Sáb 2 Jul 2016
Como ya sabréis todos hace unos días falleció Carlo Pedersoli, conocido por todos como Bud Spencer. Hoy han muerto Robin Hardy y Michael Cimino, nada que ver en cuanto a importancia fílmica con Spencer el primero, pero directores ambos de películas icónicas y obras de culto… el primero el musical pagano El hombre de mimbre (The Wicker Man), el segundo la extrema y tremenda El cazador (The Deer Hunter).
Michael Cimino, Robert de Niro y Meryl Streep en El cazador
La filmografía de Bud Spencer, al igual que la de Hardy en mi caso, me ha acompañado en forma de bucle durante muchos años. La de Cimino no tanto, salvando El cazador o Un botín de 500.000 dólares (Thunderbolt and Lightfoot), fabulosos Clint Eastwood, Jeff Bridges y George Kennedy, no es que la desee recuperar. El hombre de mimbre sin embargo, con su música, me encandila de vez en cuando, esa siniestra visión de lo pagano y ritual, ese combate entre el cristianismo del policía y los dioses a los que rinden culto los isleños, ese curioso guión de Anthony Shaffer plagado de detalles folklóricos. En definitiva, ese hombre de mimbre, juego, culto, rito y sacrificio. Y que decir de la sensual "Willow’s Song" de Paul Giovanni cantada por ese pedazo de sex symbol que fue la sueca Britt Ekland.
Edward Woodward, Christopher Lee y Robin Hardy en El hombre de mimbre
De Bud Spencer en bucle habremos visto Le llamaban Trinidad (Lo chiamavano Trinità…) y su secuela Le seguían llamando Trinidad (Continuavano a chiamarlo Trinità) o mi preferida de toda su filmografía …y si no, nos enfadamos (…altrimenti ci arrabbiamo!). Junto a estas y siempre acompañador por ese rubio de ojos azules y cara angelical llamado Terence Hill pues Estoy con los hipopótamos (Io sto con gli ippopotami), Quien tiene un amigo, tiene un tesoro (Chi trova un amico trova un tesoro), Dos supersuperesbirros (Nati con la camicia), Dos super dos (Non c’è due senza quattro), Dos superpolicías en Miami (Miami Supercops). Para el recuerdo quedarán su tortas, sólo él sabía darlas como las daba… inigualable.
Terence Hill y Bud Spencer
En definitiva, que se han ido tres a recordar eternamente. Unos puede que más conocidos que otros, pero todos ellos, en el fondo, iconos en su momento.
Bud Spencer es parte de la infancia de millones de personas que nacimos en los ´70 y disfrutamos de sus films, obras simples, sin grandes presupuestos pero sumamente entretenidas, logro que hoy casi no consiguen muchas de las superproducciones del Hollywood actual. Descanse en paz, maestro. Nunca será olvidado.
Muchos buenos momentos y grandes recuerdos, mi favorita también es «Y si no nos enfadamos».