Una de las sagas más famosas de la ciencia ficción moderna palideció cuando Terminator 3: la rebelión de las máquinas (2003) de Jonathan Mostow llego a los cines a principios de esta década. Tras varios años de genialidad, John D. Brancato y Michael Ferris ofrecieron un film menor aunque entretenido, pero que no pasaría a la historia por lo mismo que sus predecesoras, la imponente y sorprendente Terminator (1984) y la superlativa y mágica Terminator 2: el juicio final (1991). James Cameron, creador de la saga junto a su por aquel entonces esposa Gale Ann Hurd, optó en aquel 2003 desligarse de la idea de Brancato y Ferris. No confiaba en la idea, no lo tenía todo de su lado y el resultado fue el que fue. Pasaron los años y dos jóvenes productores decidieron que era el momento y la oportunidad de hacer revivir bajo un punto de vista completamente diferente la famosa saga. Derek Anderson y Victor Kubicek, propietarios de The Halcyon Company, llegaron a un acuerdo con Warner Bros. para que ideas que se quedaron en el tintero de Brancato y Ferris para una cuarta parte sirvieran de continuidad para relanzar la saga. En estas nació Terminator Salvation (2009), otrora conocida como Terminator Salvation: The Future Begins, con gente de peso como McG a los mandos o Christian Bale, Sam Worthington, Helena Bonham Carter, Bryce Dallas Howard y el en boga Anton Yelchin como grandes figuras del reparto. Durante muchos meses hemos sido golpeados con numerosas dosis de diseños, múltiples avances, diferentes sinopsis y terribles spoilersJames Cameron les dió su beneplácito hace unos meses por el trabajo realizado. ¿Y ahora qué?

Uno de los carteles de Terminator Salvation

Terminator Salvation es sin duda un film la mar de entretenido y descaradamente disfrutable. De todas formas no me ha llegado a convencer su tratamiento ya que se aleja de manera descarada de la original forma narrativa de los tres primeros films de la saga. La película debe ser vista no tanto bajo el exclusivo concepto del Terminator y más el de una fusión de este con el de la verdadera Skynet contra la raza humana. De hecho ya lo dice John Connor (Christian Bale) en alguno de esos tediosos planos que nos ofrece… "algo ha cambiado, no es el futuro del que me advirtieron". Nunca pudo estar más acertado. Terminator Salvation apuesta más por la grandeza de unos efectos especiales impresionantes, secuencias de acción perfectas y, vistos los 115 minutos, muy pero que muy pocas sorpresas. Queda claro desde un principio que quien corta el bacalao es Marcus Wright (Sam Worthington), un gran personaje que deja al icónico John Connor en un segundo plano que por momentos aburre tela marinera… Christian Bale sigue confirmando que es capaz de lo mejor pero también de lo peor. De ahí en adelante la película da para alucinar un rato con portentosos modelos terminator, persecuciones a velocidades de infarto, combates aéreos molones y una visita al núcleo verdadero que tantas veces habíamos imaginado… las grades fábricas de terminators que Skynet dirige con rigor matemático y computacional. La producción es de una factura intachable y McG ha logrado hacer algo que nunca se había propuesto… cine a ritmo normal que no marea con tanto movimiento de cámara. La famosa fanfarria de Brad Fiedel queda embebida en un score de Danny Elfman que con fuerza y reminiscencias electrónicas a Spider-Man (2002) o El planeta de los simios (2001) decora con gusto todas las secuencias del film.

La historia no está del todo mal. John Connor se encuentra en un futuro que no es el que esperaba. Durante muchos años su madre y todas las señales que llegaban del futuro le descubrían como líder de la humanidad en su perdida batalla contra las máquinas. Esta vez Connor es uno más, cabeza visible de su unidad de combate pero nunca tomado en serio por los de rango superior. ¿Dónde han quedado las múltiples premociones apocalípticas que le transmitió su padre, le contó Sarah y le confirmó un T-800 que estuvo a su servicio? En medio de la historia tenemos a Marcus Wright, personaje fundamental y clave de este primer episodio de una probable trilogía. El futuro se viste de batalla, un enfrentamiento total entre hombres y máquinas por la libertad de los primeros y la destrucción de los segundos. Los supervivientes al Apocalipsis nuclear son cazados y cosechados con esmero para ser estudiados y más adelante eliminados. Una segura primera señal nos adentra casi con seguridad en el futuro que nos contarán en las siguientes partes. Tiene toda la pinta que se confirmará finalmente el futuro descrito en las narraciones que Sarah Connor trasladó a su hijo.

En definitiva, entretenida y dinámica pero con un guión bastante desigual, un pelín plano cuando se refiere a secundarios fatalmente aprovechados y sin embargo bastante llamativo cuando se trata de narrar el destino del personaje protagonista, Marcus Wright. En taquilla no está yendo todo lo bien que se esperaba y quizás lo tan alejado de la idea que tenía la gente de lo que debería ser un film de Terminator le esté pasando una importante factura. Lo que queda claro es que necesitaremos por lo menos otra parte, o un par, para que la cosa tenga sentido y madure como debe.