Sáb 3 Sep 2011
Son horas de regresar por el blog tras un viernes enfocado a otros menesteres, y nada mejor que comentar algo sobre una de las películas que se han estrenado este fin de semana, Cowboys & Aliens (2011) de Jon Favreau, una adaptación al cine de un curioso cómic obra de Scott Mitchell Rosenberg para Platinum Studios que ha pasado por las manos de varios guionistas… tomemos aire que empiezo a recitar: Roberto Orci, Alex Kurtzman, Damon Lindelof, Mark Fergus y Hawk Ostby. Pues si, cinco nombres a los que deberíamos añadir a Steve Oedekerk porque también hay marca de su trabajo en la adaptación. Y, claro, nuevamente el factor zarpa es lo que ha acabado convirtiendo una historia simpática y original en un producto pasajero que encaja en la lista de consumo rápido y olvido obligado. Cowboys & Aliens es irremediablemente floja, aunque me atrevería a decir que hasta ronda la categoría de mala. Vale que técnicamente se muestra interesante, dispone de buenos efectos aunque para nada cosa del otro mundo, un sonido que te deja sellado a la butaca, grandes exteriores al modo western original, un reparto notable aunque no bien encajado y… ¿y? Y nada más. El hiperactivo estilo cinematográfico de Favreau, demostrado en sus intervenciones marvelitas pasadas aunque de más a menos, se diluye como un terrón de azúcar en una jarra de agua. La cosa llega al punto de resultar hasta cansina su realización por la falta de actividad en un western al que han sazonado con el siempre aditivo condimento de la invasión extraterrestre. Pero ni con esas, Cowboys & Aliens no es capaz de levantar el vuelo porque no aporta nada nuevo, que podría haberlo hecho, y prefiere derivar en un film más de esos que se olvidarán conforme pasen los días. Una película que empieza con un tono notable, el barullo mental del protagonista y cómo va descubriendo sus innatas habilidades mola, pero que decide acabar llamando a la puerta de las rebajas y navega por la normalidad más apabullante y resabida.
Uno de los carteles españoles de Cowboys & Aliens
Tras despertar malherido en medio del desierto e incapaz de recordar nada sobre su pasado, Jake Lonergan (Daniel Craig) acaba en el pueblo de Absolución. Allí deberá hacer frente a dos cosas: una su propio pasado, el de un ladrón de diligencias al que acusan, entre otras cosas, de asesinato; la otra la inesperada visita de extraños objetos voladores que no son de este mundo que además de traer fuego y destrucción a la ciudad se dedican a secuestrar a sus habitantes. Pese a que su destino era el de la horca en Santa Fe, Lonergan, unido a un extraño objeto con el que puede hacer frente a los visitantes, se unirá a una cuadrilla encabezada por el terrateniente Woodrow Dolarhyde (Harrison Ford), la bella Ella (Olivia Wilde) y otros habitantes de Absolución. Su objetivo no será otro que rescatar a sus allegados ya que quién más quién menos ha perdido algún familiar en la razia extraterrestre. Pero Lonergan tiene algo más que resolver, descubrir quién era, cuál es su pasado y que significado tienen los recuerdos que le acechan.
Nuevamente me vuelvo a preguntar dónde está el maldito escalón con el que tropieza otra de las apuestas blockbuster del cine llegado de Hollywood ya que la idea es, por lo menos, bastante original. Igual el hecho de que cinco guionistas participen en una historia que no da para mucho más sea un exceso, aunque me sorprende que gente que ha maquinado lo narrado en "Perdidos" ("Lost", 2004-2010), Star Trek (2009), Iron Man (2008) o Hijos de los hombres (Children of Men, 2006) no hayan sido capaces de dar con el ritmo correcto para una base que si parece tenerlo. Aunque bueno, igual todo es por culpa de un reparto repleto de conocidas figuras como Daniel Craig, Harrison Ford, Olivia Wilde o Sam Rockwell, y aderezado con nombres como los de Clancy Brown, Keith Carradine o Walton Goggins. Craig, por mucho que me duela decirlo porque lo considero un actor genial, no está a la altura de las expectativas, aunque lo de Ford es desde hace tiempo caída libre sin fondo. Pero claro, luego ves que el resto de posibles valores son adornos pasajeros y empiezan a encajar las cosas. Si bien a la Wilde se le ve casi tanto como a Ford, poco y sin valor real, lo de Rockwell, Brown, Carradine y Goggins son, si te descuidas, meros cameos. Y si con esto los pilares del proyecto se tambalean, solo queda darles el golpe de gracia para derribarlos con los más manidos tópicos de la historia del cine, esos que antes de que ocurran ya los estás recitando y que cuando ocurren te preguntas… ¿no se les ha ocurrido nada mejor para resolver esta situación? Pues si, Cowboys & Aliens puede resultar hasta insoportable en este aspecto. Y así es todo, película sin sorpresas, salvo una, y excesivamente previsible. Carente de ritmo y en la cual te pasas todo el rato esperando a que el brazalete que viste Lonergan se ponga a brillar y hacer ruiditos… el único indicativo de que la cosa va a cambiar y que llega una nueva ración de acción. Por el resto, paja.
NOTA "No tires que no es una polla". Frase recitada por el personaje Clancy Brown y que pasará a los anales del doblaje cañí.