Quedar atrapado, ser parte y sufrir minuto a minuto. Eso es Gravity (2013) de Alfonso Cuarón, fabuloso experimento cinematográfico que da la oportunidad al espectador de viajar al espacio y, con matices, padecer el placer o desasosiego que uno debe sentir mientras orbita a más de 400km de altura sin la seguridad que da tener los pies en tierra firme. Un film que sirve de paso de viaje estelar inmersivo merced a un necesario y obligado uso del 3D, tecnología con la que los estudios nos agreden sin contemplación cada fin de semana pero que en contadas ocasiones, Gravity es una de las pocas, demuestran ser un elemento más, y en este caso casi primordial, del conjunto final.
Y lo que más mola de Cuarón es que no se anda por las ramas, pone en marcha el corto viaje que nos tiene preparados con un vertiginoso plano secuencia, interminable, en donde uno comienza disfrutando primero de un una fotografía de la Tierra a distancia más que respetable pero advirtiendo que nada en esta vida es fácil y menos en esos mudos parajes. De ahí a la terrorífica aventura a la que nos vamos a enfrentar no hay ni un suspiro, en cuestión de minutos, y acompañados por la presencia y voces de Sandra Bullock, incomprensible lo de esta actriz que en cuanto a elección de papeles tan pronto sorprende como da vergüenza, y George Clooney, además de la música de Steven Price, lo que semeja placer se torna en auténtico horror. Además, en estos niveles de calidad con poco más de hora y media es más que suficiente para atrapar al espectador y en eso Cuarón trabaja con maestría para pegarte a la butaca, ahogarte, hacerte pasar un muy mal rato, marearte, emocionarte y presentarte el difícil trago, el nudo en la garganta debe se acongonjante, ante la certeza de que lo que estás sufriendo es tu fin y que todas las cartas en juego apuntan al peor de los presagios posibles.
La verdad, desconozco qué charlas tendrán los astronautas de la NASA o la Agencia Espacial Europea, por poner un par de ejemplos, mientras atornillan, configuran y experimentan a esas alturas, pero si Gravity es un mínimo reflejo de la sensación real que debe tener alguien en esa situación la cosa es para ponerse taquicárdico a la de ya y no pasar de los primeros minutos de estancia allí arriba. Y es que esa tranquilidad, esa quietud, esa sensación de vacío que promete el espacio puede llegar a ser la peor de las experiencias si lo que buscas es un punto de apoyo. El film suma a sus cualidades, aunque a nivel carismático los personaje pueda llegar a calar más o menos, todo lo imaginable. Gravity debe verse en cine, en 3D y con la certeza de que el poco prolífico Alfonso Cuarón cuando se mete en faena es para ofrecer algo que no dejará para nada indiferente.
Póster IMAX de Gravity