El pasado viernes, recién salido de ver La llegada (Arrival) de Denis Villeneuve, no pude más que pensar en voz alta en el medio que mejor sirve para ello en estos momentos…
Antes de comenzar a hablar de La llegada lo primero que os voy a recomendar, y casi debería ser lo único, es que vayáis al cine a verla. No os la perdáis, ya que es una gran oportunidad de ver un producto de ciencia ficción, muy íntimo, de grandísima calidad. El canadiense Villeneuve es además uno de los mejores cineastas del momento, y así lo atesora gracias a esta y sus otras obras más conocidas… la retorcida Incendies, la destructiva Prisioneros (Prisoners), la surrealista Enemy o la corrupta Sicario.
La llegada, adaptación del relato corto "La historia de tu vida" de Ted Chiang, y parte de un recopilatorio que responde al mismo título, nos presenta la repentina visita / invasión de un grupo de naves extraterrestres a diferentes partes del planeta. Cada gobierno afectado, tratando de gestionar el acontecimiento de la mejor forma posible, toma sus propias decisiones si bien a nosotros se nos cuenta lo que acontece en el lado de los EEUU y por lo tanto poniendo el foco en el encuentro de la doctora Louise Banks (Amy Adams) y el matemático Ian Donnelly (Jeremy Renner) con los tripulantes, a los que definen como heptápodos, de la "cápsula" que se encuentra en Montana. La película nos cuenta ese conjunto global de acontecimientos haciendo hincapié en que no sólo se evoluciona desde el lado USA, aunque se centre ahí, poniendo sobre la mesa la importancia del trabajo en equipo ante fines de índole común. En fin, el tema es que la doctora en cuestión, lingüista de profesión, recibe el encargo, aquí entra en escena el Coronel Weber (Forest Whitaker), de entablar contacto con los visitantes al tiempo que se ve atormentada por recuerdos sobre su hija fallecida. Con este punto de partida uno comienza a vivir La llegada, un acercamiento esencialmente científico a la ciencia ficción alienígena donde se plantea el mayor problema que nos encontraríamos en esta situación… establecer comunicación.
La llegada es por lo tanto un film de aprendizaje y comunicación, un viaje vital por establecer contacto en el que la doctora Banks se embarca para acabar completamente inmersa. Es tal su ansia por romper esa barrera que no duda en exponerse ante los visitantes, en agotarse y verse superada por la situación que supone tener que resolver un dilema de índole mundial donde se trata de dar respuesta a la gran duda que a todos corroe… saber cuál es el objetivo de la visita de estos alienígenas a la Tierra. La llegada es también una historia altamente emocional y muy personal, egoísta y altruista según el punto de vista que acabe por calarte. Un viaje por el tortuoso sendero de las tribulaciones que acosan a Banks de principio a fin. Conoceremos su historia, los acontecimientos más relevantes de su vida, todo ello gracias al trabajo de adaptación de Eric Heisserer, guionista que ha sabido sacar un jugo increíble al elaborado estilo narrativo de la obra de Chiang, más reveladora merced a esos tiempos verbales con que está escrita, y de su montador Joe Walker, no es sencillo mostrar tanto y descubrir tan poco.
La llegada es en definitiva una de las mejores películas del año, con una Amy Adams excelente en un papel crudo, reflexivo sobre su propia existencia, acompañada por un reparto que cumple sin, sin embargo, destacar tanto como lo hace ella. Villeneuve vuelve a rodar una historia que te envuelve de principio a fin, que te mantiene fijo, pendiente de los acontecimientos y que con maestría te golpea en lo más profundo para conmoverte y plantear aspectos duros de imaginar. De regalo la cantarina y a la vez alienígena composición de Jóhann Jóhannsson, donde combina la música con el propio lenguaje de los visitantes. Vamos, que sólo me queda volver a decir algo que ya os dije al principio… id a verla.
Amy Adams AKA Louise Banks en La llegada
Ah, y como despedida la pregunta que ahora todo el mundo se hace. ¿Qué nos deparará Blade Runner 2049 (2017) con Villeneuve a los mandos? Pues es otra buena incógnita, pero desde luego se trata de una que todos tenemos ganas de que se nos responda… casi lo mismo que los protagonistas de la propia La llegada. Faltan tan poco para descubrirlo que te entusiasmas con sólo pensarlo.