marzo 2012
Sáb 31 Mar 2012
Y otra demostración más de que no todo lo que entra por los ojos es sinónimo de bueno. Con la llegada a los cines de la secuela a la castigada Furia de Titanes (Clash of the Titans, 2010) de Louis Leterrier, uno pensaba que los malos hábitos tomados por Warner Bros. en aquellos días de fiebre 3D iban a ser medianamente superados. Así de partida uno no sabe que pensar… ¿es mejor Ira de Titanes (Wrath of the Titans, 2012) de Jonathan Liebesman o su predecesora? Pues la verdad, le anda a la par y, personalmente, en aspecto aventura esta es peligrosamente mucho más descafeinada. No lo voy a negar, en dos años los efectos visuales han mejorado notablemente si bien desconozco si el 3D de esta suple con un mínimo de valor la total carencia de guión o carisma de sus personajes. El trabajo de Dan Mazeau, debutante, y David Johnson, otro con una carrera corta y nada abrumadora, es nuevamente sonrojante y bastante inferior en calidad y sentido al también terrible y pergeñado por Travis Beacham, Phil Hay y Matt Manfredi. Que si, que los efectos visuales son un despiporre, Crono mola mucho, los cíclopes son superrealistas, alguna escenografía como el Tártaro te deja boquiabierto y la quimera es alucinante… ¿y? Pues aunque me repita más que el ajo Crono mola mucho, los cíclopes son superrealistas, alguna escenografía como el Tártaro te deja boquiabierto y la quimera es alucinante. Punto y final. No hay aventura, aunque lo que ocurre pretenda serlo, y no hay tensión, mucho debido a la presencia de Sam Worthington, equiparable a la de una tabla de madera podrida a la deriva, o a haber cambiado a Alexa Davalos por Rosamund Pike para encarnar a Andrómeda, una muy mala idea. Tengo la triste sensación de que hoy en día para ser guionista de blockbusters palomiteros en Hollywood se requiere más la imaginación y la capacidad de decir "ponemos una criatura gigante en un plano imposible haciendo whoa! y se caga la perra" que el hilar una historia coherente con gancho y personajes embaucadores. Eso si, con productos como este el retorno de Batman o la precuela del universo Alien serán acogidas con mucho más regocijo.
Cartel español de Ira de Titanes
Han pasado unos cuantos años tras el primer pack de aventuras del bueno de Perseo (Sam Worthington). En este tiempo nuestro héroe ha sido padre, Helio se llama su hijo, pero también ha sufrido la pérdida de su esposa Io. De la noche al día, Zeus (Liam Neeson) se presenta a Perseo para pedirle ayuda debido a que los dioses del Olimpo están sufriendo de una gran debilidad por culpa de la falta de devoción de la humanidad. Esta debilidad provoca que hayan comenzado a perder el control sobre los Titanes encerrados y sobre su feroz líder Crono, su padre, el de Hades (Ralph Fiennes) y de Poseidón (Danny Huston). Perseo decide dar un no como respuesta a la petición de su padre y entonces comienza el caos. Cuando Hades se alía con Ares (Édgar Ramírez), hijo divino de Zeus, para traicionar a este y hacer un trato con Crono, el infierno del Tártaro llega a la Tierra. En este momento Perseo no podrá seguir mirando hacia otro lado haciéndose el sueco y será cuando deba unirse a un grupo de héroes, Agenor (Toby Kebbell) o Andrómeda (Rosamund Pike) entre ellos, para tratar de colarse en el Tártaro, liberar a Zeus y evitar que los Titanes acaben con la humanidad.
Y esto es lo que tenemos, un producto palomitero made un Hollywood con todos los factores que los definen en los tiempos que vivimos. Un metraje liviano, en el fondo la película dura menos de hora y media, escenas de acción repletas de efectos visuales de primer nivel y golpes morales típicos como que el bien siempre triunfa o que no se puede ser tan malo como aparentas. Lo peor de Ira de Titanes es que pese al ajustado metraje, la poca consistencia del mismo hace que uno se pueda incomodar un poco en la butaca, la película puede resultar hasta demasiado larga. Uno pasa de momentos de fabulosa intensidad, el combate con la quimera para mi es de lo mejorcito, a otros tan basados en el chascarrillo que solo deseas que terminen, el momento encuentro con Hefesto (Bill Nighy) y su presencia es de vaya por dios y lo de Agenor, una suerte de hermano Wyans, da que pensar sobre el compromiso de los guionistas. Además, otra vez se realizan secuencias pensadas únicamente para su explotación en las salas 3D. La idea del laberíntico Tártaro es genial, pero hace tiempo que el uso de la navegación de la cámara a velocidad de vértigo por los interiores de un escenario como ese se convirtió en un producto más propio de una atracción de parte temático. Ojo, seguramente en IMAX 3D la película sea atronadora, pero el público de salas IMAX 3D es una minoría con respecto al resto. En fin, más de lo mismo. Puede verse en cines, de hecho probablemente sea donde mejor se disfrute, pero el resultado final vuelve a dejar claro que con Ira de Titanes en Warner Bros. no se van a hacer asquerosamente ricos… aunque lo más seguro es que me equivoque que dentro de un par de años tengamos Refrito de Titanes.