Lun 12 Sep 2005
Este fin de semana ha tocado pasarse por el cine a ver la nueva película del histriónico y raro Terry Gilliam, Los Hermanos Grimm. Tengo que decir que se nota mucho la factura de este director y que lo mejor, sin lugar a dudas, es el diseño de producción del film, algo que ya destaca sobremanera en sus films más llamativos como Doce Monos, Brazil o Las Aventuras del Barón Munchausen, no me extrañaría nada que tuviera una nominación a los Oscar de este año. Los escenarios creados para este cuento de hadas son fabulosos, el pueblo, el bosque, las ciudades,… se nota que hay dinero porque la calidad es muy alta. Los efectos tienen un buen nivel y aunque en algún caso el digital no queda muy bien, el resultado global es agradable de ver ya que tenemos de todo: latex, animatronics y efectos digitales.
Del resto comentar que bueno, no está mal pero tampoco está bien. Me aburrí en bastantes momentos del film y tuve que gritar unos cuantos improperios a unos chavales de las narices que no paraban de hablar y dar la tabarra. Eso si, poner el grito en el cielo da resultado y hubo un buen rato donde todo el cine se estuvo calladito.
El reparto es un poco penoso, Matt Damond no me moló nada, en su línea de cara de palo número 1 del cine, y Heath Ledger me parece penoso, nunca le he visto un buen trabajo. El mejor personaje el interpretado por Peter Stormare, en el papel de un militar italiano bastante rarito, simpático y con las escenas más graciosas, aunque llega al punto de cansar bastante. Interesante la participación de Jonathan Pryce, de nuevo colaborando con Terry Gilliam después de su papel protagonista en la extraña pero fabulosa Brazil y en Las Aventuras del Barón Munchausen. Me moló el detalle de incluir referencias a montones de historias clásicas infantiles de todos los tiempos, la mayoría de los propios Hermanos Grimm como Caperucita Roja, Blancanieves, El enano saltarín (Rupelstikin), Rapunzel, El Príncipe Rana (El Rey-Rana) y Hansel y Gretel, pero también clásicos americanos como Gingerbread Man, el del hombre galleta que escapa del horno donde es cocido, corre y corre y acaba siendo comido por un zorro cuando intenta cruzar un río montado en su hocico, o La princesa y el guisante y Las Habichuelas Mágicas de Hans Christian Andersen. La música no me impresionó y esta es la típica película que se ofrece a tener una composición peculiar al estilo de las creadas por el gran Danny Elfman.
En definitiva, como bien decían algunos de los colegas con los que asistí, no sabe si quiere ser una película de fantasía infantil o adulta, pasas de detalles dignos de una peli de Disney a otros bastante más escabrosos. No se decanta por ninguno de los extremos y esto provoca que haya momentos que resulta fabulosa y otros en los que es el mayor petardo de la historia. Muy irregular. La participación de la Belluci es anecdótica y cuenta bastante poco. Para el que le interese, Dreams es una web dedicada por completo a Terry Gilliam… muy interesante!