octubre 2013
Sáb 12 Oct 2013
Vamos con una de esas que sufrieron de efectos colaterales bastante crueles. Varios cortes en su emisión para la prensa, creo recordar que fueron tres con alguno de ellos de cerca de 15 minutos, y un apoteosis final por el cual los presentes nos quedamos sin los 10 últimos minutos de metraje del nuevo film de Gonzalo López-Gallego. Eso sí, al día siguiente dieron la oportunidad de recuperar el final perdido pero tras esperar otro cuarto de hora para ver cómo acababa Open Grave (2013) y sin llegar a ponerse en marcha la cosa pues solo nos quedó decir que para la próxima y salir corriendo a la siguiente película… creo que Big Bad Wolves de Aharon Keshales y Navot Papushado. Lo siento por López-Gallego pero uno no podía dejar pasar la oportunidad de enfrentarse a una de las mejores propuestas del año. En fin, con el logro desbloqueado de ver el final, veremos cuando llega a nuestros cines Open Grave, hay que reconocer que la idea de Chris y Eddie Borey es francamente interesante en su origen, plasmando de paso una intriga llamativa donde un grupo reducido de desmemoriados personajes, aquí destaca en presencia el cada vez más importante Sharlto Copley, deambulan sin saber quiénes son, dónde están y, lo que es peor, qué está pasando vistas las cosas que se encuentran. Todo pinta bien, no saben situarse, no se reconocen, incluso se plantean dudas morales acerca de sus supuestos actos pasados conforme van conociendo en qué participaron y qué pudieron hacer. Como en toda película existe un fino hilo del que deben ir tirando para desenredar una madeja que trate de dar cierto empaque final a todo esto pero, fallo, aquí es donde Open Grave se convierte en demasiado típica y extremadamente tópica. Los personajes no importan, del mediano interés que sientes por ellos pasan a formar parte del habitual body count de toda película de terror normalilla. Solo Copley mantiene el tipo hasta un final de traca donde la película se transforma en un producto más. Eso si, muy buen trabajo de López-Gallego que sigue creciendo como director.
Uno de los carteles de Open Grave, así comienza todo