Jue 12 Oct 2017
Aprovechando la despedida de Sitges 2017, y el tiempo muerto en el aeropuerto de Barcelona, echo un vistazo a los dos últimos días que tengo pendientes para opinar de pelis. Arranco con lo visto el domingo que tenía ahí aparcado. En modo montaña rusa comenzó el día con una parida llamada Bushwik de Jonathan Milott y Cary Murnion, siguió de matrícula de honor gracias a la terrorífica Thelma de Joachim Trier, de ahí de nuevo a los infiernos merced a Sword Master 3D de Derek Yee, nuevamente la incomprensible Gloves Off de Steve Nesbit y terminando con buena nota gracias a Marrowbone de Sergio G. Sánchez.
No comprendo como pasan a las 8:15 de la mañana Bushwick de Milott y Murnion. Me parece bien que trabaje en ella Dave Bautista y Brittany Snow, no pongo en duda que el desafío técnico está sobre la mesa al asistir a un falso plano secuencia de hora y media, pero colar esto en la sección Oficial Fantàstic Competició es para hacérselo mirar. Para poneros en contexto, Bushwick no es más que una fotocopia de la idea que ya vimos en la chisporroteante Invasión USA de Joseph Zito. Ahora en 2017 la idea no cuaja y menos colándote una invasión supremacista en el barrio de Bushwick (en Brooklyn). El desvarío es total, desde meter a Bautista de conserje con pasado de arma letal (a huevo), o proponer que dos chicas (una pija y la otra fumeta) puedan acabar dando más guerra que el gigantón de moda. Bushwick se desmorona de principio a fin, con unos efectos digitales dignos de primer curso de After Effects y un desarrollo de traca de maraca. El final, que se agradece que llegue, no es ni medio simpático. Lo dicho, para olvidarse de ella lo más rápido posible.
Cartel de Bushwick
Pero claro, después de Bushwick va Sitges 2017 y te planta delante de la cara Thelma de Joachim Trier. Personalmente de lo mejor que he visto en los días de festival junto a Brawl in Cell Block 99. Thelma es el Raw o el Goodnight Mommy de este año. Propuesta diferente, un terror elaborado y más profundo que la habitual inyección ocular del horror de sustos y criatura. En Thelma se nos cuenta el primer año de facultad de nuestra protagonista, una joven atrapada en una familia de catolicismo exacerbado. Sus primeros flirteos con el alcohol, los chicos y sobre todo una compañera con la que descubre su verdadera sexualidad, son el complemento ideal o detonantes definitivos para que descubramos la verdadera realidad de la protagonista, es poseedora de una extraña capacidad para que sus más oscuros deseos acaben tornados en cruda realidad. Ritmo pausado, pecado asfixiante y mucho sentimiento de culpa. Merece un visionado, dos o tres, para descubrir que Thelman podría encajar perfectamente en el clásico de las mentes poderosas que es Scanners de David Cronenberg.
Cartel de Thelma
Ya con el pecho henchido tras ver Thelma uno se lanza a ver Sword Master 3D de Derek Yee, un wusia 3D con tanto croma que duele cada vez que abres los ojos entre cada pestañeo. Si encima le metes la mayor ración de pagafantismo del siglo el resultado roza lo bochornoso. Aburrida, hiperactiva y larga como suele ocurrir con las producciones coreanas de este tipo. Rizan tanto el rizo que uno acaba esperando que termine cuanto antes (y no es fácil que llegue el final). Se agradece que los actores sigan siendo los protagonistas de las escenas de acción, debe haber cable para dar y tomar, pero el extremo que propone Sword Master 3D con el uso de pantallas croma es de escándalo. No hay nada natural, todo es croma, croma y más croma. Además, el 3D tampoco es que ayude mucho porque aporta cero a un tipo de cine que cuesta que innove salvo en contadas ocasiones.
Cartel de Sword Master 3D
El caso de Gloves Off es lo que más me deja desconcertado (y me chirría). Está en la sección Oficial Fantàstic Fora de Competició y de fantástico no tiene nada. ¿Recordáis lo de Snatch: cerdos y diamantes con Brad Pitt participando en peleas de gitanos? Pues Gloves Off es eso mismo, una comedia británica con boxeo gitano. El dueño de un gimnasio en quiebra, donde conviven varios jubilados, un tipo en silla de ruedas y un joven de la calle, debe hacer frente a un embargo de 70.000 libras. En su vida aparecerá una madre soltera y la oportunidad de ganar esa cantidad de pasta participando en un combate gitano de esos que no deben ser muy legales. Chistes fáciles, humor de consumo rápido y nada más. ¿Qué tiene esto de fantástico? Pues nada de nada. La han colado en la sección de Annabelle: Creation, Musa, Leatherface, La piel fría, Happy Death Day o What happened to Monday?. Alucinante porque no tiene ni pies ni cabeza.
A falta de cartel, foto de Gloves Off
El plato final para este día lo puso la producción española Marrowbone del
asturiano Sergio G. Sánchez, o El secreto de Marrowbone. Con un reparto internacional encabezado por Anya Taylor-Johnson, que ya dejó flipado al respetable con La Bruja (The Witch) y no hace mucho con Múltiple (Split), George Mackay y Mia Goth. El debut de Sánchez en la dirección es encomiable. Habiendo sorprendido con lo guiones de Lo imposible y El orfanato, ambas de Juan Antonio Bayona, y contar con el apadrinamiento de este para este proyecto, el resultado cinematográficamente hablando es una delicia visual que recuerda y mucho a ese tipo de producciones británicas a la Hammer como por ejemplo La mujer de negro (Lady in Black). Ese tono clásico, ese misterio creciente, esa música envolvente y ese buen trabajo de dirección de actores, hace de Marrowbone una buena propuesta. Pero claro, no todo iba a ser maravilloso y Marrowbone adolece de un gran problema que es el salto de fe que supone al espectador haber creído todo lo visto para dar OK al final que termina proponiendo. Sánchez lo hace todo bien pero acaba forzando la máquina sobremanera y repitiendo un cuento que, encima, ya nos había contado. Desde luego es gratificante el resultado, pero el engaño está sobre la mesa y si uno hace repaso mental de lo visto comienza a descubrir los flecos dejados… que son unos cuantos.
Cartel de Marrowbone