El universo Hollywood sigue en sus trece y tras renovar y reinventar la saga Star Trek, merced a J.J. Abrams y una inexplorada línea temporal diferente, tenemos tercer capítulo de la nueva saga pero esta vez con un nuevo recambio… el hombre tras las cámaras.
Star Trek: más allá (Star Trek Beyond) incorpora a un tipo diferente, acostumbrado al ritmo más trepidante y enfrascado en un modelo de cine donde la hiperactividad es su marca de la casa. Justin Lin, he aquí la persona, se teletransporta al mundo Star Trek habiendo labrado su filmografía con films como A todo gas: Tokyo Race (The Fast and the Furious: Tokyo Drift), Fast & Furious: Aún más rápido (Fast & Furious), Fast & Furious 5 (Fast Five) y Fast & Furious 6 (Furious 6). Y sí, este es el estilo al que nos debemos agarrar si miramos más allá de aquellos comienzos en forma de Better Luck Tomorrow. Se trata además de una forma de hacer cine que de manera descarada se ha visto reflejada en la entretenida pero no por ello completa Star Trek: más allá.
Escrita por los inesperados Simon Pegg y Doug Jung, el primero sobrado en estas lides pero el segundo casi debutante, la saga Star Trek va más allá, nunca mejor dicho, recuperando algo que aunque presente no había sido explotado como los fans esperaban. En Star Trek: más allá el apoyo, la amistad, la necesidad de los compañeros de trabajo y la confianza en lo que van a hacer traspasa las fronteras. Esta era la esencia del Star Trek clásico, del grupo que encarnaran William Shatner, Leonard Nimoy, DeForest Kelley, James Doohan, George Takei, Nichelle Nichols y Walter Koenig, de cómo hacían frente a los retos y de cómo los superaban en conjunto. Esta esencia, estas motivaciones, esta camaradería ha sido recuperada por Pegg y Jung y se ve traslada fielmente a la gran pantalla. Así vemos como se profundiza en la relación entre Kirk (Chris Pine) y Bones (Karl Urban), entre el primero y Chekov (Anton Yelchin), entre el segundo y Spock (Zachary Quinto), a tope, entre Uhura (Zoe Saldana) y Sulu (John Cho) o entre Scotty (Pegg) con gran parte de todos ellos y sobre todo con la nueva incorporación, la entretenida y pizpireta Jayla (Sofia Boutella). Todos forman parte del grupo y, como tal, en todo momento se ayudan y la amistad trasciende. Esto es lo mejor del film, sin dudarlo, pero entonces es cuando al cosa se pone en formato diente de sierra y de lo mejor, Star Trek, pasas a lo peor, Krall.
Mágico momento en Star Trek: más allá
Nuevamente lo más flojo de la obra que se nos presenta es el villano. En verdad no sé que pasa con el reboot de esta saga pero Nero (Eric Bana), para ser el debut de un universo renovado, casi molaba; Khan (Benedict Cumberbatch) pese a su magnífica presencia, todo lo que hace el actor británico es para flipar, acababa sin esencia; y este Krall, encarnado por un Idris Elba cero aprovechado, termina transformado en un malo de chichinabo. En serio, forzado hasta la extenuación Krall no funciona como debiera, su destino final es ridículo, muy ridículo, si bien la idea que le da forma y razón de ser son francamente originales e interesantes. Además, hay muchas acciones, decisiones y elementos de la historia que no son tenidos en cuenta pero que hacen plantearse en qué narices estaban pensando. En serio… Krall, la Franklin, Krall, la Franklin, Krall, la Franklin. Cuesta encontrar razón para dar sentido al por qué del villano, del momento elegido para tal o cual cosa, o como es posible que no se dé cuenta de las obviedades que pasa por alto. ¿Tan cegado por el odio está que no las ve venir?
Y junto a esto el cine del señor Justin Lin. Al que le guste el modelo cámara inestable disfrutará. Yo hace tiempo que no tengo paciencia ni aguante para este cine, me cansa, me cuesta prestar atención y mantener el foco en el montón del elementos que al mismo tiempo se mueven y que además la cámara tiemble de forma desesperante. Es lo que nos queda, pero prefiero las cosas un poco más pausadas. La película no es que sea despreciable debido a esto, para nada, pero con el villano descafeinado, los muchos jump the shark que se gasta, y el baile de San Vito… pues eso. Leches, que podrían tener algo redondo y digamos que se les ha olvidado como cuadrar las cosas.
Cartel serie limitada de Star Trek: más allá