He aquí el ansiado comentario, con algo de material fotográfico, de lo ocurrido el pasado Sábado día 5 de Julio de 2004.
El descenso por el Miño haciendo rafting fue toda una peripecia digna de comentar. Después de un viaje de unas 2 horas en el bus contratado, alcanzamos nuestro destino sito en Arbo (provincia de Pontevedra, cerca de Ponteareas, La Cañiza, Salvaterra do Miño y de Portugal). Raudos y veloces nos cambiamos, en las instalaciones de Arrepións, para ver como quedaban los cuerpos humanos embutidos en neopreno, todo muy bonito pero el calor que pasamos era insoportable. De todas formas, dado nuestro poderío y experiencia cruzando desiertos y parajes desolados a temperaturas extremas, no caímos en lipotimias ni nada por el estilo. Después de remontar el curso de río montados de nuevo en el bus, mientras éramos observados por los viandantes como si de una futura invasión hacia nuestro vecino Portugal se tratara (un bus con 18 personas vestidos de neopreno negro canta un poco), alcanzamos el lecho del Miño ansiosos por mostrar nuestra capacidad a la hora de bogar firmes y con cualidad digna de un estamento militar.
Allí estábamos, los C.O.E.s gallegos, las S.A.S. del norte, los S.W.A.T. de Santiago, todos prestos y dispuestos para invadir, si terciaba, Portugal.
Nos separamos en unidades más fáciles de ocultar en nuestro intento por colonizar otro mundo, y después de probar lo bien que se flota con el neopreno nos pusimos a remar como auténticos corsarios. Al cabo de 1 horita de remado continuo sacamos las primeras conclusiones: esto casca de verdad, los que iban a la derecha teníamos los riñones fundidos. Otra cosa clara era que a MasterBlaster le gustaba mucho entrar en el primer rápido de los ríos con los pies en la balsa y la cabeza debajo del agua.
Rema que te rema, Zoo Bamboo no paraba de sacar instantáneas con su gracejo habitual gracias al cual conseguíamos partirnos de risa al tiempo que remábamos con poderío extraordinario. Rápidos y más rápidos llegamos a la famosa roca esa que te subes y saltas a una poza de 25 metros de profundidad… alguno aseguró llegar a ver al mismísimo Cthulhu en lo más profundo de la zona abisal que visitamos.
Como no, seguíamos en lo mismo, remando como auténticos campeones de la navegación física. Con el viento de cara llegamos a otros rápidos en donde unos cayeron, otros naufragaron al completo y, los más competentes, permanecieron en sus lanchas neumáticas como si tal cosa. El último rápido lo pasamos todos desde el agua, nadando contra la corrientes extenuados por el esfuerzo realizado en las 2 horas y pico de genial descenso.
Todo terminó con una frugal comida, en donde las protagonistas fueron una cantidad ingente de cervezas, cocacolas, kas naraja y limón, aguas, milanesas, empanadas (algunas mentales), lacónes, panes, quesos de arzua, peras, manzanas, etc…que, menos mal, no contaminaron nada de nada.
Cada uno tendrá sus cosillas que contar y otros a lo mejor no lo han visto (o vivido) como yo lo describo pero, creedme, si Patrick O’Brian estuviera con nosotros seguro que contaría como tomamos el norte de Portugal al grito de BOS DÍAS.
Un saludo a todos los coequipiers de este divertido Sábado de Julio de 2004 y recordad que los castaños no dan bellotas!!!