Sáb 29 May 2010
Hay veces que es necesario darse un paseo por las salas de cine para ver las engañifas que las grandes productoras de cine perpetran, en este caso Screen Gems, filial de Sony Pictures. Este fin de semana, y tras varios meses de diferencia en comparación con su estreno en USA, ha llegado a nuestras pantallas una atrocidad llamada Legión (Legion, 2010) de Scott Stewart, un notable técnico de efectos especiales con una carrera envidiable a sus espaldas pero que en su debut cinematográfico como director ha parido lo que ha parido… una castaña de dimensiones obscenas, un truño apestoso, un producto tan incoherente y mal realizado que tras verlo te preguntas seriamente cómo diablos se ha podido gastar dinero en su distribución internacional, y puede que en su realización. Y claro, si luego ves que el bueno de Stewart además de dirigir se apunta a la compleja tarea de escribir un guión pues es el acabose.
Póster tableta de Legión con el protagonista dándolo todo
El Apocalipsis está al caer. Dios ha perdido la fe en la humanidad y como está cansado de nuestra actitud decide enviar a sus emisarios, los ángeles, a acabar con todos nosotros. Pero si bien él ya no confía en nuestra redención, uno de sus lugartenientes, el Arcángel Miguel (Paul Bettany), sigue teniendo esperanza en los humanos y en la necesidad de que se nos otorge el perdón y una nueva oportunidad. Miguel a.k.a. Michael decide darse el piro y apostar por el equipo perdedor para hacer frente a una guerra entre el cielo y la tierra. A modo ángel caído, nuestro héroe se despoja de sus alas, visita un colmado chino donde hay más armamento que en la academia miliar de West Point y, ni corto ni perezoso, se pone en ruta para encontrar al salvador de nuestro tiempo. En ese mismo momento, en Paradise Falls, simbólico nombre para un bar de carretera en medio de ninguna parte, sobreviven con lo puesto el dueño, su hijo mecánico, el cocinero y una camarera, esta embarazada y futura madre de un vástago que se supone será el nuevo Mesías. Todo comenzará a ponerse grotesco cuando a una ancianita llegada para tomar un buen filete poco hecho le de por probar primero un buen trozo del cuello de uno de los contados clientes del local. Con la repentina llegada de Michael, todos se harán fuertes en el bareto y harán frente a la que se le viene encima… el Apocalipsis según Scott Stewart. De regalo unas de las frases de esta milongada.
– De pequeña le preguntaba a mi madre… ¿por qué Dios había cambiado?, ¿por qué estaba tan enojado con sus hijos? No lo sé, me dijo, mientras me miraba, quizás esté aburrido de tanta gilipollez
– Realmente no me gusta la cerveza. Howard era el cervecero de la familia
– Esta jodienda es un flipe
– Encuentra los profetas y aprende a descifrar las instrucciones
Desde hace ya muchos meses todos teníamos claro que Legión no iba a ser más que una serie B adornada con un reparto bastante sorprendente repleto de rostros con sobrada solera. Junto al mencionado en la sinopsis Bettany, gente como Dennis Quaid – amago de actor en las horas más bajas de su carrera -, Charles S. Dutton – otro conocido que tampoco levanta cabeza -, Kate Walsh, Lucas Black, Adrianne Palicki, Kevin Durand – el villano número uno en el cine moderno -, Tyrese Gibson, – de paso – o Doug Jones – genio de la transformación y un fijo si lo que buscas es dar forma a un monstruo impactante -, hacían pensar que la cosa podía estar medianamente bien y cumplir pese a hacer uso de una formula manida pero que siempre funciona. Lo malo es que cuando una serie B pierde fuelle esto significa que comienza a rozar la peligrosa Z. No digo con esto que Legión sea patética, pero se acerca más a este nivel de calidad que a algo menos doloroso. Realmente cuesta saber donde se han invertido los 26 millones de presupuesto, porque lo que debería ser un film con una trabajada carga de efectos especiales, aunque sean modestos, apuesta más por los diálogos, el 99% sonrojantes, los planos interminables de bombillas y las situaciones más inusuales, todo el mundo fuma en modo malote y el resto no se cansa de decirles que es malo fumar.
Era sabido que Legión sería un film de andar por casa y que como tal bebería de los tópicos del cine… lo malo es que más que beber acaba por emborracharse con ellos. Vamos, que ninguno de los personaje logra romper con el esquema para el que ha sido definido. El fracasado tapado que finalmente se encumbra como gran héroe salvador, los actores negros cuyos destinos estaban escritos en los anales del cine de serie B, y un largo etcétera. Sumemos a esto diálogos que lo único que pretenden es dar a conocer unos personajes que importan bien poco y una sobrecarga de chorradas que dejan lo que realmente debería ofrecer el film en un inmerecido segundo plano. Porque si, Legión prometía acción, prometía enfrentamientos entre humanos y criaturas, prometía de todo… y lo que termina dando es un exceso de charla banal, completamente carente de interés e irrisoria. Pero bueno, no todo es patetismo. También tenemos algo llamativo y loable. El único enfrentamiento real entre ángeles lo protagonizan Bettany y Durand. Un notable combate entre un Michael armado con ametralladoras y escopetas recortadas haciendo frente a un Gabriel armado con sus alas blindadas y cortantes, o una especie de batidora / maza medieval que logra que el respetable muestra un amago de sonrisa y convencimiento de que esto pudo ser mucho mejor. Se supone que esto iba a ser la primera parte de algo más. Por calidad deberían olvidar la posibilidad de una segunda parte, otra cosa es lo que indique el haber recaudado más de 60 millones desde su estreno… si no lo veo no lo creo.
Y aquí no termina esto. Scott Stewart está apunto de completar Priest (2011). Supuesta adaptación del manga de Min-Woo Hyung. No se yo si debemos esperar algo como esto o incluso peor. Crucemos los dedos…