Jue 23 Dic 2010
Alguno de vosotros lo fue demandando y creo que ya va siendo hora de ponerse manos a la obra con la opinión sobre esta primera temporada de "The Walking Dead" (2010-¿?), la adaptación de la homónima obra de Robert Kirkman que ha sido comandada con esmero, y regular acierto, por el gran Frank Darabont. Supongo que por la anterior frase comenzaréis a intuir por donde van a ir los tiros en esta opinión y no voy a cortarme a la hora de decir que me siento ligeramente decepcionado por lo que he visto. Desconozco la razón de lo ocurrido, pero supongo que la AMC no se la quiso jugar con una primera temporada de más de seis episodios por si la cosa no cuajaba, y eso pese al hype que se levantó en la red y otros medios por esta llamativa adaptación. Porque ojo, si el plan que hemos visto finalmente en pantalla era el ideado por Darabont desde un principio, la siempre acertada fórmula británica se le ha quedado corta y el desasosiego más las desesperación por ver algo realmente potente han sido la tónica en el cierre de esta primera ronda. Pese a esto no se puede negar que estamos ante un producto diferente, muy arriesgado y perfectamente realizado. Lo medios con los que han contado han sido de primerísimo nivel, lo suyo habrán costado, ya sea por contar con Darabont como cabeza pensante al frente del proyecto, con Gale Anne Hurd como productora o con la KNB EFX Group de Greg Nicotero y Howard Berger como encargados de la realización de unos perfectos efectos especiales.
Alucinante cartel oficial de la serie "The Walking Dead"
De la historia poco os puedo contar que no sepáis ya. Estamos ante el clásico shock muertos que vuelven a la vida para llevar a la humanidad a un final sangriento y poco apetecible, salvo por los nuevos números uno en la cadena alimenticia del planeta. Rick Grimes es un agente de policía en coma que despierta para encontrarse en un mundo completamente diferente del que se despidió. Los muertos vivientes campan a sus anchas, el solo alucina, y pronto comprenderá que su vida y la de los suyos no volverá nunca a la normalidad. Tras un espectacular comienzo, el primer episodio "Days Gone Bye" fue el mejor debut posible y el segundo "Guts" le anduvo cerca, la prometida separación de la narración original de Kirkman en los cómics comenzó a fraguarse de forma mucho más clara. Si bien se agradece este tipo de acciones, más en un producto en el que si sigues la línea marcada te irías sin problemas a las doce o trece temporadas además de sufrir de unos gastos de producción sencillamente inasumibles, lo que tienes que buscar es abrir historias dentro de la trama central y planear cerrar algunas con sentido para que cuando se termine esta tu primera incursión en "The Walking Dead" sientas eso de "¿Y ahora?, ¿no pueden dejarme así que me va a dar algo?"… vamos, el manido y necesario concepto del cliffhanger. De eso adolece la primera temporada de esta prometedora serie. Si bien lo logran en un par de episodios, los dos primeros te dejan ganas de seguir adelante y algún otro por el medio juega con este factor decisivo para hacer crecer el interés, no son capaces de resolverlo como debería y desvían el foco hacia argumentos menos interesantes y claramente de relleno (eso o está mal narrado). Estos detalles se ven acrecentados en un cierre letal, con un episodio final que transita por la normalidad más absoluta, rozando la mediocridad, y que se completa con una secuencia de despedida en la que te preguntas "¿para que ha servido este episodio?".
El genio Drew Struzan y su propuesta de cartel para «The Walking Dead»
Del reparto poco se puede decir salvo que está a un gran nivel. Andrew Lincoln es un perfecto Rick Grimes, Steven Yeun como Glenn lo borda, y que más argumentar de los fijos en la vida de Darabont como Laurie Holden como Andrea o Jeffrey DeMunn como Dale. Pero claro, luego incluyes a Sarah Wayne Callies en un rol fundamental y parte del castillo de naipes que han construido para dar forma a la historia se desmorona a cada palabra que suelta… ha sido una mala elección. Menos mal que han sabido sacarse de la manga un personaje como Daryl Dixon, encarnado por Norman Reedus, y otorgar mucha más presencia a Shane Walsh (Jon Bernthal). Hacen falta muchos como ellos para aportar a esta adaptación un punto de locura gamberra en modo superviviente, el primero, y el factor historia de odio permanente que provocará un desenlace ahora mismo inimaginable y apartado del cómic, en manos del segundo.
Pues eso, esperaba más. Los mimbres los tienen, calidad les sobra, pero seis episodios no han sido suficientes como para desarrollar un primera temporada solvente y que se pueda sostener por si sola. Igual merece un revisionado para intentar hilar más profundo, pero en definitiva no logra aportar nada nuevo que la haga especial.