Michael Bay vuelve a desplegar todo su armamento fílmico y como resultado tenemos el estreno palomita CGI de la semana… la exuberante y descontrolada Transformers: el lado oscuro de la luna (Transformers: Dark of the Moon, 2011), tercera parte de una saga cinematográfica a la que Paramount Pictures le debe mucho y una de las que más jugo han sabido sacar a la siempre evolutiva era del efecto especial digital. El retorno a la gran pantalla de las figuras de Hasbro, otrora cómics y serie de televisión animada, cumple con creces si lo que uno espera es aparcar el cerebro y dejarse llevar por casi tres horas de interminables secuencias Michael Bay, adornadas por un guión por momentos más que absurdo, dosis 3D casi imperceptibles – este es el objetivo de la tecnología, no enfatizar si no formar parte – y por el nuevo bellezón encontrado para explotar ad nausean. Transforners: el lado oscuro de la luna es eso y no pretende ofrecer nada más. Porque si, lo que produce esta nueva hiperbólica producción es entretenimiento para todos los gustos, risas flojas en situaciones más que grotescas, ¿desde cuando Shia LaBeouf se ha convertido en Ben Stiller?, y comentarios dignos de regar cualquier charla que se produzca en un intervalo de tiempo cercano al visionado de la película… los temas centrales serán el noble arte de la cámara lenta y el abuso realizado sobre todo lo que significa Rosie Huntington-Whiteley, mujer objeto. Por lo tanto, el retorno de la guerra entre Autobots y Decepticons, esta vez de tintes más que catastróficos, supera con creces la floja Transformers: la venganza de los caídos (Transformers: Revenge of the Fallen, 2009) y se pone a la altura de Transformers (2007). Claro está, para gustos colores, pero si uno va con ganas de entretenerse puede llegar a sorprenderse porque 157 minutos de una película de Michael Bay acaben resultado entretenidos y 100% disfrutables…
Cartel de Transformers: el lado oscuro de la luna
Resulta que cuando el 21 de julio de 1969 los buenos de Neil A. Armstrong, Edwin E. Aldrin Jr. y Michael Collins, todos embutidos en el Apolo 11, llegaron a la Luna, su misión iba más allá de darse un garbeo por el giratorio satélite. Escacharrado en él estaba El Arca, una nave llegada del mecánico planeta Cybertron donde un grupo de Autobots intentaron ocultar un arma definitiva de los peligrosos Decepticons… por lo tanto, este fue en realidad el verdadero primer contacto que la humanidad tuvo con los Transformers. La carrera espacial que enfrentó a la URSS y a los USA no fue más que una tapadera para investigar más el extraño objeto que yacía sobre la Luna. 2011, el culo de Carly (Rosie Huntington-Whiteley) sube sugerentemente las escaleras del loft que comparte con Sam Witwicky (Shia LaBeouf), un tipo que tras pasárselo teta con Miakela Banes (Megan Fox) ha encontrado consuelo en este otro maniquí de armas tomar salido directamente de la factoría Victoria’s Secret. Carly y su conejo se presentan ante Sam, pero este, como persona responsable, decide ir a buscar trabajo pese a las sugerentes insinuaciones que la joven le hace constantemente. En este punto es cuando la cosa se complica y comienza una nueva batalla entre Optimus Prime y Megatron. Una batalla de tintes dantescos con Sentinel Prime, el único superviviente del Arca y responsable del arma definitiva que puede cambiar el destino de la Tierra, como pieza maestra del embrollo que nos espera.
Rosie Huntington-Whiteley, la nueva musa que Michael Bay… ¿y la nuestra?
Pues esto es lo que hay. Michael Bay vuelve a demostrar que si se trata de cine de acción antológico, donde las explosiones puede decorar sin problema secuencias infinitas, él es el rey. Con este título ganado a pulso solo le queda sacar a relucir algunas de sus obsesiones más profundas como son el uso abusivo de la cámara lenta o el extremo culto al cuerpo de la musa de turno. Ojo, es su sello y si bien tiene detractores, los hay que disfrutan como enanos del mismo modo que otros ven en las palomas de John Woo algo más que un paranoico uso de las aves en secuencias previas a una minutada donde se consumirá más munición que en una guerra. El resto de Transformers: el lado oscuro de la luna es un poco más de lo mismo, Bay vuelve a reírse de personajes patéticos y dignos del universo American Pie como son los padres de Witwicky, a contar nuevamente con la curiosa participación de John Turturro, esta vez acompañado por un genial Alan Tudyk en una papel tronchante, y a ofrecernos impagables personajes salidos de la retorcida mente de Ehren Kruger como Bruce Brazos, John Malkovich imposible, o Jerry Wang, Ken Jeong mete miedo. Y mucho ojo, porque si uno mira con malos ojos el tercer episodio, y no último, de la saga Transformers, podrá descubrir unos niveles de violencia que rozan lo extremo. En primer lugar estamos ante un film donde nunca me habría imaginado que se cargan hasta el apuntador. Cero sangre, estamos ante un proyecto PG-13, pero muere hasta el tato! Y segundo factor, los Transformers se regocijan con el desmembramiento de sus iguales al tiempo que no dudan con dar tiros de gracia a todo aquel que se lo pueda merecer. Eso es violencia, Transformer si, pero violencia al fina y al cabo.
NOTA Primer fin de semana y se estima una recaudación de 162 millones de dólares a nivel mundial. Transformers 4 llegará a los cines en un par o tres de años.