Lun 3 Sep 2012
¿Qué pasa cuando pretendes tomarte demasiado en serio una idea con tintes sumamente inconcebibles y surrealistas? Pues que pares sin control algo como Abraham Lincoln: cazador de vampiros (Abraham Lincoln: Vampire Hunter, 2012). Esto es lo que le ha ocurrido al bueno de Timur Bekmambetov, director incompleto que tras su desembarco en USA no ha logrado cuajar un proyecto de esos que digas "esto si que mola", al intentar llevar al cine y al amparo del Tim Burton productor la homónima obra de Seth Grahame-Smith, que encima firma como mal guionista. No lo voy a negar, y puede que esté meando fuera del tiesto, pero la impresión que uno se lleva es que demasiada es la seriedad planteada al proyecto para que uno la disfrute como se debe. ¿No se supone que esto debería ser más bien una comedia de terror? Este es el gran problema de esta locura vampírica, donde de paso no hay nada que merezca ser rescatado… ni chascarrillos, ni efectos sorprendentes, ni secuencias memorables. Lo único realmente válido ha sido descubrir a alguien como Benjamin Walker, clon treintañero de Liam Nesson, que lo da todo con sus 1,91 metros de estatura partiendo árboles, brazos o cabezas al tiempo que da esos discursos que sirvieron de hoja de ruta para acabar forjando lo que son hoy en día los Estados Unidos de América. Salvo eso, Abraham Lincoln: cazador de vampiros es pura flojedad que encima se echa a sus espaldas una fotografía tan brillante que ciega como si de un telefilm de sábado por la tarde se tratara. Ah, y sumemos un reparto que aporta menos que nada… desde un infumable Dominic Cooper, una ensombrecida y desaprovechada Mary Elizabeth Winstead o un caricaturesco Rufus Sewell. Eso si, nos vale para ver en acción a Anthony Mackie, futuro Sam Wilson / Halcón en Captain America: The Winter Soldier (2014).
Cartel español de Abraham Lincoln: cazador de vampiros
1800 y pico. Un joven Abraham Lincoln vive junto a su familia llegando con dificultades a fin de mes por culpa de Jack Barts (Marton Csokas), un terrateniente que controla con puño de hierro a aquellos que trabajan para él (negros y blancos). Pero lo que no sabe la familia Lincoln es que Barts es en realidad un vampiro, un señor de la noche que gracias a crema solar factor 2000 puede disfrutar del sol y controlar como mandan los cánones sus posesiones. Cuando los Lincoln no pueden hacer frente a sus pagos, Barts "contamina" a la madre del joven Abraham y poco después acaba con el padre. Muchos años después, un fornido Abraham Lincoln (Benjamin Walker) decide tomarse la justicia por su mano y acabar con Barts, pero esa noche descubrirá que tras el terrateniente se oculta una inmensa sociedad vampírica que domina el sur… y lo más importante, un cazador de vampiros llamado Henry Sturges (Dominic Cooper) que pondrá a Abraham al tanto de las exquisiteces de esta gente y del noble arte de su caza.
Y nuevamente nos la quieren meter doblada con ese 3D de rebuscado efectismo. Maldito látigo, maldito carro, maldito tren y maldito tenedor. Esto no es 3D, esto es el te aplico un sobrecoste y a cambio te doy lo mismo que llevan un par de años ofreciendo el 90% de producciones llegadas desde la meca del cine. Si por lo menos lograran sacarse de la manga una historia entretenida, con personajes con carisma que medio te llamen la atención, pues igual hasta se puede justificar, pero con una historia tan floja y unos personajes tan mal elaborados lo normal es lo que está ocurriendo… fiasco económico en el mercado USA que puede que se salve, aunque lo dudo, gracias al internacional. Y es que encima, esa seriedad que aplican al cuento, da una cabriola en el aire y del tono palomita del inicio, acaba por arte de birlibirloque inmerso en un auténtico drama familiar con ¿obligadas? dosis de tono político, no a la esclavitud, y bélico, muramos todos en la Guerra de Secesión. Lo dicho, probablemente sea esto lo que se busca, pero a estas alturas de la vida la seriedad en este tipo de productos es lo que menos pega, y más si tenemos en cuenta que estamos en pleno agosto y que lo que uno busca es entretenimiento mondo y lirondo. Y sobre los efectos mejor ni hablar. Cantan mucho y la sobrecarga digital deja oculto el posible gran trabajo del rey del vampirismo maquillado Greg Cannom.
Ah, lo mejor, lo genial, el final de todo… cuesta darse cuenta, pero una vez pillado te echas unas buenas risas. Veremos que en Noviembre sigue teniendo la misma gracia.