Mié 15 Ago 2018
De obligada visión es Megalodón (The Meg), digo de obligada visión porque sirve como perfecto ejemplo para valorar hacia dónde va mucho del cine que se hace hoy en día y que funciona bajo el sello de supuesto blockbuster (o eso pretenden vender a base de inversiones pantagruélicas). Si bien a estas alturas no debería coger a nadie por sorpresa, la evolución del proyecto no hacía presagiar nada bueno tras cada paso dado (un reparto a todas vistas erróneo, un director obsoleto pero claramente manejable, o ese enfoque de producción buscando lo mainstream). Lo triste del tema es que vista cuesta horrores encontrar justificación a los 130 millones de dólares invertidos por un estudio como Warner Bros., madre mía las ligas que está decidiendo jugar últimamente en el terreno de las grandes producciones de Hollywood (me vienen a la memoria cosas como Geostorm, Rampage o Tomb Raider).
Y es que este Megalodón es ideal para recomendar a las mentes pensantes de cierto estudios que se paren a meditar sobre lo que se está haciendo. Megalodón es seguramente la serie B más cara de la historia, y un subproducto que sobrevive a base de clichés tan sangrantes que tanta autoparodia acaba jugando en contra de si mismo. La relación padre / hija de toda la vida, que si te pido perdón por haber sido tan duro contigo (si bien esto te ha convertido en mejor persona), el millonario que no sabe donde invierte y que luego pretende arreglar las cosas a su modo, el yo me sacrifico por todos, no os preocupéis que ya te mando una carta de despedida a mi mujer, el te pego un susto para acto seguido mostrarte el más grande todavía, el me he equivocado contigo y tenías razón, por ello me sacrifico por todos… etc, etc, etc. Podría seguir así cuarenta líneas más y habría desmenuzado el guión completo, porque se supone que lo hay, de Megalodón. Otro punto sangrante son esas ansias que tienen ahora los estudios por lamer el culo, y no se puede decir de otra forma, al gran mercado asiático, y más concretamente al chino. Plataforma petrolífera en China, heroína de segunda fila china, niño repugnante chino, lugar de la acción China. No digo con esto que todo deba ocurrir en los USA, desde luego que no, pero son ganas de mirar al ombligo de un mercado que da dinero pero que sin embargo acaba repercutiendo en el resto que también te observa.
El resto pues sota caballo y rey. Megalodón es entretenida, sí, Megalodón tiene a Jason Statham, sí, Megalodón vive del cuento en un tiempo donde todo lo vale. Si antes dije serie B, casi uno se la puede jugar diciendo que roza la Z a base de unos escalofriantes efectos digitales usados ad náuseam y que no hacen más que provocar que echemos de menos tiempos mejores, cierto que por momentos más cantarines, pero que daban cierto encanto de realidad al producto y sobre todo a su criatura. Y ojo, porque encima con tanto recorte que se ha hecho como aseguran su director, Jon Turteltaub eres un director sin personalidad, y su protagonista Statham, indicó no hace mucho que de lo que se concibió a lo que se ha hecho hay un proceso hacia lo irreconocible, Megalodón es un producto más, sin personalidad y sin los arrestos suficientes como para jugársela en terrenos pantanosos como los añorados de Piraña 3D (Piranha 3D) de Alexandre Aja, en la que Eli Roth muere aplastado por una barca.
Fabuloso cartel de Megalodón… no le hace sombra lo que en realidad es