La esperada segunda parte de la saga comiquera marvelita se estrenó ayer en medio mundo, en USA todavía tienen que esperar hasta el 7 de mayo, y viene a demostrar que vale la pena arriesgar ya que todo se puede adaptar sin miedo. El film nace para remarcar uno de los aspectos más importantes de la vida del Tony Stark impreso en papel… un amago de adaptación de "Iron Man: El demonio en la botella" siguiendo los requerimientos y pautas de moralidad que marcan tanto el Hollywood más comercial como la siempre controvertida MPAA. Iron Man 2 (2010) de Jon Favreau es una reconfortante continuación de las aventuras iniciadas con gran éxito en Iron Man (2008), donde esta vez se enfoca su desarrollo menos en la mejora de las máquinas que fabrica nuestro héroe y más en la evolución del protagonista – su endiosamiento al descubrir al mundo que él es Iron Man, su caída en el mayor de los ridículos, equivalente a su hundimiento en el alcoholismo comiquero, y su vuelta a la normalidad. Eso si, el producto final no se olvida de lo que realmente es y vuelve a hacer una demostración de que la buena acción palomitera es un complemento ideal sacándose de la manga un buen villano, aunque personalmente poco aprovechado, y una cantidad ingente de robots amén de iconos del universo Marvel como son War Machine, Nick Fury o Black Widow. De regalo unos cuantos guiños al futuro cinematográfico que ha de llegar de "la casa de la ideas". Nunca los títulos de crédito aderezados con buena música se disfrutaron tanto… must be seen.
Póster español de Iron Man 2
Vayamos con lo que se nos cuenta Iron Man 2. Ya han pasado varios meses desde que Tony Stark, Robert Downey Jr. está en su salsa y reincide en una gran caracterización, haya descubierto al mundo que quien se ocultaba bajo la armadura de Iron Man era en realidad él mismo. En este tiempo su popularidad se ha ido acrecentado más y más hasta llegar a un punto de paroxismo mediático que resulta patético. Stark se rebela como mesías de la paz mundial y se ríe de si mismo con las excentricidades propias del personaje que es. Pero a la vez que disfruta de este juego donde se encuentra como pez en el agua, se enfrenta a dos mayúsculos problemas: el gobierno americano quiere hacerse con su creación antes de que esta caiga en manos no deseadas, y esta, poco a poco, le está contaminando y consecuentemente matando. Si no le llegaba ya con esto, Ivan Vanko (Mickey Rourke), el hijo de un viejo colaborador de su padre, decide sacar de un polvoriento cajón estudios y prototipos del pasado y convertirse en Whiplash… un villano cuyo objetivo principal será acabar como sea con Tony Stark.
Como ya comentaba en el primer párrafo, la apuesta de este segundo capítulo son los personajes. Marvel Studios decide tirar la casa por la ventana y no se conforma como en la primera parte con un tête à tête entre héroe y grandioso villano. Esta vez combinan con soltura la inserción de nuevas figuras vitales en el universo que tienen entre manos y el mastodóntico volumen de efectos especiales. La presencia de Natalie Rushman /Natasha Romanoff / Black Widow, escultural Scarlett Johansson aunque interpretativamente aporte poquito, o de War Machine, a Don Cheadle le ocurre más o menos lo mismo que a Terrence Howard y pasa un pelín como si con el no fuera el tema, son un acierto. Lo mismo ocurre con el crecimiento en importancia, necesaria todo sea dicho, de Nick Fury (Samuel L. Jackson) o Happy Hogan, el director Jon Favreau gana muchos enteros con sus múltiples intervenciones. También muy interesante es el juego de tira y afloja que Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) y Tony Stark se traen entre manos, o la presencia de Justin Hammer, un Sam Rockwell que sucumbe subyugado ante la importancia de Ivan Vanko.
Pero no nos llevemos a engaño, pese a no resultar tan sorprendente como su predecesora, vuelvo a repetir que el enfoque en Iron Man 2 es más "personal" que "técnico", asistimos nuevamente a un derroche de artifcio que será del gusto del aficionado más deseoso. Tenemos de todo, Iron Man en estado puro, el nacimiento de War Machine – espectacular -, Whiplash por todas partes y una sobrecarga de acción final que debe durar cerca de 30 minutos donde ILM y Legacy FX, la refundada Stan Winston Studios, lo dan todo y ofrecen un trabajo para quitarse el sombrero. El resto de complementos – música, ambientación, etc. – siguen el mismo esquema que el primer film y cumplen como deben.
En definitiva, muy recomendable. Si te gustó la primera lo más seguro es que te guste esta segunda parte. Ojo, de las más de dos horas de metraje hay que dejar claro que la presencia de Iron Man es significativamente menor, aunque la intensidad de sus acciones no tienen nada que desear a las de la primera parte de la saga.