Ya se nos anunció con el final de Skyfall, y es que los cambios en la vida del James Bond encarnado por la bestia parda Daniel Craig iban a ser la marca que definirían el nuevo proyecto del rubio y rudo actor. De la carnal realidad de Casino Royale o la mencionada Skyfall, ambas vitales, pasando por la transitoria Quantum of Solace, esta nueva Spectre auguraba dos posibles rumbos, el retorno a ese clasicismo que con los años se ha quedado demasiado obsoleto, o una continuación del plan personal maestro establecido por Sam Mendes, Neal Purvis, Robert Wade y John Logan. El resultado es una mixtura que se queda a medio camino en ambos casos, magistral en algunos puntos y ridícula, no se puede decir otra cosa, en otros. Spectre arranca como debe arrancar, con un derroche visual digno de sus anteriores proyectos, ahondando en el misterio que todos hemos deseado ver nuevamente en pantalla… la existencia de SPECTRA, esa gran organización criminal de tentáculos interminables y Némesis histórica de James Bond.
La secuencia en México D.F. es una delicia, frenética, destructiva y altamente rumbosa, amén de perfecta, que viene a dejarnos claro que Bond sigue teniendo problemas que prefiere resolver en solitario, es por lo tanto personal. Skyfall ha marcado un antes y un después, y James Bond prefiere moverse por libre, en modo sicario, tratando de buscar solución a los entuertos que se le plantearon tras el fallecimiento de la veterana M (Judi Dench). Se establece por lo tanto un vínculo íntimo como ocurriera en el primer y tercer film de la franquicia con Craig como protagonista. Todo va sobre ruedas, notable presentación del personaje de Lucia (madre del amor hermoso con Monica Belluci), misteriosa dama que levanta el interés tan rápido como la historia prescinde de ella. ¿Qué ha pasado? Muy bien no se entiende pero vamos, que de ahí te metan de lleno en un cónclave de SPECTRA es muy molón, y que el juego de sombras y luces remate como remata pues, la verdad, te deja con el culo torcido ante tanta buena pinta. Conocemos por lo tanto a Franz Oberhauser (Christoph Waltz), al ariete Mr. Hinx (Dave Bautista) y nos volvemos a cruzar con viejos personajes de los que ya sospechamos… Mr. White (Jesper Christensen).
Y aquí es donde la película comienza a flojear. Entra en la partida Léa Seydoux, un personaje como el de Madeleine Swann se ve rematadamente forzado, ahora aporto ahora no valgo para nada, y genera dudas sobre el enfoque que se le quiere dar en el montante final, ¿qué se pretende? Se descubre por otro lado la relación entre Oberhauser y Bond, hay cosas que necesitan de más tiempo de cocción para servirlas y esta es una de ellas, que me perdonen Purvis, Wade y Logan pero es hasta de chiste el pim pam pum con este secreto a voces. El protagonismo deriva repentinamente en el nuevo M (Ralph Fiennes), acompañado por Q (Ben Whishaw), Moneypenny (Naomie Harris) y Tanner (Rory Kinnear) que se cruzan en el camino de C (Andrew Scott), jefazo al que le huele el aliento desde el minuto cero. Y así hasta el infinito. Imponente la presencia de Hinx en todas sus secuencias, recuperando la esencia de aquellos villanos de segundo plano que robaban el protagonismo a los grandes jefes finales de las obras clásicas de la saga. Y en este caso con facilidad ya que Oberhauser se hunde en lo fácil, en lo paranoico y pobre. ¿En serio este era el jefe de Silva (Javier Bardem), White o Le Chiffre (Mads Mikkelsen)? Aquí es cuando el clasicismo revive, un clasicismo barato, de tontería, de centro de operaciones digno de Charles Gray o Donald Pleasence… señores, no volvamos por favor a los 60 y 70.
Por lo tanto, Spectre está entretenida, llama la atención por lo que esconde, pero deja un sabor de boca un poco agridulce por lo que finalmente es y lo que en verdad pudo ser. ¿Qué nos queda ahora? Pues el quinto y definitivo film de Daniel Craig como James Bond. Aunque diga que está cansado el contrato existe, aunque diga que los requisitos físicos son demasiado exigentes, Spectre es un ejemplo de que no hay límites para este pedazo de actor. Y sí, nos deben una, una bien gorda para despedir con ovaciones esta encarnación del agente secreto británico más longevo de la historia.
P.D. Me llama la atención que Daniel Craig luzca siempre la corbata por encima del cinturón, un par o tres de dedos. ¿Es la nueva tendencia?
El cartel de Spectre que más me mola, quiero ese disfraz para carnaval