Mar 5 May 2020
Han pasado 17 años desde que muy brevemente "escribí", en los albores de este blog, sobre esta película titulada Kung-Fu contra los 7 vampiros de oro (The Legend of the 7 Golden Vampires) de Roy Ward Baker. En pleno confinamiento toca revisar esta quintaesencia del cine psicotrónico inconcebible, esta magnífica obra de la catastrófica y eventual fusión entre la Hammer Films y la Shaw Brothers.
Kha (Shen Chan) se encuentra con Drácula (John Forbes-Robertson)
Resulta que dos de la empresas más prolíficas y molonas en aquellos tiempos (si bien se encontraban ya en su declive) se juntaron para hacer una serie de películas donde combinarían las bases del cine al que más estaban habituadas. Por el lado de los responsables británicos el horror, su marca de la casa, por el lado de los orientales el cine wuxia que llevaban cociendo largo tiempo… para el que no entienda, el cine de kung fu. El otro film de este proyecto colaborativo llamado Hammer/Shaw Productions fue un thriller con asesinatos varios y artes marciales titulado Shatter, con Stuart Whitman (Los comancheros), Peter Cushing y peña como Lung Ti (A Better Tomorrow – la de John Woo – o Los 5 Maestros de Shaolin), surgido todo a raíz del éxito cosechado por la Golden Harvest con Operación Dragón (Enter the Dragon). Tanto Hammer Films como la Shaw Brothers vieron el posible filón del film protagonizado por Bruce Lee, John Saxon y Jim Kelly, pero obviamente no lograron repetir éxito. Para confirmar el descalabro, ambas películas fueron duramente castigadas por los críticos mainstream de la época tachándolas de incoherentes de principio a fin. El tiempo sin embargo las ha encumbrado a cine de culto y todo, curiosamente, basado en eso, en esa supuesta incoherencia que reflejan.
Los Shaw Brothers movieron ficha… Drácula "camuflado" a lo monje shaolin
En fin, vamos a centrarnos en Kung-Fu contra los 7 vampiros de oro. La historia es bastante sencilla, resulta que Drácula (John Forbes-Robertson… epic fail) se va a oriente por petición de su acólito Kah (Shen Chan), fusionándose con este, y junto a sus vampiros de oro y un ejército de zombis arrasarán una remota y perdida provincia de la China (todo por tratar de recuperar el poder que se ha ido perdiendo por la ineficacia de los vampiros estos). Curiosamente el profesor Van Helsing (Peter Cushing) está dando unas master class en las universidades de la zona, y tras recibir la llamada de Hsi Ching (David Chiang) no dudará en ofrecer su ayuda y unirse a 7 hermanos y una hermana para luchar de nuevo contra las fuerzas de la oscuridad. Por ahí acompañando el hijo de Van Helsing, Leyland (Robin Stewart), y una ricachona que se cuela en la historia porque sí (la espectacular Julie Ege). El objetivo estaba claro: revivir unas sagas ya en horas bajas que agonizaban tras muchas décadas triunfando y generando un legado impagable.
El profesor Van Helsing sabe cómo vencer al enemigo sin manchar la espada (… a patada limpia)
La cacareada incoherencia del film es que este acaba convertido o derivando, por pura absorción, en un nuevo film wuxia con algo del terror de la Hammer. El factor británico, aunque no por ello propio si uno analiza los diferentes tipos de Oni, podría venir por los famosos vampiros de oro, que terminan luchando tanto o más que los comentados 7 hermanos y hermana. De hecho la seña de identidad Van Helsing, marca de la casa inglesa representada por su gran valor Peter Cusing, queda muy disimulado ya que el hijo del erudito profesor no duda en copar el protagonismo brincando, rodando y soltando patadas como si de un hijo más de la Shaw Brothers se tratara. Digamos que la película se representa en una campana de Gauss, tristemente tan de moda hoy. Abajo y poquita área la cubre Hammer Films (al inicio y al final), el resto, y abarcando la práctica totalidad del metraje, lo engloba la compañía china.
Uno de los vampiros de oro con su antifaz de hojalata
Como punto final comentar dos aspectos. Primero y crucial para darse cuenta de lo pírrico que quedó representado el poder de Hammer Films en cuanto al argumento, lo totalmente anecdótico que resulta Drácula, el no muerto, el príncipe de las tinieblas y por ende el primer vampiro. Visto y no visto. Sus minutos finales son casi ridículos cayendo de rebote ante un Van Helsing que, de ninguna otra forma, podría haber vencido al mítico conde. Por otro lado el curioso desparpajo con el que la fusión Hammer / Shaw apostó por el destape. Vampiros arrancando ante cámara la ropa a las jóvenes de las aldeas chinescas, estas tumbadas antes de ser mordidas con cero sensualidad (el efecto Drácula de nuevo desaparecido) dejando ver a todo tren sus desnudos pechos. Una serie de detalles que hacen comprender que Kung-Fu contra los 7 vampiros de oro fuera vilmente castigada en su momento. Ojo, viéndola es gloria bendita. Os dejo ahora con el cartel de la película… impagable.
Cartel de Kung-Fu contra los 7 vampiros de oro