Lun 15 Feb 2010
Se que llega con un poco de retraso, pero hoy es el día que toca sacarse de la manga la opinión acerca de The Road (2009) de John Hillcoat, la dura adaptación de la singular obra de Cormac McCarthy. Si bien Hillcoat ha sido el artífice de colocar las piezas que conforman las excelentes interpretaciones de Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee o la gris y demoledora fotografía de Javier Aguirresarobe, el encargado de adaptar la peculiar y compleja obra de McCarthy ha sido Joe Penhall. Este ha logrado trasladar con éxito a la gran pantalla los momentos más significativos de la obra escrita pero se ha visto obligado, Hollywood manda se diga lo que se diga, a sustituir muchos de los importantes instantes relación padre / hijo que abundan en la novela por inexistentes momentos donde se da excesivo protagonismo a la también anónima madre del niño, interpretada en este caso por Charlize Theron. Pese a esto, nuevamente una obra de McCarthy vuelve a funcionar notablemente en pantalla grande, No es país para viejos (No Country for Old Men, 2007) es ejemplo de ello, aunque esta vez la crudeza y la desesperanza que transmite hace meditar largo y tendido para analizar lo visto, y compararlo con su fuente.
Cartel de The Road
The Road es la historia de un padre y su hijo. Ambos recorren el desolador páramo en que se ha convertido puede que el mundo entero tras un cataclismo que, en el fondo, poca importancia tiene. En su desesperado viaje por la supervivencia, el padre hará todo lo que esté en su mano por lograr que su hijo llegue a ver el amanecer de un nuevo día. Su viaje por unos desmoronados Estados Unidos tiene como destino, utópico deseo porque el final del camino sea diferente, la costa del sur donde se supone el clima será más cálido y cándido. En su desagradable periplo se cruzarán con diferentes personajes: desde desquiciados y hambrientos supervivientes que han optado por seguir el camino del salvajismo, de la degradación de la raza y de la crueldad más sangrante, hasta el de otros viajeros que, como ellos, deambulan esperando el momento que marcará el final de sus vidas.
La obra de McCarthy es complicada. La emotiva narrativa de la obra trasmite, con palabras, una dura relación padre / hijo y muestra los extremos a los cuales el ser humano podría llegar si se diera el peor de los casos en este mundo que vivimos. John Hillcoat se ha animado a narrar, visualmente hablando, un relato difícil y ha conseguido mostrarnos la soledad, la desesperanza y el dolor con imágenes, silencios y una dirección de actores que da verdadero gusto. Lo que me hace pensar que es, sin dudarlo, la gran olvidada este año en los premios de la academia de Hollywood… pero igual su desmedida tristeza es lo que la ha lastrado hasta ser degradada por completo. En fin, la recomiendo. Tanto como recomiendo la novela.