Lun 24 Abr 2017
"Coreografía infatigable"…
Esa es probablemente la sentencia que mejor define lo que es John Wick: Pacto de Sangre (John Wick: Chapter 2). Creo que desde la olvidada Equilibrium de Kurt Wimmer, y su virtuoso bamboleo Gun-Kata con el que Christian Bale aniquilaba a todo villano que se le ponía enfrente, no había otra película en la que el actor hiciera de su movimiento asesino un baile frenético al que te pegas como si te un tango se tratara.
Más aun, una película que es capaz de empaparse de ideas ya vistas en joyas del cine de acción como la implacable Payback, o su originaria A quemarropa (Point Blank) de John Boorman, y salir victoriosa (es tal cual), pues es para levantarse y darle la enhorabuena a su señor director… estas cosas son las en engrandecen el cine de acción. Lo también bastante curioso del tema es que estamos ante una secuela de una película que no me preguntéis el por qué, nunca llegó a estrenarse en cines después de cosechar buenas opiniones allí donde lograron verla en pantalla grande. Pero esta vez se han hecho los deberes, y Keanu Reeves, el nuevo maduro reinventado tras los pasos de Liam Neeson, se encumbra como un dios del no va más, del desenfreno y del body count que cuesta seguir al ritmo que nuestro "antihéroe" acaba con malos, en el fondo, más malos que él.
John Wick: Pacto de Sangre de paso certifica que con una buena historia no hace falta extenderse en grandes letanías que te acaban durmiendo. Es divertido ver como John Wick (Reeves) habla poco, pero más simpático es verle hacer frente a una muda (Ruby Rose) que le larga chascarrillos y desafíos mediante el lenguaje de signos. En serio, es que no se puede ser más cafre. Y ojo, porque esto es todo un mérito. Estamos ante un proyecto de dos horas de duración, uno donde los diálogos escritos se reducen, casi con seguridad, a poco más de quince páginas y en el que el héroe, el que más está en pantalla, no larga nada más extenso que un monosílabo. Sumadle la mencionada coreografía de batalla, decoradla con una fotografía de tonalidades sólidas a lo Matrix, a lo Mad Max: Furia en la Carretera (Mad Max: Fury Road), a Kill Bill Vol. 1, y completadla con un reparto donde no sólo está el renacido Reeves, los hay que con los años ganas a lo bestia y este es un caso, si no que podemos ver caras conocidas como las de Ian McShane, Laurence Fishburne, Common, Lance Reddick o John Legizamo.
Lo dicho, mola. Simpática, violenta, imparable, visualmente atractiva y con las piernas más arqueadas del Hollywood moderno. Para mí que cada día Keanu Reeves anda peor, pero eso no quita que sea el número 1 en John Wick: Pacto de Sangre… veremos cómo resuelven la tercera parte, porque puede ser enfermiza.
Uno de los carteles de John Wick: Pacto de Sangre, a la altura de la película… joya
La primera parte se estrenó de tapadillo en España en el canal Cuatro. Me enteré días después y aluciné. Una película con ese potencial y Keanu en el cartel…. Alucinante. Veré la segunda parte este miércoles. A ver que tal.
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Antes de Keanu Reeves, Bart Simpsons fue John Wick.
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Recomendación absoluta. No sólo es violenta y dinámica sino que también es hermosa visualmente y amplia el universo ya planteado en la remarcable primera parte. Ahora sólo falta el estreno de Atomic Blonde para comprobar si el talento estaba repartido a partes iguales entre los dos directores de John Wick.