Ya iba siendo hora de que llegara a los cines uno de los films de ciencia ficción más esperados del año. Junto a Prometheus (2012) de Ridley Scott, aquí más de uno me tirará los trastos, el retorno al cine con mayúsculas del peculiar Rian Johnson ha sido una de las cosas más fabulosas que nos podían haber pasado este año cinematográficamente hablando. Porque si, estamos posiblemente ante un nuevo clásico, un film de culto que con el paso de los años irá ganando más y más firmeza pero que ya, así de buenas a primeras, ha caído como agua fresca en un universo colapsado por cargantes florituras. Recuerdo el día que vi por primer vez Brick (2005), una auténtica y sorprendente delicia de cine negro en un ambiente escolar que dejaba claro que Johnson apuntaba alto si era capaz de concebir ideas tan impensables, a la par que cotidianas, como esa. Si bien con su segundo film se desinfló un poco el ilusionante globo que había comenzado a volar con su primera aventura, The Brothers Bloom (2008) fue un tropezón, ahora uno vuelve a ganar ilusión y confirma que tenemos un nuevo miembro de esa futura generación de directores que nos auguran mucho entretenimiento en pantalla de aquí a un buen puñado de años vista. Y ojo, porque hablamos de entretenimiento del bueno, del inteligente, del que te hace darle vueltas al coco para comprender, para descubrir los secretos, para darte cuenta de que todo está hilvanado de forma consecuente. Vamos, un trabajo muy elaborado, fantástico, aunque a algunos les parezca diarreico. Nada más lejos, Rian Johnson además es de los que se lo guisan y se lo comen, director y guionista como ya hiciera en Brick y The Brother Bloom, por lo que todavía tiene más mérito haberse sacado de la manga una película tan peculiar como esta que deberías ver si o si. Y claro, si encima vuelve a contar con Joseph Gordon-Levitt, hablemos ya de actor fetiche, sacas de él una mutación, la mejor simbiosis posible con uno de los grandes de las últimas décadas como es Bruce Willis, y de paso lo decoras con valores como la magnífica Emily Blunt, Paul Dano, Noah Segan, Jeff Daniels o Piper Perabo pues eso… por mi que Looper (2012) se eternice.
Póster español de Looper
Estamos en el futuro, Joe (Joseph Gordon-Levitt) es un looper, una especie de asesino del presente que limpia problema del futuro que llegan por arte de magia gracias a máquinas del tiempo que todavía no existen. Junto a sus amigos de oficio todo es fabuloso. Por cada trabajo ganas dinero y esto te permite disfrutar de un ritmo de vida donde las drogas y las mujeres de pago, las caras, son el pan nuestro de cada día. Pero el día que a Joe se le aparece delante él mismo pero con treinta años más a las espaldas, Bruce Willis, todo tomará un rumbo inesperado, un rumbo donde el futuro trata de resolver su pasado al tiempo que este está obligado a evitar que él mismo, aunque con unos años más, tome decisiones que podrían alterar el destino de terceros… y el suyo propio.
Y aquí estamos, ante otra de delicia conceptual muy en la línea de esas dos o tres que hemos podido visionar en los últimos años, donde las acciones presentes, siniestras en todos sus aspectos, tiene su reflejo vengas de donde vengas, más si eres del futuro, y donde los detalles están ahí para ser analizados en profundidad y hacerlos todavía mucho más misteriosos. Esas paradojas temporales que cuesta comprender, que ocultan lo verdaderamente magnífico que es el trabajo de Rian Johnson, y que sirven de pegamento para contarnos no solo una historia, si no posiblemente un par o tres porque de todo hay en Looper. Acompaña a esto con buenos actores, no me cansaré de decir que la transformación de Joseph Gordon-Levitt se pasa de castaño oscuro, buena música, inmejorable montaje, grandes efectos visuales o modernidad controlada para nada disparatada, el futuro no tiene por que ser extremo, y lograrás esto, uno de los mejores films de ciencia ficción de los últimos años, uno de esos que no tiene que desmerecer de otras grandes películas de este siglo como Origen (Inception, 2010), Moon (2009), Código fuente (Source Code, 2011) o Distrito 9 (District 9, 2009), por citar unas cuantas. Y si encima de lograr algo así, le añades estructura mainstream, puramente palomitera, pues entonces aplaudes, porque no se puede haber dado más acertadamente en el centro de la diana.
¿Qué narices haces leyendo esto si no has ido a ver Looper?