¡Arrrgh!, ¡Grrrrr!, ¡Whoaaaaa!, "Mujer, ven aquí", ¡Arrrgh!, ¡Grrrrr!, ¡Whoaaaaa!, "Antes de usar la espada tienes que entenderla", ¡Arrrgh!, ¡Grrrrr!, ¡Whoaaaaa!, "Vivo, amo, mato y me doy por satisfecho", ¡Arrrgh!, ¡Grrrrr!, ¡Whoaaaaa!, "¿Qué es más importante antes de forjar una espada?, ¿el fuego o el hielo?", ¡Arrrgh!, ¡Grrrrr!, ¡Whoaaaaa!, "Vaya, se ha olvidado el mapa", ¡Arrrgh!, ¡Grrrrr!, ¡Whoaaaaa!, "Lo encontré robando carteras", ¡Arrrgh!, ¡Grrrrr!, ¡Whoaaaaa!, "Calla mujer", ¡Arrrgh!, ¡Grrrrr!, ¡Whoaaaaa!…
Y así podría seguir hasta mañana rellenando una entrada completita para definir lo que es este intento de adaptación de la obra de Robert E. Howard al cine. Conan el bárbaro (Conan the Barbarian, 2011) de Marcus Nispel es un fiasco y se mire como se mire apesta a leguas. Ya sea por el paupérrimo nivel interpretativo que demuestra el reparto, lo sonrojante del guión escrito a tres manos por Thomas Dean Donnelly, Joshua Oppenheimer y Sean Hood, la desastrosa post-producción plagada de efectos visuales indignos de un proyecto cinematográfico con ansias de llegar al mercado en pantalla grande, y un sin fin de razones que os darían dolor de cabeza. ¿Qué ha pasado? Pues todo. Siendo realistas Marcus Nispel es un tuercebotas peligroso. ¿Qué ha demostrado como director a lo largo de su corta carrera? Pues no mucho por no decir que nada. Un remake de La mantaza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, 1974), un remake de El guía del desfiladero (Ofelas, 1987), un remake de Viernes 13 (Friday the 13th, 1980) y ahora Conan el bárbaro, un no remake pero si una nueva adaptación al cine de algo que comparativamente hablando en 1982 fue una magnífica demostración de cómo debe ser el cine de espada y brujería. ¿Es culpa de Nispel este desaguisado? Pues no del todo aunque alguna tiene. Por ahora no ha dado una a derechas y Conan el bárbaro no sirve para resarcirse de sus anteriores cagadas, todos productos inferiores a las fuentes de las que ha bebido. ¿Que han pergeñado Donnelly, Oppenheimer y Hood? Basura y despojos. Nada mejor para definir un guión completamente aleatorio, indefinido y con muy poca seriedad, tan poca que los chascarrillos que se han marcado te dejan estupefacto de lo poco acertados que han estado. Y así todo, uso de pantalla verde digna de un telefilm de sábado por la tarde, situaciones incomprensibles y sin justificación, licencias de guión de mírame y no me toques o un viaje por los microclimas de Hiboria. No se salva nada.
Cartel español de Conan el bárbaro
Cimmeria, esa tierra norteña donde los más rudos clanes bárbaros viven y guerrean. En plena batalla Corin (Ron Perlman) asiste al parto del que será su único hijo, Conan. Los años pasan, Conan (Leo Howard) es un joven que debe superar los mismos retos que los jóvenes de su pueblo además de obedecer las órdenes y asimilar las enseñanzas de su padre, el jefe del clan en el que vive. Pero un día todo esto cambia, Khalar Zym (Stephen Lang), guerrero obsesionado por un poder milenario, llega al pueblo de Conan en busca de la última pieza que le acercará más a su deseo. Sangre, destrucción y muerte… esto es lo que espera al pueblo de Corin, del que el único superviviente será el joven Conan. Los años vuelven a pasar y nuestro protagonista (Jason Momoa) se ha convertido en un guerrero de armas tomar. Unido a un grupo de piratas la casualidad le llevará a reencontrarse con aquellos que acompañaron a Khalar Zym en su sangriento periplo iniciático. Conan decidirá en ese momento ponerse de nuevo manos a la obra… acabar con Zym y así vengar la muerte de su pueblo y de su familia.
Y es que la sombra de la obra de Howard en la gran pantalla es demasiado larga. Es imposible no comparar, inmerecido sin lugar a dudas, pero imposible. Jason Momoa se esfuerza, logra un Conan ciertamente convincente, el aspecto físico del personaje es 100% perfecto, pero que se ve lastrado por una historia sin chicha y una dirección triste plagada de primeros planos que solo quieren ocultar la incapacidad del director a la hora de rodar acción. Por otro lado, y para contrarrestar la carga de planos cortos, se hace uso de inmensos montajes que demuestran que el diseño de producción de la película hubiera estado a una gran altura si no fuera por el desastroso uso que se ha hecho de las modernas técnicas en efectos visuales. Además, grandilocuentes castillos y cuevas imposibles que se combinan con escenografía de cartón piedra que clama al cielo. Y hay que seguir repartiendo culpas, porque los compañeros de reparto de Momoa, encabezados por Ron Perlman, Stephen Lang, Rachel Nichols y Rose McGowan, parecen estar ahí para cumplir con el expediente y cobrar a fin de mes sin poner sobre la mesa lo que en verdad merecía el proyecto. Una música que no aporta, un montaje sin ritmo, situaciones grotescas que se te quedan marcadas a fuego en la retina. Conan el bárbaro es la enésima demostración de que el cine es muchas cosas, pero que o se compensa la carencia en algunos apartados o lo que acabas logrando es notablemente insuficiente. Y no hablo del 3D, he preferido abaratar gastos y me la he visto en el formato para el que ha sido creado el cine, pero se dice que otra más que no justifica el aumento de precio de la entrada.
Pero lo peor de todo esto es que Lionsgate ha invertido en la película la friolera de 90 millones de dólares y en poco más de dos semanas ha dilapidado cualquier posibilidad de que Conan regrese a la gran pantalla con mejores mimbres, o por lo menos más maduros. Dudo mucho que esos sueños del Momoa guionista vean la luz y menos a corto plazo. Conan, guerrero cimmerio de gran destreza. Nacido el 19 de agosto del 2011. Fallecido el 19 de agosto del 2011.
NOTA "Conan ¿qué es lo mejor de la vida?"… "Aplastar enemigos, verlos destrozados y escuchar el lamento de sus mujeres". De esto hemos pasado a un poco ilustrativo "Vivo, amo, mato… y me doy por satisfecho".