¿Cómo hace uno para hablar de algo que le ha encantado sin parecer cargante y extremadamente eufórico? Queda claro que es una tarea complicada, pero creo que esta vez me va a dar completamente igual y apostaré por sacar a relucir lo que más profundamente me ha parecido esta casi obra maestra de la ciencia ficción moderna. Ojo, vete a ver la película antes de leer esta opinión, es necesario hablar de lo que ocurre para poder expresar las razones de esta opinión, por lo tanto hay algún que otro spoiler, menor o mayor pero los hay.

Tras muchos infructuosos intentos y baldíos esfuerzos porque su apadrinado Neill Blomkamp llevara al cine la adaptación del famoso videojuego Halo, Peter Jackson decidió demostrar a todos aquellos que no le creyeron en su día que Blomkamp era mucho más que debutante prometedor en las artes de la dirección y la creación de historias, ved si no "Alive in Joburg", la verdadera razón de que exista District 9. Contando con la ayuda de Terri Tatchell, Blomkamp ha desarrollado una fabulosa joya dentro del codiciado y complejo género de la ciencia ficción añadiendo además la capacidad de sorprender incluso más allá de esta vertiente cinematográfica. District 9 (2009) ofrece una alegoría de los permanentes conflictos sociales y políticos debidos a la discriminación, al abuso de poder y la lucha por los derechos de las diferentes clases… aunque en este caso deberíamos hablar de razas.

Póster español de District 9
Póster español de District 9

Con un nacimiento en modo documental donde se nos informa que hace 20 años una nave nodriza se posó sobre la ciudad de Johannesburgo, descubrimos que a modo patera esta gran nave iba en realidad repleta de criaturas alienígenas desnutridas y al borde de la muerte. Adoptando los métodos de acción habituales de estas situaciones, las autoridades mundiales, con la MNU (Multi-National United) como cabeza visible de la gestión del conflicto, deciden trasladar a las criaturas, en adelante bichos, a una localización donde, como consecuencia lógica, acaba por formarse un gueto. Los años pasan y los conflictos entre los habitantes de Johannesburgo y los bichos afloran del mismo modo que las diferencias sociales marcan el día a día de los noticiarios mundiales. ¿Qué razón hay para que tal o cual tipo de gente viva cerca de donde vivo yo pudiendo estar, por ejemplo, mucho más lejos y sobre todo más controlados? El racismo o el odio a lo diferente son una de las múltiples críticas que se esconden en el film.

De ahí pasamos al momento actual, la MNU pone a Wikus Van De Merwe, inconmensurable el trabajo de Sharlto Copley, al frente de una operación por la cual los bichos serán "trasladados" del gueto en el que viven a una especie de campo con mejores viviendas y donde, de paso, podrá mantenerse un mayor control sobre los desmanes que en este tipo de reductos acaban por consolidarse: crimen, drogas, prostitución, tráficos de armas y más diferencia incluso entre ellos mismos. Eso si, el verdadero interés del MNU no es acabar con la degradación social que se vive dentro del gueto, las investigaciones genéticas y sobre todo las armamentísticas son lo que mueven a esta compañía que, no en vano, se ha convertido en el segundo fabricante mundial de armamento. Es en ese momento, aunque desde los primeros minutos del film nos lo desvelan, cuando algo inesperado ocurre. Ese algo será un punto de inflexión en la peculiar vida de Wikus y marcará el descubrimiento por parte del protagonista de lo que puede llegar a pasar cuando dejas de ser uno más y te marcan con un estigma dificilmente ocultable. La marginación social y verse como objeto de experimento obligará a Wikus a abrir lo ojos, a darse cuenta de los valores de la vida y a reconocer los auténticos derechos que deben predominar en toda sociedad. Lo que en un principio iba a ser una lucha en su propio beneficio, la búsqueda de una cura, se torna en una lucha por los derechos de otros y por tratar de lograr una más que merecida libertad.

Junto al gran guión y a la repleta de realidad historia, District 9 es una demostración más de que no hace falta disponer de más de 100 millones de dólares para hacer un blockbuster y que de paso se trate de una gran película. Con 30 kilos te sobras para lograr unos efectos tanto o más convincentes que esos cacareados trabajos de ILM, para añadir dosis de acción infinitamente superiores en originalidad y calidad a muchos productos veraniegos que marean a todo bicho viviente, y para que un actor como Copley demuestre que infinitamente mejor que muchas estrellas de Hollywood cuando lo que hay que hacer es interactuar durante dos horas con personajes creados completamente por ordenador. Ojo, Shartlo Copley se pasa media película haciendo un auténtico monólogo y es capaz de evolucionar su personaje de un vilipendiado y puesto a dedo gestor a un férreo luchador por sus forzosas nuevas convicciones. Añadamos dosis de comedia, generosas aportaciones gore, algún que otro guiño a clásicos de la ciencia ficción como La mosca (1986) de David Cronenberg, y detallitos de esos que marcan la diferencia. District 9 es de lo mejor del año.

Pues nada, después de esta parrafada no puedo despedirme de otra forma que no sea recomendando encarecidamente que acudáis a las salas de cine en masa para ver District 9 de Neill Blomkamp. Una joya de la ciencia ficción moderna y un nuevo film de culto que marca el inicio de una esperanzadora y notable carrera. Obligada debería ser su visión y su compra en DVD o Blu-Ray cuando sea menester.