones tomadas (muchas de ellas malas) y el dolor que siempre ha golpeado la vida del solitario y medio pelele Peter Parker. Además, el juego de reconstrucción ideado por las mentes de los guionistas Chris McKenna y Erik Sommers, el equipo de este triple periplo Spider-Man dentro del MCU, sirve para añadir una muy necesaria vuelta de tuerca donde el espíritu original de Steve Dikto y Stan Lee tenga presencia, dejando ahí aparcadas viejas ideas que, sabe dios, puede que algún día regresen, pero que a toda vista son ya innecesarias si tenemos en cuenta los enlaces que se han construido en esta película.

En fin, Spider-Man: No Way Home es una carta muy bien jugada, una perfecta fusión de 20 años de cine moderno, palomitero y al alcance de todos. Entretenida, emotiva, y abierta (o cerrada) a un futuro más acorde con el superhéroe que lo protagoniza.

El único cartel que mola de Spider-Man: No Way Home
El único cartel que mola de Spider-Man: No Way Home

Publicado por Uruloki en

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