Dom 16 Oct 2016
El punto final y mi despedida de este Sitges 2016 lo ha protagonizado otro clásico como Zombi (Dawn of the Dead) de George A. Romero, han pasado la versión restaurada en 4K del montaje de Dario Argento, al que han acompañado dos films muy diferentes. Por un lado la preciosa The Neon Demon, por el otro la simpática y conspiranoica Operation Avalanche.
The Neon Demon de Nicolas Winding Refn, ausente en el festival a última hora pero con tiempo para un par de saludos digitales al respetable, es el experimento visual más llamativo y colorista de la filmografía del directo danés. Protagonizado por una serie de bellezas de toma pan y moja, Ellen Fanning, Jena Malone, Bella Heathcote y Abbey Lee, The Neon Demon es un film bestialmente visual pero que entre bambalinas y salones de maquillaje cuenta una historia de egos mastodónticos, pérdida de inocencia por la vía macabra y que, si te dejas, te atrapa y embelesa como una sesión de fotografía de David LaChapelle. NWR se regodea con descaro en el artificial cascarón del mundo de la moda, lo insulta, lo deja a la altura del betún, pero aprovecha para mostrarnos con directa sutileza un universo de odiosa rivalidad, donde si hay que pisar que sea con tacón de aguja, y donde el bisturí es el arma usada para los duelos. Muchos dicen que la película está vacía, pero no creo que sea el caso. The Neon Demon es la montaña rusa del personaje encarnado por Ellen Fanning, de su llegada, su fulgurante subida y su, literal, desaparición. Sumad la música de Cliff Martinez, tecnomaestro que no dejará indiferente a nadie, o las apariciones de seres como Keanu Reeves o Christina Hendricks. Bravo.
La otra película, y punto final a mi periplo, ha sido Operation Avalanche, especie de mockumentary found fottage, si esto existe, que nos cuenta desde la perspectiva de un agente de la CIA, director de cine, y de su equipo de rodaje, cómo se filmó el supuesto falso aterrizaje en la Luna del Apollo 11. Sí, Stanley Kubrick sale citado e insertado digitalmente como ya hiciera con sutil maestría Robert Zemeckis en Forrest Gump. El resto de la película es un curioso trabajo, entretenido, repleto de giros, dimes y diretes.
La obsesión por el neón de NWR omnipresente en The Neon Demon