Tras un par de días desaparecido, obligaciones varias, es momento de hablar de una diosa recién llegada que dando un golpe en la mesa ha gritado… "he venido para quedarme". Este pasado viernes al fin ha llegado a los cines Wonder Woman, el nuevo episodio en el denominado como DC Extended Universe, y proyecto que define con grandeza el tercer pilar de un futuro conglomerado comiquero que cuanto más crece más mola. Antes fueron Superman en El Hombre de Acero (Man of Steel), luego fue principalmente Batman, aunque no sólo él, en Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice), y ahora son Wonder Woman, Gal Gadot y Patty Jenkins… un tres en una que además de seguir confirmando que aquí hay muchísimo potencial, Warner Bros. / DC Films seguro que siguen llorando de alegría con el éxito cosechado, presenta a un superheroína como debe ser, que no genere dudas sobre su adaptación (no miremos hacia otros lados) y, las cosas claras, superior en casi todos los aspectos a sus equivalentes masculinos. Lo dicho, golpe sobre la mesa y más que merecido aplauso.
Wonder Woman no reinventa un género, ni lo pretende, pero se reafirma que el western del siglo XXI tiene todavía mucho que ofrecer, y que con suerte estaremos aquí los espectadores para disfrutarlo. Una historia muy bien elaborada, de tono narrativo clásico que transita desde el nacimiento de nuestra heroína, su idílico periplo hacia la madurez y la posterior y definitiva pérdida de la inocencia haciendo frente a las situaciones más duras y desagradables… lo dicho, clásico pero ideal. Esta narración transita además entre la mitología y la cruda realidad, una que toma como base el destino de las Amazonas de Temiscira, su obligación para acabar con Ares, Dios de la Guerra, y el cómo cambian las cosas cuando Diana (Gadot) debe salir de su paraíso secreto y llegar a este nuevo mundo reinado por el primer gran horror armamentístico de nuestra historia… la Primera Guerra Mundial. Aquí es donde Wonder Woman triunfa. Abandonando el estilo de los films predecesores de su universo, a los mencionados encuentros con Superman y Batman debemos sumar ese extraño compendio de villanos que es Escuadrón Suicida (Suicide Squad), el film de Patty Jenkins pone el ojo donde, reconozcámoslo, lo puso previamente Marvel con su Capitán América: El Primer Vengador (Captain America: The First Avenger), y da forma a una historia de aventuras, de sentimiento, de primer amor, y de golpe a la patata. Ambos films tienen mucho en común. Si bien sus puntos de partida son completamente diferentes, desde luego defienden los mismos valores y eso es lo que, por descontado, hacen que en este caso de Wonder Woman, la película también crezca en torno a un sentimiento de esperanza y fortaleza frente a un evento salvaje donde la barbarie humana todo lo destruye.
Mismos mimbres, repito que no se pone en duda, pero diferente elaboración. El poso de Wonder Woman es grandioso, es de nacimiento de un personaje que puede dar mucho más de lo que hace años se pensó y descartó (recordemos aquella aventura en la Segunda Guerra Mundial que Joss Whedon quiso rodar en 2005 pero que acabó muriendo en 2007). Segundo, Patty Jenkins deja bastante claro que este no es un mundo de hombres. El poderío visual se transmite en pantalla y es el valor del director que está tras la dirección lo que establece el resultado final. Aquí la Jenkins deja bastante claro que donde hay saber hacer lo mejor es estar callados y mucho ojo a cómo rueda esta señora las escenas de acción.
En definitiva, lo mejor es verlo en pantalla unas cuantas veces si tercia. Disfrutar del buen cine de aventuras, de acción, de golpe de realidad en un universo ficticio y comiquero. Disfrutar también de este diamante llamado Gal Gadot, actriz de rostro angelical pero imparable (por destructiva) defensora de sus ideales. Wonder Woman es la gran joya de Warner Bros. / DC Films y ya pueden ser respetuosos con le personaje… ha nacido una nueva franquicia y ahora sólo queda que sepan manejar el futuro de la misma.
Genial cartel de Wonder Woman