Dom 13 May 2012
Pues eso, que el par formado por Tim Burton y Johnny Depp regresa al cine cogidos de la mano recuperando una de esas soap operas británicas de culto de otra era y generación. Lo malo es que el primero vuelve a confirmar que la involución creativa en la que está inmerso no tiene visos de encontrar un punto de inflexión que augure algo positivo de cara al futuro más inminente de su carrera en modo acción real. Importante es el debate que se ha montado en otros foros donde se pregunta cuándo Tim Burton dejó de ser Tim Burton. Es complicado saber la razón, pero la creativa y gótica visión que Burton aplicaba de forma primorosa en su pasado cinematográfico hoy en día no se vislumbra. Por mi parte sigo pensando que Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet (Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street, 2007) sirvió para tener esperanzas, pero queda claro que Sleepy Hollow (1999) y la magnífica Big Fish (2003) fueron las últimas burtonadas de este estrambótico y genial director. Eso si, el festival visual y sonoro que ofrece el film no tiene parangón gracias al excelente diseño de producción de Rick Heinrichs, el vestuario de Colleen Atwood, los sets creados por John Bush o la música del ya mítico Danny Elfman. Pero quitando eso Sombras tenebrosas (Dark Shadows, 2012) no atina con la tecla clave. Adaptar la serie de Dan Curtis ha debido ser una gran aventura para Burton y Depp, aunque desconozco cuan fiel ha sido a la idea original ya que nunca la he visto, pero el guión de Seth Grahame-Smith, basado en una idea de este y el siempre confiable John August, acaba por no enganchar como debería.
Cartel español de Sombras tenebrosas
Todo arranca en 1752, la familia Collins al completo, con su hijo Barnabas a la cabeza y un buen pack de criados, zarpan del puerto de Liverpool con destino a las Américas para, por un lado, intentar dejar atrás la misteriosa maldición que pesa sobre su familia y, por otro, hacerse más ricos de lo que ya son. Los Collins logran explotar el sector pesquero del lugar y fundan en torno a ello el pequeño pueblo de Collinwood. Tras la muerte de sus padres, un más maduro Barnabas (Johnny Depp) rompe el corazón de la hija de la criada de toda la vida al enamorarse de Josette DuPres (Bella Heathcote). Pero lo que no sabe Barnabas es que Angelique Bouchard (Eva Green) es en realidad una bruja y causa de la maldición que marca a la familia Collins. Como condena a su traición de amor la joven convierte a Barnabas en vampiro y lo entierra de por vida. Han pasado casi 200 años, estamos en 1972, un grupo de obreros liberan a Barnabas de su tumba y este se encontrará de nuevo libre aunque en un mundo para el que no ha sido preparado. Al mismo tiempo Victoria Winters (Bella Heathcote) se presenta para un puesto de institutriz de los niños de la variopinta familia Collins.
Ojo, creo que la película arranca con un tono magnífico, esos primeros 30 minutos donde conocemos a Barnabas Collins, la maldición de su familia, y el choque de contrastes temporales debidos al shock que debe producirse cuando te acuestas en 1768 y te levantas en 1970 no tienen precio y recuerdan al mejor Burton. Lo que viene después es otra historia. Y es que nuevamente falla algo, o todo. Da la sensación de que el director no sabe por donde va ni que pretende. Puede que sea el trabajo de August y Grahame-Smith, todo es posible, pero ni la historia acaba por llamar suficientemente la atención ni los personajes cuajan del todo salvo por Depp, Green y la en mejora constante Chloë Grace Moretz. Lo más sorprendente de todo, aunque igual es una sensación errónea, es que hay varias historias secundarias sin importancia aparente que sin embargo se antojan francamente decisorias para dar sentido a la trama principal, su posterior desenlace, y que sin embargo son contadas como si tal cosa. No se, parece que Burton ha perdido el norte y se encuentra a años luz de aquel modelo cinematográfico digno de un genio en su estilo que le definió como un director único. ¿Logrará darle la vuelta a la tortilla?