Vie 29 Dic 2017
Venga, vamos a por Bright, la nueva película de David Ayer y probablemente la primera gran producción de Netflix, se habla de 90 millones de presupuesto. Estrenada directamente en el canal el pasado 22 de diciembre al fin puedo decir eso de que estoy entre los muchos millones de personas que la han visto (advierte Nielsen que en 3 días ha tenido 11 millones de visionados sólo en EEUU… que se dice pronto).
Creo yo que a nadie debe haber sorprendido lo que Bright ofrece. Los mimbres cinematográficos de David Ayer son sobradamente conocidos y lo que su nueva película aporta no deja de ser una envoltura diferente para a un producto estándar en su concepto, una buddy cop movie realista y cercana como ya lo fueron las muy sobresalientes Sin tregua (End of Watch), director, y Día de entrenamiento (Training Day), guionista. Tras el periplo DC de Escuadrón Suicida (Suicide Squad), Ayer por lo tanto regresa al medio que mejor domina, para narrar una nueva historia de personajes social y culturalmente distantes pero que no pueden estar más unidos. Sumad de paso todos los cánones que definen las películas en las que como guionista o director ha metido mano a lo largo de los años este señor. Bright está sembrada de corrupción, situaciones extremas que llevan al límite a sus protagonistas, y una obligada y creciente devoción hacia la camaradería y el compañerismo.
Si en Sin tregua los agentes Taylor (Jake Gyllenhaal) y Zavala (Michael Peña), un par de policías de Los Angeles, sufrían un infernal día de trabajo al enfrentarse a elementos superiores a sus expectativas, en Bright, los también agentes Ward (Will Smith) y Jakoby (Joel Edgerton) padecen lo mismo aunque en este caso el segundo sea un orco. Digamos que Bright es una nueva parte de esa trilogía, tetralogía o pentalogía, en la David Ayer nos habla sobre lo duro que es servir y proteger en las calles de los barrios más peligrosos de las grandes ciudades de EEUU. ¿La novedad? Pues la capacidad de innovar u ofrecer un punto de vista fresco al contar la historia como si en un cuento de hadas estuviéramos viviendo. En Bright, guión del figura Max Landis, hay orcos, elfos y hadas. Orcos pijos y orcos callejeros, conciertos de heavy orco donde humanos, elfos y los que cantan comparten gustos comunes. Hay strippers y prostitutas orcas, elfas y humanas. Hay elfos mafiosos, agentes de asuntos internos de orejas picudas, pandilleros hispanos de calcetines blancos hasta las rodillas y pantalones por debajo de la ínclita pero armados hasta los dientes, cadenas y relojes de oro, tráfico de armas y magia… ¡varitas mágicas!
Bright por lo tanto maneja los mismos elementos que las anteriores obras policíacas de Ayer introduciendo lo clásicos debates sociales, las dudas sobre el que es diferente (racismo / clasismo) o el odio hacia el compañero que no te conviene tener al lado. Por un lado uno puede pensar que es otra vez más de lo mismo (no se equivoca), pero por otro está bien ver como estas historias son perfectamente válidas y encajan como un guante por muy histriónica y grotesca que sea la idea que tienes para contarla (el caso de Bright). Desde luego se deja ver, es bastante entretenida y curiosa. Se mueve a un ritmo más del nuevo siglo que aquella historia que fue Alien nación (Alien Nation), y desde luego medio entierra cualquier posibilidad de hacer un remake de aquel film protagonizado por James Caan y Mandy Patinkin. Ojo, no es que aporte mucho, por no decir que no aporta nada, pero para ver sentado en casa con la manta un viernes por la noche sin nada que ver en cines es un producto ideal.
Ah, la presencia de Noomi Rapace o Edgar Ramírez no deja de ser anecdótica, la primera está y tiene un pase, el segundo va tan almidonado que no puede ni moverse. Lo que sí tiene mérito es el montón de maquillaje que han tenido que currarse para hacer la película, aunque sigo sin entender que innova Bright con respecto a otras para estar en boca de algunos cuantos. Mola, sí, pero tampoco es para fliparlo, y si descartas unas por no mejorar el pasado, Bright no se queda corta y tampoco es que rompa esquemas ni que redefina el uso de la espuma de látex o la silicona.
El único cartel de Bright de David Ayer