Festival gore y sentido homenaje. Con estas dos sentencias a uno le debería ser suficiente para definir por completo este remake del cult film Posesión infernal (The Evil Dead, 1981) con retazos de Terroríficamente muertos (Evil Dead II, 1987), ambos de Sam Raimi. Con el rey nuevamente supervisando el trabajo, y apoyado en tareas de producción y asesoramiento por las torres Robert G. Tapert y Bruce Campbell, ha nacido en manos del uruguayo Fede Álvarez una nueva joyita que, sin dudarlo, pasará a los anales del cine comercial más bruto por el despliegue, excelso, de maniobras de charcutería extrema… no salpica más porque entonces correríamos el riesgo de morir ahogados entre tanta sangre. Además, estamos en el 2013, y cuando mucha mojigatería cuarta a una gran cantidad de proyectos ya que el objetivo de sus responsables es que se vea distribuida a mansalva en salas de cine comerciales, ¿cobardía?, disfrutar de Posesión Infernal en pantalla grande es una agradable sorpresas y una recomendable experiencia. Esta nueva visión del clásico tiene personalidad propia, vale que se empapa de la idea de la original y le da una ligera vuelta, pero aun así logra mantener como producto buen aroma de independencia que rescata sin embargo muchos, si no todos, de los grandes momentos que Raimi nos ofreció en sus dos primeras obras originales.
Algo que sin embargo debe quedar claro es que el film de Álvarez, escrito por este, su amigo Rodo Sayagues y Diablo Cody, es obra del primero y por lo tanto no ofrece el rítmico desenfreno de planos imposibles y movimientos de cámara grotescos que tanto han identificado la filmografía del Raimi más auténtico. Y eso el lo bueno de esta Posesión Infernal, apuesta por dar su propia versión del clásico, remarcando descaradamente el dramatismo del film de 1981 y dejando de lado, aunque el humor negro siempre se puede paladear, ese otro remake de 1987. De paso moderniza de forma inteligente la razón para pasar un fin de semana a una cabaña apartada de la que no habrá salida, pero explotando la gran roja sobre la que debe seguir navegando la marca…. esa impagable sobrecarga de brutalidad que no se teme ofrecer al espectador, ya sea avezado o neófito, mediante un despliegue sin precedentes en el cine de estudio, FilmDistrict mola, y donde campan a sus anchas hectolitros de sangre, violentas embestidas, amputaciones brutales y secuencias salvajes tan explícitas que, todo sea dicho, es bastante raro que hoy en día sean vistas más allá de los círculos en los que viven enfrascados los festivales de género.
Y no hay más, una breve introducción para que sepamos lo que vamos a ver, probablemente sobre, y de nuevo cinco los amigos que se desplazan – despedazan – a esa característica cabaña del bosque. Esta vez un viaje que en antaño era de placer, hoy se transforma en un duro reencuentro que nace con la idea de desintoxicar a Mia (Jane Levy), hermana de David (Siloh Fernandez), el novio de Natalie (Elizabeth Blackmore), y amiga de Eric (Lou Taylor Pucci) y Olivia (Jessica Lucas). Sabemos lo que nos espera, pero este motivo ayuda a justificar más la incredulidad ante los primeros acontecimientos que tienen lugar, y que ante el ataque de pánico sufrido serían razón suficiente como para darte el piro de buenas a primera. A partir de aquí: baños de sangre, body count controlado, alguna que otra inesperada vuelta de tuerca, una gran dosis de efectos especiales de vieja escuela y una banda sonora, ojito, compuesta por el español Roque Baños, golpes, alarmas y chirríos que no dejan ni un momento de descanso.
Hay que verse toda la película, desde el minuto uno hasta que se termina los créditos… bien lo merece! Ah, y la pregunta de rigor… ¿Qué os ha parecido la película?
Cartel español de Posesión Infernal