Sitges 2017


Llevaba tiempo queriendo ver Dejad que los cadáveres se bronceen (Laissez bronzer les cadavres) de Hélène Cattet y Bruno Forzani. Presentada en el ya lejano Sitges 2017, me la perdí ese año pero puede verse ahora en Filmin, este bien avenido matrimonio, adaptando todo sea dicho una novela de Jean-Patrick Manchette y Jean-Pierre Bastid, labran un extraño film sobre un robo, un secuestro, y varios duelos al sol en algún soleado lugar de la costa de Francia. Una banda de ladrones que se hacen con 250 kg de oro llegan a la casa de una artista atrapada en un grotesco triángulo amoroso. Este bucólico escenario se convierte a la velocidad del rayo en un interminable tiroteo entre un policía y los ladrones… un tiroteo que dura todo un día.

Cattet y Forzani se sacan de la manga una película que transciende entre el thriller de Bava en la icónica Semáforo rojo (Cani arrabbiati), con esa piel quemada por el sol, plagada de sudor, malos modos, tensión constante entre sus personajes y mucha violencia, y el tono surreal, gráfico y repleto de engaños de la Suspiria de Argento, en este caso inundando la pantalla de una fotografía que parece hecha a medida del mismísimo Luciano Tovoli, el maestro tras el color del film del genio del giallo, y que también fue imitado en la relativamente reciente Berberian Sound Studio de Peter Strickland. Dejad que los cadáveres se bronceen es una especie de Duelo al sol (Duel in the Sun) regada y nunca mejor dicho de momentos surreales, esa incesante lluvia dorada, paranoia delirante digna de Dalí, y una técnica narrativa que a golpe de reloj, secuencias repetidas y bucle interminable acongoja.

Y ahí se fragua lo mejor y lo peor del film. Una primera parte excelente, paciente, cronometrada hasta el extremo, y repleta de grandes momentos dignos del mejor western. Pero una segunda parte donde tanto juego, tanto reloj que avanza hasta un enervante minuto a minuto, y tanta ausencia de sol que broncee los cadáveres pendientes de surgir hace zozobrar, que no naufragar, ligeramente el resultado final.
En fin, digna de ver y de comprender, diferente, obsesiva, un reloj suizo plagado de plomo, sangre, sudor, orina y oro.

Cartel de Dejad que los cadáveres se bronceen
Cartel de Dejad que los cadáveres se bronceen

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Tras su paso por el pasado Festival de Sitges, donde su responsable se llevó el premio a la mejor dirección, al fin ha llegado a los cines, aunque de forma limitada, Revenge, el violento (o hiperviolento) film de la parisina Coralie Fargeat.

Partamos de un hecho evidente, Fargeat juega sus cartas de forma indudablemente consciente. Primero por el simple hecho de servirse del mayor de los excesos para poner ante el espectador, ya sea masculino o femenino, una suerte de John Rambo con cara de Matilda Lutz (ese corto homenaje Cloverfield titulado "MEGAN" o la perezosa Rings de F. Javier Gutiérrez). Si Rambo pudo, ¿por qué no va a poder esa joven frágil, grácil y de rostro angelical que responde al nombre de Jennifer? Segundo, porque en el exceso está la clave. Si te pasas de serio la película sería aborrecible por misógina, cruenta y salvaje, pero si te excedes hasta el paroxismo entonces lo que te queda es una autoparodia gore que muchas veces ha sido ya pasto de nuestras retinas (y de nuestra capacidad de abstraernos para no acabar vomitando ante semejante dislate). Tercero, sorprendente o no, Revenge muestra desde el punto de vista de una mujer el lado más repudiable de las visiones masculinas que pueblan nuestro mundo. En esta era del empoderamiento femenino, Revenge planta en su primer tercio a una mujer objeto, un pelele en manos de hombres que "interpretan" mal los mensajes que transmite… aunque cuando la mona viste de seda mona se queda (porque citar a Santiago Seguro es demasiado fuerte).

Revenge juega muy bien esta doble clara, arranca proponiendo un juego sucio, de incitación, de tirar la caña para luego esconderla, y de nauseabunda realidad. Luego se saca la chorra y se mea en todo eso… ¿cómo? Pues mutando a Jennifer en una suerte de Lady Death que no deja títere con cabeza, y eso que no hay desmembramientos ni amputaciones. Revenge se sirve del exceso por exceso como ya hicieron en su día Sam Raimi en Terroríficamente muertos (Evil Dead 2: Dead by Dawn) o Peter Jackson en Tu madre se ha comido a mi perro (Braindead). Hay tanta sangre en Revenge que cuesta entender cómo no se ahogan Jennifer y los tres engendros que la acosan.

En definitiva, Revenge es una joyita, no apta para todos los paladares por lo truculenta que puede resultar, pero de obligada visión para echarte unas buenas risas a costa de esos dos mundos que nos plantea Fargeat, el aborrecible de la misoginia y la mujer como objeto, tratado por una directora, y el del gore slapstick tratado entre la seriedad y lo muy paródico.

Cartel festivalero de Revenge
Cartel festivalero de Revenge

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Pues hoy al mediodía se ha hecho público el palmarés final de Sitges 2017. Hay para todos los gustos y las sorpresas no son pocas. No puedo opinar sobre la ganadora, no la he visto, pero puedo opinar sobre Thelma de Joachim Trier que se ha llevado dos muy merecidos premios (y se podía llevar más). También han rascado de las que he podido ver The Killing of a Sacred Deer de Yorgos Lanthimos o la actriz Marsha Timothy por Marlina the Murderder in Four Acts de Mouly Surya (cosa que no me explico). Me alegro por 78/52 de Alexandre O. Philippe, premio al mejor documental, y es que es una joya que merece ser vista.

La fábula fantástica ‘Jupiter’s Moon’ gana Sitges 2017

El premio especial del Jurado es el drama sobrenatural noruego ‘Thelma’; y la francesa Coralie Fargeat gana la mejor dirección con su ópera prima ‘Revenge’

La 50a edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya termina hoy con un palmarés que premia al cine europeo. El húngaro Kornél Mundruczó – director que siempre ha introducido el elemento fantástico de manera inteligente en sus películas – ha conseguido el premio a la Mejor Película con Jupiter’s Moon, una fábula fantástica que cuenta con un deslumbrante diseño de producción. Jupiter’s Moon también se ha hecho con el premio a los mejores efectos visuales. El premio a la Mejor Dirección ha recaído en la francesa Coralie Fargeat que con una violenta cinta que contiene guiños a los clásicos de los años 70, ha firmado una brillante ópera prima: Revenge. El palmarés de Sitges 2017 ilustra un Festival que ha conseguido cifras de récord, con un aumento del 10% en la venta de entradas.

Jupiter’s Moon ha deslumbrado y su director Kornél Mundruczó – autor de la extraordinaria White God – ha paseado complicidad por Sitges y ha reclamado conciencia social sobre uno de los grandes dramas de nuestro tiempo como es la inmigración. Mundruczó recogerá el Premio a la Mejor Película de la Sección Oficial en la gala especial de clausura de Sitges 2017, que se celebrará esta noche en la Fragata para conmemorar el 50 aniversario del Festival. La gala está protagonizada por La Fura dels Baus y producida por La Xarxa per a la Comunicació Local.

La lista de premios de Sitges 2017 reconoce los papeles de Marsha Timothy en Marlina the murderer in four acts y de Rafe Spall en The Ritual. También han sido premiados los realizadores catalanes Pintó & Caye, que han recibido el premio al mejor cortometraje con R.I.P y el premio del público por Matar a Dios. El Premio de la Crítica José Luis Guarner ha resultado ex aquo para dos películas que llegaban a Sitges avaladas por los premios cosechados en los festivales de Austin y Locarno, la brasileña As boas maneiras; y el de mejor guion en el Festival de Cannes, la película del griego Yorgo Lantinos The Killing of a Sacred Deer.

Cartel de la vencedora Jupiter's MoonCartel de la vencedora Jupiter’s Moon

PALMARÈS SITGES 2017

Secció Oficial Fantàstic Sitges 50

Millor pel·lícula / Mejor película / Award for Best Feature Length Film: JUPITER’S MOON, de Kornél Mundruczó

Premi especial del jurat / Premio especial de Jurado / Special Jury Award: THELMA, de Joachim Trier

Millor direcció (patrocinat per Gas Natural Fenosa) / Mejor dirección / Award for Best Director: Coralie Fargeat, per REVENGE

Millor interpretació femenina / Mejor interpretación femenina / Award for Best Actress: Marsha Timothy, per MARLINA THE MURDERER IN FOUR ACTS

Millor interpretació masculina (patrocinat per Autolica – Mercedes Benz) / Mejor interpretación masculina / Award for Best Actor: Rafe Spall, per THE RITUAL

Millor guió / Mejor guion / Award for Best Screenplay: Joachim Trier i Eskil Vogt, per THELMA

Millors efectes especials / Mejores efecto especiales / Award for Best Special Effects: Ferenc Deák, per JUPITER’S MOON

Millor fotografia / Mejor fotografía / Award for Best Cinematography: Andrew Droz Palermo, per A GHOST STORY

Gran premi del públic (patrocinat per La Vanguardia) / Gran premio del público / Grand Audience Award: MATAR A DIOS, de Albert Pintó & Caye Casas 

Millor curtmetratge / Mejor cortometraje / Award for Best Short Film : R.I.P, de Pintó & Caye

Focus Àsia

A SPECIAL LADY, de Lee An-kyu

Menció especial / Mención especial / Special mention : MARLINA THE MURDERER IN FOUR ACTS, de Mouly Surya

Òrbita

Millor pel·lícula / Mejor película / Award for Best fim: THE BATTLESHIP ISLAND: DIRECTOR’S CUT, de Ryoo Seung-wan

Panorama Fantàstic

Millor pel·lícula / Mejor película / Award for Best film: CREEP 2, de Patrick Brice

Panorama Documenta

Millor pel·lícula documental / Mejor película documental / Award for Best documentary film: 78/52, de Alexandre O. Philippe

Anima’t

Millor pel·lícula / Mejor película / Award for Best film: TEHRAN TABOO, d’Ali Soozandeh

Millor curtmetratge / Mejor cortometraje / Award for Best Short Film: HYBRIDS, de Florian Brauch, Matthieu Pujol, Kim Tailhades, Yohan Thireau i Romain Thirion

Noves Visions One

DAVE MADE A MAZE, de Bill Watterson

Menció especial / Mención especial / Special mention: KUSO, d’steve

Noves Visions Plus

Millor pel·lícula / Mejor película / Award for Best Film: DAWSON CITY: FROZEN TIME, de Bill Morrison

Noves Visions Petit Format

Millor curtmetratge / Mejor cortometraje / Award for Best Short Film : HOISSURU, d’Armand Rovira

Jurat de la crítica

Premi de la crítica – José Luis Guarner / Premio de la crítica – José Luis Guarner / José Luis Guarner Award (Critics Jury)

Ex aequo

AS BOAS MANEIRAS, de Juliana Rojas i Marco Dutra

THE KILLING OF A SACRED DEER, de Yorgos Lanthimos

Premi Citizen Kane a la millor direcció novell / Premio Citizen Kane a la mejor dirección novel / Citizen Kane Award for Best Up-and-Coming Director 

Coralie Fargeat, per REVENGE

Millor pel·lícula Discovery / Mejor película Discovery / Award for Best Film Discovery

BRIGSBY BEAR, de Dave McCary

Jurat Carnet Jove / Jurado Carnet Jove / Carnet Jove Jury

Millor pel·lícula / Mejor película / Best film: A GHOST STORY, de David Lowery

Millor pel·lícula de Midnight X-Treme / Mejor película Midnight X-Treme / Best Midnight X-Treme film: ANNA AND THE APOCALYPSE, de John McPhail

Premi Brigadoon Paul Naschy / Premio Brigadoon Paul Naschy / Brigadoon Award

CUERNO DE HUESO, d’Adrián López

Samsung Sitges Cocoon

Millor pel·lícula en realitat virtual / Mejor película / Award for Best film: KNIVES, d’Adam Cosco

Menció especial / Mención especial / Special mention: RAY, de Rafael Pavón

Premi del públic a la millor pel·lícula en realitat virtual / Premio del público a la mejor película / Audience Award for Best film: ALTERATION, de Jérôme Blanquet

Méliès

Méliès d’argent a la millor pel·lícula / Meliés de plata a la mejor película / Silver Melies Award for Best film: THELMA, de Joachim Trier

Méliès d’argent al millor curtmetratge / Meliés de plata al mejor cortometraje / melies Award for Best Short film: EXPIRE, de Magalí Magistry

Blood Window

MADRAZA, d’Hernan Aguilar

Menció especial a la millor actriu / Mención especial a la mejor actriz / Special mention for Best Actress: Isabél Zuaa, per AS BOAS MANEIRAS

Premis SGAE Nova Autoria

Millor curtmetratge / Mejor cortometraje / Award for Best Direction: CELEBRACIÓ, de Pau Cruanyes i Gerard Vidal

Millor guió / Mejor guion / Award for Best Screenplay: Anna Agulló, per UNA CAJA CERRADA

Millor música original / Mejor música original / Award for Best Original Music: Joan Masats, per SESGO, UNA HISTORIA DE PREJUICIOS Y GOLOSINAS

Menció especial / Mención especial / Special Mention: LA FUGA DE LOS 45, per Cristina Caamaño

 

Último día en Sitges 2017 y por lo tanto menos películas vistas. De hecho me quedé sin ver Laissez Bronzer les Cadavres de Hélène Cattet y Bruno Forzani… le tenía ganas. En fin, este día ha tocado ver el crudo terror familiar Brimstone de Martin Koolhoven, la extraña historia de un atraco, una violacion y un asesinato que es Marlina the Murderer in Four Acts de Mouly Surya y la narración de cómo se gesta un asesino en serie que responde al título de My Friend Dahmer de Marc Meyers.

Arranco con Brimstone, producción holandesa protagonizada por, ojito, Guy Pierce, Dakota Fanning y Kit Harrington. Historia que nos traslada al lejano oeste de los colonos que se fueron a fundar las Américas. Brimstone versa sobre ese pasado que regresa para atormentarte nuevamente, sobre el nauseabundo terror personal de la protagonista narrado a lo largo de cuatro capítulos, tres de ellos en modo flasback que sirven para ir acrecentando el desasosiego que ha supuesto el infierno en la tierra que ha sido la vida de Liz (Fanning). Perfectamente filmada, pausada pero asfixiante, es un buen producto (algo largo eso sí), centrado en esos terrores que tristemente puede acabarse viviendo de puertas para adentro. De alguna forma la historia arranca con cierta aura sobrenatural, pero se descubre como otro tipo de terror más terrenal y sucio. Aparece también por ahí Carice Van Houten, que siempre mola verla.

Cartel de Brimstone
Cartel de Brimstone

De una historia narrada en capítulos al mismo formato pero en modo indonesio. Marlina the Murderer in Four Acts nos traslada a una de las zonas más pobres y olvidadas de Java, una mujer (viuda), recibe la visita de un matón y su banda que, sin miramientos, le roba todo lo que tiene y la viola. Con una sangre fría de mírame y no me toques, la protagonista se carga al jefe y a cuatro miembros de la banda. En ese momento se pone en marcha un curioso periplo que siembra dudas sobre las opciones que le quedan a esta pobre mujer en una sociedad donde la mujer no es nada y donde la ausencia de medios no auguran nada bueno para que salga indemne de su decisión. Una castaña de muy señor mío donde, por destacar algo, sobresale la espectacular fotografía (nunca planos se hicieron tan abiertos) y la música que acompaña a la narración. Semeja por la estética un western moderno, que no lo és, y encima cansino. Tiene algunos detalles cómicos y un par de momentos gloriosos por lo inesperados que resultan. Al menos pone sobre la mesa la total indefensión de la mujer en estas otras culturas.

Cartel de Marlina the Murderer in Four Acts
Cartel de Marlina the Murderer in Four Acts

El punto y final se lo ha llevado My Friend Dahmer, adaptación de un cómic que contaba los años de instituto de Jeffrey Dahmer, asesino en serie que entre los años 60 y 90 acabó con la vida de 17 jóvenes a lo largo del medio oeste de los EUA. La película de Meyers sirve para ponerse en situación y tratar de comprender cuáles son los detonantes que llevan a un joven con una mente diferente (y trastornada), a acabar transformado en un serial killer. Formando parte de una familia que se cae a trozos, sin amigos en el instituto, y con una sexualidad indefinida, la vida del joven Dahmer no pinta nada bien. A peor acabará yendo cuando falsos amigos, gente que se aprovecha de él, y diversas obsesiones obviadas por los que viven a su lado, le terminen por transformar en un bufón que termina por encerrarse en si mismo. Así se gesta un asesino en serie.

Cartel de My Friend Dahmer
Cartel de My Friend Dahmer

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Aprovechando la despedida de Sitges 2017, y el tiempo muerto en el aeropuerto de Barcelona, echo un vistazo a los dos últimos días que tengo pendientes para opinar de pelis. Arranco con lo visto el domingo que tenía ahí aparcado. En modo montaña rusa comenzó el día con una parida llamada Bushwik de Jonathan Milott y Cary Murnion, siguió de matrícula de honor gracias a la terrorífica Thelma de Joachim Trier, de ahí de nuevo a los infiernos merced a Sword Master 3D de Derek Yee, nuevamente la incomprensible Gloves Off de Steve Nesbit y terminando con buena nota gracias a Marrowbone de Sergio G. Sánchez.

No comprendo como pasan a las 8:15 de la mañana Bushwick de Milott y Murnion. Me parece bien que trabaje en ella Dave Bautista y Brittany Snow, no pongo en duda que el desafío técnico está sobre la mesa al asistir a un falso plano secuencia de hora y media, pero colar esto en la sección Oficial Fantàstic Competició es para hacérselo mirar. Para poneros en contexto, Bushwick no es más que una fotocopia de la idea que ya vimos en la chisporroteante Invasión USA de Joseph Zito. Ahora en 2017 la idea no cuaja y menos colándote una invasión supremacista en el barrio de Bushwick (en Brooklyn). El desvarío es total, desde meter a Bautista de conserje con pasado de arma letal (a huevo), o proponer que dos chicas (una pija y la otra fumeta) puedan acabar dando más guerra que el gigantón de moda. Bushwick se desmorona de principio a fin, con unos efectos digitales dignos de primer curso de After Effects y un desarrollo de traca de maraca. El final, que se agradece que llegue, no es ni medio simpático. Lo dicho, para olvidarse de ella lo más rápido posible.

Cartel de Bushwick
Cartel de Bushwick

Pero claro, después de Bushwick va Sitges 2017 y te planta delante de la cara Thelma de Joachim Trier. Personalmente de lo mejor que he visto en los días de festival junto a Brawl in Cell Block 99. Thelma es el Raw o el Goodnight Mommy de este año. Propuesta diferente, un terror elaborado y más profundo que la habitual inyección ocular del horror de sustos y criatura. En Thelma se nos cuenta el primer año de facultad de nuestra protagonista, una joven atrapada en una familia de catolicismo exacerbado. Sus primeros flirteos con el alcohol, los chicos y sobre todo una compañera con la que descubre su verdadera sexualidad, son el complemento ideal o detonantes definitivos para que descubramos la verdadera realidad de la protagonista, es poseedora de una extraña capacidad para que sus más oscuros deseos acaben tornados en cruda realidad. Ritmo pausado, pecado asfixiante y mucho sentimiento de culpa. Merece un visionado, dos o tres, para descubrir que Thelman podría encajar perfectamente en el clásico de las mentes poderosas que es Scanners de David Cronenberg.

Cartel de Thelma
Cartel de Thelma

Ya con el pecho henchido tras ver Thelma uno se lanza a ver Sword Master 3D de Derek Yee, un wusia 3D con tanto croma que duele cada vez que abres los ojos entre cada pestañeo. Si encima le metes la mayor ración de pagafantismo del siglo el resultado roza lo bochornoso. Aburrida, hiperactiva y larga como suele ocurrir con las producciones coreanas de este tipo. Rizan tanto el rizo que uno acaba esperando que termine cuanto antes (y no es fácil que llegue el final). Se agradece que los actores sigan siendo los protagonistas de las escenas de acción, debe haber cable para dar y tomar, pero el extremo que propone Sword Master 3D con el uso de pantallas croma es de escándalo. No hay nada natural, todo es croma, croma y más croma. Además, el 3D tampoco es que ayude mucho porque aporta cero a un tipo de cine que cuesta que innove salvo en contadas ocasiones.

Cartel de Sword Master 3D
Cartel de Sword Master 3D

El caso de Gloves Off es lo que más me deja desconcertado (y me chirría). Está en la sección Oficial Fantàstic Fora de Competició y de fantástico no tiene nada. ¿Recordáis lo de Snatch: cerdos y diamantes con Brad Pitt participando en peleas de gitanos? Pues Gloves Off es eso mismo, una comedia británica con boxeo gitano. El dueño de un gimnasio en quiebra, donde conviven varios jubilados, un tipo en silla de ruedas y un joven de la calle, debe hacer frente a un embargo de 70.000 libras. En su vida aparecerá una madre soltera y la oportunidad de ganar esa cantidad de pasta participando en un combate gitano de esos que no deben ser muy legales. Chistes fáciles, humor de consumo rápido y nada más. ¿Qué tiene esto de fantástico? Pues nada de nada. La han colado en la sección de Annabelle: Creation, Musa, Leatherface, La piel fría, Happy Death Day o What happened to Monday?. Alucinante porque no tiene ni pies ni cabeza.

A falta de cartel, foto de Gloves Off
A falta de cartel, foto de Gloves Off

El plato final para este día lo puso la producción española Marrowbone del
asturiano Sergio G. Sánchez, o El secreto de Marrowbone. Con un reparto internacional encabezado por Anya Taylor-Johnson, que ya dejó flipado al respetable con La Bruja (The Witch) y no hace mucho con Múltiple (Split), George Mackay y Mia Goth. El debut de Sánchez en la dirección es encomiable. Habiendo sorprendido con lo guiones de Lo imposible y El orfanato, ambas de Juan Antonio Bayona, y contar con el apadrinamiento de este para este proyecto, el resultado cinematográficamente hablando es una delicia visual que recuerda y mucho a ese tipo de producciones británicas a la Hammer como por ejemplo La mujer de negro (Lady in Black). Ese tono clásico, ese misterio creciente, esa música envolvente y ese buen trabajo de dirección de actores, hace de Marrowbone una buena propuesta. Pero claro, no todo iba a ser maravilloso y Marrowbone adolece de un gran problema que es el salto de fe que supone al espectador haber creído todo lo visto para dar OK al final que termina proponiendo. Sánchez lo hace todo bien pero acaba forzando la máquina sobremanera y repitiendo un cuento que, encima, ya nos había contado. Desde luego es gratificante el resultado, pero el engaño está sobre la mesa y si uno hace repaso mental de lo visto comienza a descubrir los flecos dejados… que son unos cuantos.

Cartel de Marrowbone
Cartel de Marrowbone

 

Sigo dejando para más adelante el tercer día de festival. Ahora vamos con el quinto, por lo tanto hoy. El recorrido es variado, desde la adaptación literaria con más profundidad de la que realmente aparenta La piel fría de Xavier Gens, la macabra visión de post-guerra Maus de Yayo Herrero, la perfectamente elaborada en bucle A Day de Sun-ho Cho y la curiosa animación Have a Nice Day de Jian Liu. Al tema…

Comenzó la jornada con La piel fría de Xavier Gens, adaptación dicen que bastante fiel de la novela de Albert Sánchez Piñol. No deja de ser La piel fría una visión en modo terror lovecraftiano de las muy habituales y constante batallas entre indios (poned seres anfibios) y vaqueros (colocad en este caso a los dos protagonistas "humanos). No deja de ser una nueva propuesta de la habitual idea cinematográfica del descubrimiento de un nuevo mundo donde los protagonistas se ven obligados a la convivencia chocando por lo tanto sociedades completamente diferente a las que hasta ahora se conocían. Es por lo tanto, un relato clásico y no sorprendente por lo tanto pero, mucho ojo, muy bien llevado al terreno del terror de criaturas nocturnas. Protagonizada por David Oakes, una irreconocible Aura Garrido y Ray Stevenson, La piel fría sufre sin embargo de un problema en forma de exceso repetitivo. Ojo, en cada vuelta dentro del bucle batalla el espectador va conociendo más y más de los tres participantes, de su pasado, de sus secretos, de los misterios que ocultan y las ganas que tienen de saber sobre el que se sienta a su lado. Por lo tanto, se agradece la propuesta de un viejo cuento llevado a un terreno al que hasta ahora nunca había sido llevado. Merece verla.

Cartel de La piel fría
Cartel de La piel fría

Del buen sabor dejado por La piel fría va uno y cae en el infierno de Maus. Dirigida por el canario Yayo Herrero, y con un reparto internacional que puede que le sirva para entrar en otros mercados, la propuesta es una tediosa bajada al infierno de post-guerra. En este caso nos vamos al presente de la guerra Bosnia (masacre de Srebrenica), con una pareja cruzándose en el camino de dos descerebrados que viven ocultos en un bosque. En medio del fregado una especie de ser protector de la religión musulmana que vaya por dios. Rodada cámara en mano resulta desesperante la elección de Herrero de plantar el plano todo el rato en el cogote de los protagonistas, haciendo si cabe más desesperante el visionado de la obra. Sumemos oscuridad permanente, ideas peregrinas y un juego modo "esto que has visto era fruto de tu imaginación" que, tristemente, no sabe diferenciarse generando llegado el momento duda sobre todo lo que ves, cuando antes elementos del mismo calado si acaban siendo clasificados como falsos. Por lo tanto, un nuevo extra para desear que la película acabe cuanto antes. Ah, y ese final… madre mía, no contento el aserto final te hace poner cara de WTF.

Cartel de Maus
Cartel de Maus

Momento de una de las proyecciones más gratificantes del festival. Alejada por completo del género fantástico al uso, la coreana A Day es un día de la marmota llevado a un extremo destructivo como un accidente de tráfico en el que hay varios muertes. Un padre que ve morir a su hija, un joven que ve morir a su pareja y un taxista metido en medio del cambalache este. Lo glorioso de A Day es la forma en la que su director Sun-ho Cho hilvana todos los detalles habidos y por haber para que no quede ni un resquicio que provoque error en la narración. Este detalle es crucial para hacer un producto serio y A Day lo es. De principio a fin te mantiene, todas las repeticiones son diferentes, unas desesperadas, otras desmoralizantes, otras esperanzadores y otras dedicadas a la meditación para evaluar cómo se puede cambiar el triste destino. Inteligente, hábil en su plan y, sin lugar a dudas, un acierto. Si podéis echadle un vistazo, vale la pena.

Cartel de A Day
Cartel de A Day

El punto y final del día lo puso Have a Nice Day, una historia múltiple de enredo como las que hace, con todos los respetos, Quentin Tarantino. Un robo en una construcción (que algo oculta) y un enredo múltiple con personajes variopintos como el matón de turno, una pareja de descerebrados, la hermana de la prima, el tío segundo, el jefe de la mafia, un pintor en un maletero, un fulano que es digno del premio novel de ciencia y nuestro protagonista… el que quiere que su novia se haga de nuevo la cirugía plástica porque ha quedado mal. La idea de Jian Liu, director y a la par que guionista, es desde luego muy original. Simpática en concepto y en ejecución, pero seguro que con otro tipo de animación ganaría eones, la ofrecida por el equipo de Jian Liu es demasiado estática y patillera. El ritmo coreano en este caso no ayuda, dura cerca de 80 minutos pero se hace larga, y eso que el enredo es escandaloso y por momentos hasta divertido. De esas películas que ponen todas las fichas del dominó sobre la mesa y acaba dando el golpecito de gracia para que se caigan todas las fichas. Aburre, no lo puedo negar, pero tiene algo que en otra situación daría mucho juego.

Cartel de Have a Nice Day
Cartel de Have a Nice Day

 

Bueno, como esto de Sitges 2017 lo llevo poquito a poco, me adelanto un día y ya recuperaré lo visto ayer. Hoy por lo tanto es turno de la cinta de acción The Villainess, el brutal descontrol de Brawl in Cell Block 99, la paranoia absurda de Dhogs, la intrascendencia de El habitante y la salvaje crudeza de A Prayer Before Dawn.

Arranqué la jornada con The Villainess (Ak-Nyeo) de Byung-gil Jung, cinta de acción coreana que siguiendo la pauta del cine de este género y de este país siempre tiene algo nuevo que ofrecer. En este caso asistimos a una especie de versión propia de la Nikita de Luc Besson pero regada con el habitual tono del modo de producción llegado de este país. El cine coreano es uno de los más potentes si hablamos de acción sin fin y The Villainess no defrauda… o no por completo. Hay que reconocer que la película tiene dos de las secuencias, arranque y final, más espectaculares vistas en pantalla. La primera incluso más que la segunda, siendo el espectador protagonista de un auténtico shoot ‘em up sin fin y en modo plano secuencia que resulta interminable. La escena rememora molonas secuencias como la del pasillo de Old Boy (Oldeuboi). La segunda propone otras ideas si cabe más impresionantes como una persecución en moto que madre del amor hermoso y una batalla campal en un autobús donde no queda títere con cabeza. Pero claro, en medio llega el sopor, un drama de pareja, familiar y alguna cosilla más que da forma a una trama que puede acabar durmiendo. Mola, pero con matices.

Cartel coreano de The Villainess
Cartel coreano de The Villainess

De ahí dí el salto para ver Brawl in Cell Block 99 de S. Craig Zahler, film protagonizado por un impensable Vince Vaughn… mira que no lo trago pero con esta película uno descubre que este tipo puede molar mucho. El director de Bone Tomahawk, joya que pudimos ver hace dos años en el mismo Sitges, regresa con una epopeya violenta, salvaje y muy autoparódica. Brawl in Cell Block 99 debe definirse como drama carcelario llevado al extremo del despiporre. ¿Cómo? Pues pon un ingrediente llamado Vince Vaughn y su 1,92, no, 1,95, no, 1,98. Sazónalo afeitándole el coco, dale trabajo de "repartidor / traficante" de drogas y termina metiéndolo en una cárcel donde todo sea posible. Si ya en Bone Tomahawk el bueno de S. Craig Zahler nos ofreció algo completamente atípico (un western clásico que mutaba alegremente en cinta caníbal), en esta Brawl in Cell Block 99 nos enfrentamos a un aparentemente serio drama carcelario que acaba convertida en una suerte de Historia de Ricky (Lik wong)… sí, estamos hablando de violencia sin parangón, brutalidad imparable y un ritmo trepidante donde todo resulta hasta gracioso por los chascarrillos soltados por ese hombre de titanio que es Bradley Thomas (Vaughn). Obligada.

Cartel de Brawl in Cell Block 99
Cartel de Brawl in Cell Block 99

El tercer plato ha sido la cinta gallega Dhogs de Andrés Goteira. La verdad, la propuesta surrealista del director nacido en Vigo se salva por el desenlace propuesto ya que en sí es, me duele decirlo así a las bravas, un delirante cagarro. Pero ojo, tras sufrir en la butaca durante 90 minutos todo da un giro tan alucinante que hasta te replanteas la opinión inicial para acabar diciendo que, bueno, vista así no está del todo mal. Caben ciertas dudas respecto a lo que finalmente propone, y si bien podría tener sentido vistas las cosas que nos estamos acostumbrando a leer, ver o incluso vivir, pues todo es posible. Si uno acepta esta idea, OK, te lo puedes hasta creer y tan pancho. Pero ojo, porque Goteira propone inteligentemente, pero lo que propone no es del todo nuevo (esta misma idea ya se ha explotado aunque no con éxito). En fin, se puede ver, además está rodada en gallego y eso es siempre agradecible. Por otro lado salen algunos rostros conocidos como los de Morris o Miguel de Lira, que alegrarán al respetable del noroeste de España. La verdad, dudo que Dhogs llegue a las salas comerciales, demasiado surrealista como para agradar al gran público y un fiasco taquillero en potencia… pero curioso a decir basta.

Cartel de Dhogs
Cartel de Dhogs

Y en esas tocó ver El habitante de Guillermo Amoedo, probablemente la primera de este 2017 que tuve ganas de abandonar. El bueno de Amoedo, guionista de Aftershock, El infierno verde (The Green Inferno) o The Stranger, cuenta con el apadrinamiento de Eli Roth y Nicolás López… ¿es eso lo que le lleva a llegar a Sitges? En fin, el resultado, tras la muy olvidable The Stranger, además de guionista fue su director, es una suerte de pesadilla modo El exorcista (The Exorcist) que válganos el cielo. Propuesta terrible, excesivamente ruidosa, absurda y con una calidad interpretativa de nivel medio bajo. Cuesta entender, y mucho, la cabezonería de los personajes, el erre que erre ante propuestas más lucrativas que surgen. Todo lo que pasa es demasiado forzado y el resultado final es tan pero tan previsible que hasta sienta mal que hagan eso. ¿En serio tienes que ser tan cutremente evidente? Lo dicho, El habitante es de esas que merece no gastar el tiempo.

Cartel de El habitante
Cartel de El habitante

El punto final lo puso el también drama carcelario A Prayer Before Dawn de Jean-Stéphane Sauvaire, pero esta vez, y a diferencia de Brawl in Cell Block 99, nos encontramos ante la visión más seria y degradante del género. En pocas palabras un terrible viaje a los infiernos del ser para resurgir y volver como persona. El film está basado en los años que Billy Moore, atención a la tremenda presencia de Joe Cole (al que vimos en la también sobrecogedora Green Room), pasó en una prisión de Tailandia. Como adicto a las drogas acabó en lo más profundo de la deshumanización, para acabar resurgiendo de sus propias cenizas como campeón de Muay Thai. La película es tremenda, salvaje, aterradora y muy en la línea de esas otras grandes obras británicas que vimos en años anteriores también en el mismo Sitges y de este mismo género, por ejemplo Convicto (Starred Up). A Prayer Before Dawn debe verse para valorar el nivel de degradación en el que se puede acabar inmerso, pero también como vía de escape para tener claro que no hay retos imposibles. Fabulosa e impactante.

Cartel de A Prayer Before Dawn
Cartel de A Prayer Before Dawn

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Vamos con otro de los días de cine en Sitges 2017, turno de Musa de Jaume Balagueró, de The Cured de David Freyne y de una sesión con Q&A donde pudimos ver Suspiria junto a Dario Argento y Guillermo del Toro, luego también pudimos repasar La Cumbre Escarlata (Crimson Peak)… que todo sea dicho mejora como el buen vino.

Arranco con el nuevo producto de Balagueró, el director de la muy molona Los sin nombre, de la genial propuesta [REC], de las menores Darkness o Frágiles, y de la fabulosa Mientras duermes, demos gracias a Alberto Marini por ese guión y ese cabrón de nivel insoportable que era el personaje de Luis Tosar. El tema es que desde aquel 2011 de éxito el bueno de Balagueró nos ha ofrecido la bastante terrible [REC] 4: Apocalipsis, ni pies ni cabeza, y ahora presenta Musa… Sí, Musa, un fiasco de muy señor mío, propuesta caduca en tiempos en los que la fórmula propuesta, manida a más no poder, no termina por funcionar. ¿Qué hace Balagueró? Pues contarnos una historia de brujas, anodina, con un reparto infrautilizado en la que Manuela Vellés aparece unos minutos en pantalla (el 95% de su tiempo desnuda), donde Franka Potente transita, donde Christopher Lloyd cobra cheque y pone caras, donde Joanne Whalley parece aparecer lo mismo que Leonor Watling (para los restos), y donde protagonizan Ana Ularu y Elliot Cowan… los mejores pero no por ello la salvación. Una historia que recuerda al cine que ya hizo Balagueró a finales del siglo pasado… no se puede negar, Musa es lo mismito que Los sin nombre, investigación y desenlace. Fin. Propuesta tristemente floja y que no augura nada bueno como el director nacido en Lleida no trate de ofrecer algo diferente (como ya hiciera en 2011).

Cartel de Musa de Jaume Balagueró
Cartel de Musa de Jaume Balagueró

La otra novedad de este 2017 es The Cured, film irlandés con serias referencias a viejos problemas anclados en la mente del pueblo del lugar, pero donde se cambia el cromo del no quiero a los ingleses por el no quiero a esa gente curada que en otro tiempo fueron zombis. Bueno, sería al revés, los ex-zombis son los irlandeses y los irlandeses son lo antiguos ingleses que se zurraban con el IRA en la agitada Ulster del siglo pasado. Más o menos. En fin, el tedio se apodera de una historia original en la que los ex-zombis son tratados como apestados, primero por contener el virus que los infectó, segundo porque recuerdan, en forma de pesadillas nocturnas, todo lo que hicieron en esa otra vida. Vamos, una cosa rara pero no desacertada. Lo malo, que te meten por en medio una guerra entre los sanos y los curados, una que de regalo alarga una historia que no tiene mucho más que ofrecer y donde el obligado aplauso final (un clásico en Sitges cuando acaba la película) se produce unas cuatro veces, demostrando su director que no sabe terminar el fin… y de hecho, ¡ni lo termina! Aparece Ellen Page y poco más, para obviar.

Cartel promo de The Cured de David Freyne
Cartel promo de The Cured de David Freyne

De regalo tuvimos una sesión de Q&A con Dario Argento y Guillermo del Toro tras revisar la versión 4K de Suspiria del maestro italiano. Una delicia visual, diferente, repleta de momentos únicos, con la música de I Globlin, con la truculencia clásica del Giallo, plagada de secretos y paranoia. Obra maestra de este director junto a su Rojo Oscuro (Profondo Rosso), a su El pájaro de las plumas de cristal (L’uccello dalle piume di cristallo), sin olvidar Inferno, Tenebre o Phenomena. En fin, disfrutar de esta joya en pantalla grande, a todo volumen y con el masivo uso del color que hace es una experiencia única, similar a la del año pasado con Carga maldita (Sorcerer) de William Friedkin, oportunidades que no se puedes desaprovechar. De regalo, pues la posibilidad de volver a disfrutar de La Cumbre Escarlata, ese film romántico antiromántico gótico que no llegó a funcionar en taquilla (sencillamente porque lo vendieron como le dio la gana a Legendary). Vista nuevamente gana y mucho. Es una historia completa, muy bien elaborada y rodeada de todas esas inquietudes que mueven al director mexicano. El premio, asistir a la Q&A, hacer una pregunta a Dario Argento sobre la relevancia del uso de espejos en algunas de sus películas (son las piezas que desvelan los grandes secretos) y ver como Guillermo del Toro aplaude tu pregunta y grita "Genial pregunta cabrón!".

Cartel de Suspiria de Dario Argento
Cartel de Suspiria de Dario Argento

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Vamos con el repaso del segundo día de Sitges 2017 porque hay de todos los colores. Arrancamos la jornada viendo Annabelle: Creation de David F. Sandberg. Hay que reconocer que lo poco que esperaba de la precuela de la desastrosa Annabelle se cubre con todo lo que le faltaba a predecesora… pero claro, pero cuando ni con esas alcanzas un mínimo pues ajo y agua. Eso es Annabelle: Creation, un producto menor del establecido como The Conjuring Universe que sólo añade a la franquicia que es una historia directa a los acontecimientos que vimos hace unos años. Por lo demás un producto mainstream de terror, masticado hasta hacer puré, repleto de sustos preavisados y excesivamente tópica. De esas que porque son las 8:15 cuando la ponen, que si no te duermes fijo. El reparto pues ahí está, Anthony LaPaglia y Miranda Otto aportando algo de veteranía, y una ristra de jóvenes (promesas ya no sé) que ni fú ni fa. Desde luego que lo mejor es el enlace, porque el resto es terror de estudio, han sacado el manual y a ejecutar los pasos.

Annabelle: Creation
El cartel de Annabelle: Creation

El segundo film de la jornada fue El sacrificio de un ciervo sagrado (The Killing of a Sacred Deer) de Yorgos Lanthimos, el mismo de las muy raras Canino (Kynodontas), Alps o Langosta (The Lobster). Lanthimos se junta nuevamente con Colin Farrell y se acompaña ahora por Nicole Kidman (mejor que nunca) y el muy perturbador Barry Keoghan. El resultado es una obra que ahonda de forma salvaje en el sentimiento de culpa sembrada, como es ya marca de la casa, de personajes insensibles, mecánicos y sin vida. Un obsceno desafío a la paciencia por no mandar a tomar viento al puñetero personaje de Keoghan. La historia es extraña, obvio, en cierta manera enfermiza y plagada de obsesiones: las directamente sexuales del personaje de Farrell y las sólo intentos de mojar del que encarna Alicia Silverstone. Surrealismo puro con una resolución un pelín grotesca y absurda… pero bueno, es Lanthimos.

Cartel de The Killing of a Sacred Deer
Cartel de The Killing of a Sacred Deer

El tercer film del completo día fue Wind River, podríamos decir que debut tras las cámaras del genial guionista de Sicario o Comanchería (Hell or High Water), pero es dato falso ya que aquí se tiene que responder ante todo y el pasado de Taylor Sheridan se viste de terror flojo con Vile, del 2011. Vamos a lo que vamos… así para comenzar ya os digo que Wind River es de lo mejorcito que os podéis echar a los ojos ahora mismo. Un thriller de redención protagonizado por Jeremy Renner encarnando a un rastreador del Servicio de Pesca y Vida Silvestre del estado de Wisconsin (creo recordar) que debe ayudar a una agente del FBI (Elizabeth Olsen) a resolver un extraño crimen ocurrido en una reserva india. Sheridan se saca de la manga un ejemplo de libro de cómo se debe dirigir una película (se ve que ha tenido buenos maestros en David Mackenzie y Denis Villeneuve). Se conoce como la palma de la mano el otro lado de la narración cinematográfica y plasma perfectamente esta historia mundana. Ritmo pausado pero de las que te atrapan de principio a fin.

Cartel de Wind River
Cartel de Wind River

Y otra más, ahora el documental 78/52. Interesantísima propuesta esta de Alexandre O. Philippe que examina en pormenorizado detalle la secuencia de la ducha de Psicosis (Psycho) del maestro del suspense Alfred Hitchcock. Comentarios varios de Jamie Lee Curtis, Guillermo del Toro, Peter Bogdanovich, Bret Easton Ellis, Karyn Kusama, Neil Marshall, Scott Spiegel, Leigh Whannell o Elijah Wood. Curiosa visión extendida de todos los pasos dados por Hitchcock para rodar la secuencia, los secretos que oculta, los cortes sufridos, las razones de la posición de la cámara en todo momento. Una rareza de esas que merece ser vista para tratar de comprender un poco más las obsesiones de un irrepetible genio del cine como el gran Alfred Hitchcock.

Cartel de 78/52
Cartel de 78/52

El punto final es un producto independiente que no tiene ni cartel. Se titula The Endless y ha sido dirigido y protagonizado por Justin Benson y Aaron Moorhead. The Endless es algo así como una fusión de cine de ciencia ficción sesuda con los asuntos siniestros de las sectas made in USA. Se podría decir que es la Confluence de este 2017, aunque también usa esos elementos oscuros y de mal rollo que nos ofreció hace unas ediciones la entretenida The Sacrament. Estamos ante una propuesta inteligente, que si contara con un poco más de medios, y sobre todo mejores actores, sería una completa delicia. El resultado no obstante es muy recomendable, inteligente y con cierto punto lovecraftiano… que no lo es tanto, pero que le da un poso diferente al producto final que bien merece un par de vueltas en la cabeza. Si tenéis ocasión no dejéis de verla, aunque ojo con la producción porque es muy pero que muy indie.

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Y así arrancó la 50ª edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, con Guillermo del Toro, recién llegado de Los Angeles, presentando su nueva obra cinematográfica: La Forma del Agua (The Shape of Water, 2017). El director mexicano inaugura una nueva era en su carrera profesional presentando un clásico instantáneo que desprende madurez, sensibilidad y esperanza por todos los lados. Es La Forma del Agua un cuento de hadas, absolutamente delicioso, pero es al mismo tiempo una historia de amor verdadero, un film crítico con las represiones pasadas, presentes y futuras por género, sexualidad y raza. Es La Forma del Agua una historia de oportunidades, de derecho a la felicidad sea cual sea tu condición, y de obsesiones. Guillermo del Toro mezcla magistralmente todo, en una época donde la desconfianza se veía reflejada en todos los estamentos sociales. Es La Forma del Agua una película emocionante, vibrante y que no oculta nada, directa (el agitado despertar de nuestra protagonista todas las mañanas) y sobre todo muy sensible. Se apoya el director mexicano en un diseño de producción precioso, algo que ya exploró con grandeza en La Cumbre Escarlata (Crimson Peak), y riega este cuento de amor eterno con evidentes referencias a clásicos del cine como La Mujer y el Monstruo (Creature from the Black Lagoon) o la literatura universal como La Bella y la Bestia. Es La Forma del Agua una película que se debe ver, disfrutar y sobre todo sentir. Las emociones están ahí y todos tenemos algo de estos protagonistas en nuestro interior.

Precioso cartel de The Shape of Water
Precioso cartel de The Shape of Water

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