Sáb 16 Mar 2024
Me despisto y no me decís nada. Me pongo con las pelis de enero que más tilín me hicieron, comenzando por la rareza Saltburn y terminando con la wesandersoniana Asteroid City. Hay muchas cosas interesantes para disfrutar, y enero de 2024 puede clasificarse como el mes del surrealismo cinematográfico.
Saltburn de Emerald Fennell. Este 2024 arrancó con el estreno en Prime Video de Saltburn, sin lugar a duda una de las películas más raras que te puedes echar en cara en estos momentos. Una obra sobre la manipulación, los excesos, las drogas, vivir la vida loca y… el vampirismo en el peor sentido de la palabra. Vamos, una maravillosa oda a los parásitos. Y sí, Saltburn puede ser la primera película de terror del año y cuenta con un buen grupo de sanguijuelas como protagonistas. El reparto cuenta con unos cuantos rostros conocidos como los de Barry Keoghan, Jacob Elordi, Richard E. Grant, Rosamund Pike o Carey Mulligan. A los mandos la Fennell, responsable de la maravillosa Una joven prometedora (Promising Young Woman) y guionista de la no menos genial "Killing Eve".
Póster de Pobres criaturas
La sociedad de la nieve de J.A. Bayona. Nueva versión de la tragedia de los Andes, adaptada con un enfoque más preciso, riguroso, y desde un punto de vista mucho más duro y realista. La película de Bayona es más cercana, emotiva y basa su narrativa en principios fundamentales como el liderazgo, la amistad y el sacrificio (factores que movieron a aquellos que pasaron lo indecible durante el transcurso de la tragedia). La historia es bastante dura, desagradable, cruda y más cruel que la versión hollywoodiense de los 90.
Yannick de Quentin Dupieux. Extraña, aunque esperada, estamos ante 67 minutos del clásico surrealismo salido de la mente de Dupieux. Aun con todo, es una película rara hasta para el propio director francés, con un argumento que pasa de la comedia de su primera mitad, a la seriedad de la segunda. Dupieux siempre cumple como ser desconcertante, su cine es así y por eso gusta. Esta vez nada es esperado, nada es habitual, todo es esperpéntico, y el final, cortante donde los haya, te deja con el culo muy torcido.
Los que se quedan (The Holdovers) de Alexander Payne. El film protagonizado por un genial Paul Giamatti es una mezcla de El club de los cinco (The Breakfast Club) con El club de los poetas muertos (Dead Poetry Society), aunque dividido por 5, y una notable amalgama de momentos entrañables y mucha personalidad. Sin dudarlo estamos ante uno de los mejores films de este nuevo año. Conmovedor, cercano, muy triste pero en cierto punto, reconfortante y agradecido.
No tengas miedo (Cobweb) de Samuel Bodin. El director de la aplaudida serie "Marianne", propone un "Cosas de casa" ("Family Matters") pero vista desde el lado más oscuro de la familia. Buena película de terror esta protagonizada por Lizzy Caplan (Monstruoso) y Antony Starr ("The Boys") que sigue el subgénero de miembro inesperado en el seno de una familia estándar. Podría verse como una versión también blanca de ¿Dónde te escondes, hermano? (Basket Case), pero con una pareja de padres bastante raros dando una muy dura educación a su débil hijo. El misterio más allá de las paredes juega en la liga de las criaturas japonesas que tanto mal rollo nos ha dado desde Ringu. Notable.
Pobres criaturas (Poor Things) de Yorgos Lantimos. Una de las mejores películas del año, si no la mejor, con referencias a la comedia de Monty Python, a la rareza de Jean-Pierre Jeunet y a las propias creaciones de Lanthimos. Pobres criaturas es un viaje único a la mayoría de edad de una nueva personalidad, sobre cómo la gente construye sus creencias, sobre cómo se toman decisiones para descubrir el éxito y los errores. Emma Stone clava el personaje y está rodeada por las soberbias interpretaciones de Willem Dafoe y Mark Ruffalo. Pobres criaturas es una montaña rusa entre la comedia pura, la comedia oscura, la comedia slapstick y un surrealismo visual digno de un cuadro de Dalí. Una puñetera joya.
Asteroid City de Wes Anderson. Cine curioso (como siempre), pero no tan sobresaliente (también como siempre). Está bien verla, pero con toda probabilidad sea una de las películas con menos encanto de ese maestro de lo único que es Anderson. El reparto, muchos habituales, está a un nivel que no se lo puede imaginar nadie salvo cuando se sienta a descubrir cada obra de este director.