Lun 25 May 2020
La ciencia ficción como alocada propuesta, a medio camino entre una cómica historia juvenil (puerta John Hughes), un viaje de madurez personal y laboral, el espionaje extraterrestre más arbitrario, y el surrealismo esmeralda más pintoresco. Esto es Repo Man (el recuperador), una de las obra de culto del inclasificable Alex Cox, hombre orquesta que tan pronto ha brillado por su particular aportación como guionista (ese biopic punk que es Sid y Nancy y ya de paso descubrimiento de un grande como Gary Oldman), como director (la premiada y callejera El patrullero) o incluso como actor (ese retorno al mundo de Barry Gifford que fue la Perdita Durango del gran Alex de la Iglesia).
Se pone en marcha Repo-Man… primer WTF en toda la cara
Y en esas estamos, Cox se toma unos copazos acompañados por no sé qué productos lisérgicos y nos presenta a mediados de los 80 una historia en permanente movimiento y repleta de cosas extrañas, una historia que comienza con un Chevy Malibú del 64 que cruza un desierto y en el que hace un calor de tres pares de cojones, uno que oculta en su maletero uno de los MacGuffins más locos jamás imaginados… ni Quentin Tarantino iluminó como Alex Cox con ese arranque desintegrador.
No se puede molar más que Otto (Emilio Estevez) y Bud (Harry Dean Stanton)
Sin venir a cuento, o con todo el sentido del mundo, Repo man es en realidad una parte de la historia de Otto (Emilio Estevez), un joven punk de Los Angeles que de buenas a primeras se ve en la calle sin tener donde caerse muerto: primero lo largan del supermercado en el que trabaja; segundo sus padres se gastan el dinero que le prometieron tras su graduación; tercero, y ya de paso, su novia se la pega con su mejor amigo. Vamos, pleno al 15. Ante ese nuevo desafiante presente Otto deambula desubicado para acabar cruzándose en el camino de Bud (Harry Dean Stanton), un tipo trajeado que le invita a conducir por unos dólares su coche hasta un garaje al otro lado de la ciudad: el garaje de la Helping Hand Acceptance Corporation. En ese mismo instante Otto se adentra en un nuevo mundo, el de los repo man, un equivalente a nuestros cobradores del frac, o los torero del moroso, pero fusionados con los cazarrecompensas de Huida a medianoche (Midnight Run). Por lo tanto, te pagan por localizar y robar lo que otro no ha pagado, en este caso coches.
El mundo de color radioactivo que oculta el coche protagonista de Repo Man
Con estos mimbres, y como punto de partida bastante pizpireto, Cox se sirve de la imaginación y el absurdo para adentrarnos en un mundo la mar de pintoresco y marciano. La historia construida por Cox deambula en varios frentes con su propia personalidad y destino que, sin embargo, acaban confluyendo todos ellos en su inclasificable y liberador final en torno a ese fulgurante Chevy Malibú del 64 que sirve de reclamo de principio a fin. Cox mete en el mismo saco a los mencionados recuperadores de la agencia Helping Hand, y al tiempo a unos empresarios del mismo ramo conocidos como los Hermanos Rodriguez. Pero no contento con construir esa historia de rivalidad absurda y cómica, las ideas más estrambóticas surgen donde menos te lo esperas, mete en ese mismo saco por un lado a bandas de punks matones que quieren llevarse el coche, a una agencia del gobierno comandados por una agente con un brazo robótico, a una panda de televangelistas, y hasta una caterva de ufólogos… ¿qué más tiene cabida en la historia de Cox? Pues una historia de amor teenager entre Otto y Leila (Olivia Barash), a la postre otra que también busca el famoso coche… si es que.
Un sobreexpuesto verde esmeralda, color que ilumina y anima
De regalo una retahíla interminable de personajes con nombre propio e interés sobre todos ellos. Fantoches, pirados, perturbados, seres singulares y casi místicos como Miller (encarnado por ese actor carente de ánimo y mirada perdida que es Tracey Walter) o el conductor del coche MacGuffin interpretado por Fox Harris (misma pinta de loco que en Galaxia prohibida de Allan Holzman). Todo en Repo Man debería ser citado y tenido en cuenta. Por ello nada mejor que echarle un vistazo a este film icónico que a mediados de los 80 llegó para convertirse en obra de culto a tener en cuenta y film clave en el nacimiento de Emilio Estevez como actor (Rebeldes, El club de los cinco, St. Elmo, punto de encuentro y esta), además de confirmar que Harry Dean Staton está en todas las joyas raras de la década (París, Texas, Corazón salvaje o La muerte en directo).
Póster de la excéntrica Repo Man
Al que le interese Alex Cox planificó una secuela en 1997, escribió un guión y hasta la comenzó a filmar, si bien lo dejó. Luego se curró una novela gráfica titulada "Waldo’s Hawaiian Holiday" en la que Otto, que se cambia el nombre por Waldo, regresaba a la tierra tras pasar 10 años en Marte… la cosa toma forma. La historia de la secuela presente en el cómic es una paja mental similar a la de Repo Man, disparatada y fabulosa: Waldo, telemarketing, vacaciones, burocracia y Los Angeles convertida en una prisión de los marcianos para testar a los seres humanos. Ala.
En fin, otros comentarios de clásicos de culto las tenéis visitando otras entradas como: Terror en el espacio de Mario Bava, Robot Jox de Stuart Gordon, Humanoides del abismo de Barbara Peeters y Kung-Fu contra los 7 vampiros de oro de Roy Ward Baker o Campamento sangriento de Robert Hiltzik. Pronto más marcianadas molonas.