Último día en Sitges 2017 y por lo tanto menos películas vistas. De hecho me quedé sin ver Laissez Bronzer les Cadavres de Hélène Cattet y Bruno Forzani… le tenía ganas. En fin, este día ha tocado ver el crudo terror familiar Brimstone de Martin Koolhoven, la extraña historia de un atraco, una violacion y un asesinato que es Marlina the Murderer in Four Acts de Mouly Surya y la narración de cómo se gesta un asesino en serie que responde al título de My Friend Dahmer de Marc Meyers.

Arranco con Brimstone, producción holandesa protagonizada por, ojito, Guy Pierce, Dakota Fanning y Kit Harrington. Historia que nos traslada al lejano oeste de los colonos que se fueron a fundar las Américas. Brimstone versa sobre ese pasado que regresa para atormentarte nuevamente, sobre el nauseabundo terror personal de la protagonista narrado a lo largo de cuatro capítulos, tres de ellos en modo flasback que sirven para ir acrecentando el desasosiego que ha supuesto el infierno en la tierra que ha sido la vida de Liz (Fanning). Perfectamente filmada, pausada pero asfixiante, es un buen producto (algo largo eso sí), centrado en esos terrores que tristemente puede acabarse viviendo de puertas para adentro. De alguna forma la historia arranca con cierta aura sobrenatural, pero se descubre como otro tipo de terror más terrenal y sucio. Aparece también por ahí Carice Van Houten, que siempre mola verla.

Cartel de Brimstone
Cartel de Brimstone

De una historia narrada en capítulos al mismo formato pero en modo indonesio. Marlina the Murderer in Four Acts nos traslada a una de las zonas más pobres y olvidadas de Java, una mujer (viuda), recibe la visita de un matón y su banda que, sin miramientos, le roba todo lo que tiene y la viola. Con una sangre fría de mírame y no me toques, la protagonista se carga al jefe y a cuatro miembros de la banda. En ese momento se pone en marcha un curioso periplo que siembra dudas sobre las opciones que le quedan a esta pobre mujer en una sociedad donde la mujer no es nada y donde la ausencia de medios no auguran nada bueno para que salga indemne de su decisión. Una castaña de muy señor mío donde, por destacar algo, sobresale la espectacular fotografía (nunca planos se hicieron tan abiertos) y la música que acompaña a la narración. Semeja por la estética un western moderno, que no lo és, y encima cansino. Tiene algunos detalles cómicos y un par de momentos gloriosos por lo inesperados que resultan. Al menos pone sobre la mesa la total indefensión de la mujer en estas otras culturas.

Cartel de Marlina the Murderer in Four Acts
Cartel de Marlina the Murderer in Four Acts

El punto y final se lo ha llevado My Friend Dahmer, adaptación de un cómic que contaba los años de instituto de Jeffrey Dahmer, asesino en serie que entre los años 60 y 90 acabó con la vida de 17 jóvenes a lo largo del medio oeste de los EUA. La película de Meyers sirve para ponerse en situación y tratar de comprender cuáles son los detonantes que llevan a un joven con una mente diferente (y trastornada), a acabar transformado en un serial killer. Formando parte de una familia que se cae a trozos, sin amigos en el instituto, y con una sexualidad indefinida, la vida del joven Dahmer no pinta nada bien. A peor acabará yendo cuando falsos amigos, gente que se aprovecha de él, y diversas obsesiones obviadas por los que viven a su lado, le terminen por transformar en un bufón que termina por encerrarse en si mismo. Así se gesta un asesino en serie.

Cartel de My Friend Dahmer
Cartel de My Friend Dahmer