Sáb 15 Oct 2016
Y sigo con esto del Festival de Sitges 2016. Esta vez la cosa subió de nivel, no alcanzando la calidad de The Handmaiden pero si logrando tener dos o tres películas bastante redondas. La cosa comenzó con un descarado pero simpático rip-off the The Game de David Fincher, no se ocultan eso sí, titulado Fear Inc. de Vincent Masciale. A esto siguieron la sorprendente e inclasificable I’m not a Serial Killer, la no menos sorprendente y mucho más inclasificable Swiss Army Man, un revisionado del clásico Bubba Ho-Tep (aquí estoy saludando a Bruce Campbell) y la excesivamente visceral y caníbal Grave (Raw).
Como comentaba el día se puso en marcha con Fear Inc., nombre de una compañía que haciendo copia y pega de otras ya conocidas te invita a pasar tu peor experiencia vital haciéndote partícipe de una noche de terror en carne viva. Simpáticos personajes, mucho recuerdo a las "reglas" del cine de terror más convencional y un giro que, que queréis que os diga, ni chicha ni limoná. Simpática lo es, para recuperar dentro de unos días pues no. Se deja ver que no es poco, pero se queda en algo que pudo ser más de lo que realmente es.
De ahí salté a I’m not a Serial Killer, film inusual protagonizado por Max Records, el niño de Donde viven los monstruos (Where the Wild Things Are) y un ya muy anciano Christopher Lloyd. Y mucho ojo, pero estamos ante una muy grata sorpresa. Records interpreta a un chaval que presenta todos los síntomas para de mayor acabar convertido en un psicópata. Vive además en un entorno poco favorecedor, madre divorciada, padre que le manda regalos en Navidad con cero vinculación emocional, y trabajo de apoyo en una morgue de un pueblo de la América más profunda y anodina. Eso sí, el adolescente psicópata en potencia comienza a ser testigo de una serie de macabros crímenes que tienen lugar en su comunidad. La idea puede ser primaria, poco original, pero su tratamiento es tan inesperado que uno no puede más que sentirse atrapado por esta rareza muy recomendable.
Cartel de I’m not a Serial Killer
El paso siguiente fue ver Swiss Army Man de Dan Kwan y Daniel Scheinert, producto escatológico, flatulento, erecto, y, todo sea dicho, triste y muy solitario. Paul Dano comparte pantalla con el cadáver de Daniel Radcliffe en una de las historias más extravagantes que os podáis imaginar. Personalmente me encantó, es tan diferente, tan adorable y tan inclasificable que bien merece su visionado. Cine bien realizado, digno de Charlie Kauffman, Spike Jonze o de Michel Gondry, amén de extraña revisión de la relación de nuestro Náufrago (Cast Away) favorito. Cambiamos el cromo de Wilson por el de Manny. Si tenéis oportunidad no dudéis en verla, eso sí, id con la mente abierta y preparados para conocer a la navaja suiza más tronchante de la historia, además de una historia sobre la triste y vacía vida del protagonista.
No voy a contar nada de Bubba Ho-Tep al tratarse de un film de la sección Sitges Classics y oportunidad única en la vida para conocer en persona a Bruce Campbell. El cierre del día lo protagonizó en mi caso Grave (Raw) de la impresionante mujer Julia Ducournau. Esta historia que causó estragos en el TIFF, gente saliéndose de la sala con el estómago revuelto, podría decirse que es no agradable para aquellos no avezados en tripas, higadillos y otros elementos de la casquería habitual del cine "gore". Grave (Raw) no es sin embargo terror, es una especie de experimento donde conocemos a una joven que descubre, en su primer año de facultad, que eso de ser vegetariana está sobrevalorado. El ansia por la carne, y no precisamente el solomillo de ternera, hará vivir al espectador una sensación enfermiza y malsana. No os voy a engañar, pese a alguna secuencia más excedida, no está nada mal y podría decirse que será perturbadora para muchos de los que se atrevan a verla.
Cartel de Grave (Raw)