Resulta que Marvel Studios acaba de estrenar Vengadores: Endgame (Avengers: Endgame), el mayor y más brutal golpe épico-emocional dentro del cine comiquero hasta la fecha. Tras 11 años de carrera, todo arrancó en abril del 2008 con el estreno de Iron Man, hemos llegado al momento definitivo, ese en el que los héroes que nos han acompañado, entretenido y desesperado durante una larga década, afrontan el momento más crítico y crucial de su era. Ya nada volverá a ser igual tras este evento cinematográfico…
Tras el estreno de Vengadores: Infinity War (Avengers: Infinity War), los hermanos Anthony y Joe Russo anunciaron que se iban a despedir del universo comiquero que les había encumbrado, pero lo que no dijeron era que iban a hacerlo con una película referencial, un hito del entretenimiento mainstream, y recuerdo imborrable para todo fan que se precie (y que haya seguido con locura esta maratón plagada de rostros que durante muchos años sólo conocíamos como parte de una viñeta). No sólo eso, junto a su tesón ha resonado también con impacto el trabajo de guión de Christopher Markus y Stephen McFeely, llevan metidos en el ajo no desde el día cero pero casi (el escrito que sirvió de presentación del incansable Steve Rogers fue obra suya), lo que confirma que estos cuatro generadores de entretenimiento (colaboradores desde la magnífica Capitán América: El Soldado de Invierno) han estado fraguando una evolución en el género que difícilmente volverá a pasar.
Vengadores: Endgame es una catarsis de dimensión colosal, una aventura que marca un antes y un después dentro de lo que entendemos que este subgénero que protagonizan los héroes de cómic en cine, y que sin lugar a dudas planta una pregunta que nadie querría tener que responder… ¿y ahora? La película pasa por diversas fases tras el chasquillo de dedos más terrorífico jamás dado. El final de Infinity War supuso un duro golpe en las filas de los Vengadores (y en el mundo en general), por lo que Endgame sucumbe al dolor causado, alargándolo de forma extenuante ya no sólo en el tiempo, si no que en el corazón de los personajes que aparecen en pantalla. En el primer acto del film se puede sentir el mal trago que están pasando varios de los héroes que tantos buenos instantes nos han hecho pasar. Ese dolor trasciende y es palpable, Natasha lo pasa fatal, Steve lo pasa fatal y no quiere pasar página, Stark lo pasa fatal y opta por abstraerse, Barton lo pasa terriblemente mal y se cobra su particular venganza… pero lo pasan mal ellos y aquellos que comparten sus vidas (ese instante de la charla modo alcohólicos anónimos).
El segundo acto introduce un giro en la historia. La propuesta es fabulosa pero fuente de problemas y agujeros que ponen en duda la credibilidad de muchos acontecimientos del film… pero qué más da. Aquí la trascendencia emocional comienza a subir enteros y es donde la dimensión de los hechos sella el destino de varios de los héroes que hemos conocido durante la pasada década. Lo mejor es no entrar en detalles, pero ya nada volverá a ser igual en el MCU y sobre la mesa queda grabada la duda acerca el rumbo que tomará ahora Marvel Studios y sus planes cinematográficos futuros. Hay que reconocer no obstante que hay algún que otro momento sonronjante, pero a estas alturas de este pantagruélico proyecto comercial lo mejore es mirar hacia adelante y pasárselo bien (ya sea riendo o llorando… hay para todo en tres horas).
En fin, Vengadores: Endgame es sobresaliente. Cómica, dramática, emotiva, rompedora, tiene sus problemas, pero es algo con lo que el fan podrá sobrevivir. A ver si mañana le dedico una entrada plagada de SPOILERS .
Cartel de Vengadores: Endgame